REDACCIÓN P+D
Estas dos palabras (tolerancia cero) se ha puesto de moda en relación a aspectos tremendamente negativos que afectan a la sociedad. Por ejemplo la pornografía infantil, la violencia contra la mujer, la corrupción, la pederastia, etc.
Sin embargo, de la misma manera que un bisturí no es ni bueno ni malo (depende de quién lo sostenga: no es lo mismo en las manos de un buen cirujano que en las garras de un perverso asesino), la “tolerancia cero” también tiene sus peligros en determinados entornos.
La semana pasada defendíamos el derecho a la libre expresión de quienes se consideran ateos, agnósticos o de cualquier confesión religiosa. Esta semana vamos a hablar de la “tolerancia cero” de cierto sector ateísta militante que es en realidad una profunda intolerancia.
Puede leer aquí el editorial completo de la Dirección de Protestante Digital titulado Ateos y `tolerancia cero´