Revista Cine
Tiros y explosiones con un presidente de rehén en el medio
En Ataque a la Casa Blanca no hay nada que no se haya visualizado en films con este tipo de temática. Y eso es un problema para el público que busque aunque sea un toque de distinción en alguna escena. Pero, probablemente para el target pochoclero y fanático de la acción, sea un pasable entretenimiento. Y no más que eso. Tras un accidente de autos que deriva en la muerte de la esposa del presidente, Gerard Butler (cumpliendo otra buena actuación) es removido de su cargo de Jefe de Seguridad del máximo mandatario para ocupar un cargo menor. El punto crítico y eje central de la película radica en la captura del mencionado gobernante a manos de un servicio norcoreano áspero y con buen respaldo de armamentos. Con un comienzo atrapante y con un dramatismo bien logrado, todo parecía indicar que la cinta portaba un buen relato, pero inmediatamente después de dicha secuencia, todo recae en un sinfín de explosiones y disparos, acompañados de las típicas banderas estadounidenses flameando a la par de un nacionalismo exacerbado ya percibido en otras tantas historias de esta índole. Exagerada, previsible y bastante inverosímil en sus resoluciones, Ataque a la Casa Blanca cumple en lo que respecta a entretener, pero lejos queda de siquiera acercarse a otorgarnos un despliegue narrativo diferente o recordable.
LO MEJOR: los primeros diez minutos. Butler cumple. LO PEOR: todo el tiempo nos da la sensación de que no veremos un giro distinto. Típico film en donde sabemos el final hora y media antes de que termine. PUNTAJE: 5,5