Revista Política
ATIENDA, SR. RAJOY. DESDE LO PREVISIBLE, QUE NO FUE. Por @AntoniodlTL
Publicado el 09 febrero 2016 por Catalega @Catalega
Hoy contamos con una nueva colaboración de Antonio de la
Torre, que recupera un artículo de mayo de 2013 en el que hablaba de lo
previsible de Rajoy; un artículo que hoy es de gran actualidad…
Hace casi tres años, 18 de mayo de 2013, cuando todavía no enviaba a los medios mis artículos y me limitaba a ponerlos, a veces, en mi muro de Facebook, escribí uno que titulé “EL PREVISIBLE SR. RAJOY”, que me parece interesante recordar e, incluso, completar desde la realidad de hoy. Decía entonces: <<No, que no piense nadie que perdí el ‘oremus’. El título merece una reflexión. Hemos oído hasta la saciedad, en boca del propio Presidente del Partido Popular, cuando todavía no lo era del Gobierno de España y alguna vez desde entonces, que él era una persona ‘PREVISIBLE’. Que todo el mundo sabía cómo pensaba y lo que iba a hacer. Pues bien, después de casi año y medio de Gobierno, con la mayoría absoluta que le dimos once millones de españoles creyendo en esa ‘previsibilidad’ que nos transmitía y, como diría César Vidal, sin ánimo de ser exhaustivo, se me ocurren algunas preguntas al ‘previsible’ D. Mariano Rajoy. ¿Era previsible que su primera decisión en Consejo de Ministros fuera condecorar con la Gran Cruz de Isabel la Católica a su antecesor, el anticatólico Zapatero, y con la de Carlos III a los miembros de su Gobierno, cómplices todos ellos de la ruina moral, educacional, social y económica en que dejaron a España? ¿Era previsible que, con mayoría absoluta holgada –en todos los niveles de la Administración, añado-, no derogase, nada más llegar, la permisiva y ‘asesina’ Ley del Aborto de ZP-Aído? ¿Era previsible que no derogara la Ley del matrimonio homosexual, cuando menos en el sentido de cambiarle el nombre que debería responder exclusivamente a la unión de hombre y mujer? ¿Era previsible que no diera órdenes directas al Fiscal General del Estado, al día siguiente de su nombramiento, para reabrir el ‘juicio’ del 11-M, cerrado en falso tras una no menos ‘fantástica’ Comisión de investigación en el Congreso de los diputados, supuesta sede de la ‘Soberanía Popular’, para encontrar a los verdaderos cerebros y autores del asesinato de 192 personas y la mutilación de más de otras 1.500, cayese quien cayese? ¿Era previsible que no empezara por embridar a las autonomías en quiebra, empezando por las propias –Valencia y Murcia-, en lugar de poner en marcha una masiva subida de impuestos? ¿Era previsible que no se empezará por recortar los centros de gasto como las TV autonómicas, hasta seis o siete canales en alguna de las Autonomías, Empresas Públicas tapadera de sueldos de amigos y familiares, cuando no fuente de corrupción a ‘caño abierto’? ¿Era previsible que no empleara los medios que ofrece la Constitución para frenar el espectáculo separatista y de burla de los nacionalistas catalanes en lugar de reunirse ‘discretamente’ y en secreto con su representante y seguir financiando su despropósito? ¿Era previsible que no sentara en el banquillo a los responsables directos de la quiebra de las Cajas de Ahorros, de las que se han servido para su enriquecimiento personal y el de sus amigos? ¿Era previsible que mantuviera a los partidos proetarras (BILDU, AMAIUR) la presencia en las Instituciones, supuestamente, representantes de la ‘Soberanía Popular’? ¿Era previsible que soltara al etarra-asesino Bolinaga por su supuesto ‘estado terminal’ del que lleva burlándose más de un año –casi dos duró el pájaro-, a base de cañas y chiquitos y que al parecer, ha ido a consumar en Venezuela? ¿Era previsible que diera un permiso penitenciario al etarra Lasarte, asesino condenado a más de 400 años de cárcel? ¿Era previsible que tardara un año en aprobarse una Ley para la Reforma del Mercado Laboral sin que se acompañase, de una vez, de la correspondiente Ley de Huelga que dejaba abierta la Constitución en su Artº 28.2 y que unos y otros obvian continuamente, desoyendo el derecho al trabajo que para algunos jueces es de menor rango que el de huelga? ¿Era previsible que tardara casi año y medio en presentar al Congreso la urgente Ley de Mejora de la Calidad de Enseñanza (LOMCE) sin la rotundidad necesaria ante el evidente deterioro del nivel de Enseñanza en España y cuyo anterior intento, la LOCE, tardó Zapatero pocos días en derogar? ¿Era previsible que, a estas alturas, después de casi año y medio de Gobierno con mayoría absoluta, todavía no se haya abordado seriamente la reforma de la Administración, en sus ámbitos Central, autonómico o municipal, agrupando competencias duplicadas o triplicadas entre ellas? Hasta aquí esta breve reflexión abierta a que, aquellos buenos amigos que tienen la paciencia y buena voluntad de leer mis artículos, alimenten con más preguntas. A ver si, todas esas preguntas, con respuestas muy diferentes a las que muchos de los votantes del Partido Popular hubiéramos querido, podemos hacerlas llegar al que, parece, no era tan previsible como nos decía. Se me ocurre una última cuestión para el ya ‘imprevisible Rajoy’ ¿Será que la Soberanía Popular que, de forma más o menos engolada, se dice que reside en el Parlamento Nacional, el Sr. Rajoy la entiende, ahora que tiene la mayoría absoluta, como la ‘Soberanía (del Partido) Popular’ que él preside y la utiliza como no era previsible que lo hiciera?>> Repasado lo anterior, que, desgraciadamente, no sólo se le podría seguir preguntando al ahora casi “previsible” por lo contrario de entonces, creo que procede una actualización para completar aquellas cuestiones, incluyendo alguna importante que me dejé entonces: ¿Era previsible que no derogase, nada más llegar, la Ley de Memoria histórica, que hoy vemos en el trasfondo de gran parte de las tropelías que los nuevos ayuntamientos antisistema –Podemos y sus franquicias- están perpetrando con el apoyo socialista, autores de aquella barbaridad fruto del odio y resentimiento de la izquierda que no era otra cosa que el intento de “ganar” la Guerra Civil” a Franco, casi ochenta años después? ¿Era previsible que no recuperase, nada más llegar, también, el Plan Hidrológico Nacional, tan beneficioso para Levante y Sur, que su antecesor derogó precisamente cuando llegó al Gobierno? ¿Era previsible que no se revisara la Ley Electoral, tan necesaria de cambiar y la del Consejo General del Poder Judicial para la definitiva y urgente separación de poderes, real y efectiva? ¿Era previsible que cesara a su Ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, por querer retrotraer, como ‘mal menor’, la irracional y permisiva Ley del Aborto de Rodríguez Zapatero a la también socialista de 1985 para sólo modificar la “capacidad” de aborto por las menores y modificar el plazo o que “castigara” a los diputados de su partido que votaron en contra, sacándolos de las listas electorales de 2015? ¿Era previsible que interpretase tan “generosamente” –para ellos, claro-, y en veinticuatro horas, el auto del Tribunal de DDHH de Estrasburgo que derogaba la Doctrina Parot referido a una sola persona, la que recurría su aplicación, y extenderlo, incluso, a delincuentes comunes y asesinos irredentos, de lo que se jactaba días después su Ministro del Interior, “como demostración del buen funcionamiento de nuestra democracia”, como dijo? ¿Era previsible que, en lugar de aplicar las leyes con rigor, incluido el controvertido Art. 155 de la CE, para hacer frente al desafío catalanista, a su repetida declaración unilateral de independencia, referéndum, incumplimientos de sentencias, etc., se ofreciera, una y otra vez, “diálogo sin fecha de caducidad” y fondos sin límite del FLA para cubrir el despilfarro económico causado por utilizar sus recursos para otros fines: promoción del catalán, embajaditas, etc.? ¿Era previsible que cuando, por fin se aprueba la LOMCE, después de varias rectificaciones para contentar a los nacionalistas no se acompañe de la inmediata retrocesión de las competencias en esta materia para el Estado, causa fundamental del deterioro de la calidad educativa y del adoctrinamiento infantil en las autonomías nacional-independentistas, que hoy padecemos en dos generaciones? ¿Era previsible también que el Presidente del Congreso actuase con más rigor y firmeza contra su ministro, el de Exteriores creo que fue, por una simple cuestión de forma, que con el diputado de BILDU que arrancó con desprecio, desde la tribuna de oradores, las hojas de la Constitución Española? ¿Era previsible su lentitud en actuar frente a los primeros casos de corrupción en su partido y su falta de explicaciones convincentes en todos los demás, hasta que su efecto ha hecho mella en los resultados de las últimas elecciones propiciando una situación de difícil salida y que pone en alto riesgo el futuro de España? No quiero decir lo que pienso sobre esta pregunta respecto al por qué. Ahí lo dejo. En fin, Sr. Presidente en funciones, aunque seguramente se hayan quedado otras cuestiones previsibles sobre las que tampoco se ha actuado como esperábamos una gran mayoría de los votantes del Partido Popular en 2011, si no todos, salvo los que viven del partido de una u otra forma, espero que este repaso le dé algunas pistas de por qué se ha llegado a esta situación, después de cuatro años en los que parece que se ha gobernado más para no incomodar a los contrarios que para contento de los propios –extraña dinámica esa-, y tenga un último acto de generosidad para los todavía siete millones doscientos mil españoles que, en una buena parte, hemos votado a su partido, pese a usted. No será porque no se le dieron múltiples avisos desde distintas tribunas, como modestamente hicimos desde aquí, con “El sexto o séptimo aviso” o con “Hasta aquí Sr. Rajoy”, que no parece haber querido entender, hasta llegar al desenlace que ya no tiene marcha atrás para terminar con una pregunta que nos deja en vilo, “¿Y ahora qué?, Sr. Rajoy”. ¿Habrá solución o ‘patada a seguir’ en forma de nueva llamada a las urnas? Ninguna de las dos posibilidades se atisba buena para España. Ojalá me equivoque, pero es lo previsible, en este momento.
Hace casi tres años, 18 de mayo de 2013, cuando todavía no enviaba a los medios mis artículos y me limitaba a ponerlos, a veces, en mi muro de Facebook, escribí uno que titulé “EL PREVISIBLE SR. RAJOY”, que me parece interesante recordar e, incluso, completar desde la realidad de hoy. Decía entonces: <<No, que no piense nadie que perdí el ‘oremus’. El título merece una reflexión. Hemos oído hasta la saciedad, en boca del propio Presidente del Partido Popular, cuando todavía no lo era del Gobierno de España y alguna vez desde entonces, que él era una persona ‘PREVISIBLE’. Que todo el mundo sabía cómo pensaba y lo que iba a hacer. Pues bien, después de casi año y medio de Gobierno, con la mayoría absoluta que le dimos once millones de españoles creyendo en esa ‘previsibilidad’ que nos transmitía y, como diría César Vidal, sin ánimo de ser exhaustivo, se me ocurren algunas preguntas al ‘previsible’ D. Mariano Rajoy. ¿Era previsible que su primera decisión en Consejo de Ministros fuera condecorar con la Gran Cruz de Isabel la Católica a su antecesor, el anticatólico Zapatero, y con la de Carlos III a los miembros de su Gobierno, cómplices todos ellos de la ruina moral, educacional, social y económica en que dejaron a España? ¿Era previsible que, con mayoría absoluta holgada –en todos los niveles de la Administración, añado-, no derogase, nada más llegar, la permisiva y ‘asesina’ Ley del Aborto de ZP-Aído? ¿Era previsible que no derogara la Ley del matrimonio homosexual, cuando menos en el sentido de cambiarle el nombre que debería responder exclusivamente a la unión de hombre y mujer? ¿Era previsible que no diera órdenes directas al Fiscal General del Estado, al día siguiente de su nombramiento, para reabrir el ‘juicio’ del 11-M, cerrado en falso tras una no menos ‘fantástica’ Comisión de investigación en el Congreso de los diputados, supuesta sede de la ‘Soberanía Popular’, para encontrar a los verdaderos cerebros y autores del asesinato de 192 personas y la mutilación de más de otras 1.500, cayese quien cayese? ¿Era previsible que no empezara por embridar a las autonomías en quiebra, empezando por las propias –Valencia y Murcia-, en lugar de poner en marcha una masiva subida de impuestos? ¿Era previsible que no se empezará por recortar los centros de gasto como las TV autonómicas, hasta seis o siete canales en alguna de las Autonomías, Empresas Públicas tapadera de sueldos de amigos y familiares, cuando no fuente de corrupción a ‘caño abierto’? ¿Era previsible que no empleara los medios que ofrece la Constitución para frenar el espectáculo separatista y de burla de los nacionalistas catalanes en lugar de reunirse ‘discretamente’ y en secreto con su representante y seguir financiando su despropósito? ¿Era previsible que no sentara en el banquillo a los responsables directos de la quiebra de las Cajas de Ahorros, de las que se han servido para su enriquecimiento personal y el de sus amigos? ¿Era previsible que mantuviera a los partidos proetarras (BILDU, AMAIUR) la presencia en las Instituciones, supuestamente, representantes de la ‘Soberanía Popular’? ¿Era previsible que soltara al etarra-asesino Bolinaga por su supuesto ‘estado terminal’ del que lleva burlándose más de un año –casi dos duró el pájaro-, a base de cañas y chiquitos y que al parecer, ha ido a consumar en Venezuela? ¿Era previsible que diera un permiso penitenciario al etarra Lasarte, asesino condenado a más de 400 años de cárcel? ¿Era previsible que tardara un año en aprobarse una Ley para la Reforma del Mercado Laboral sin que se acompañase, de una vez, de la correspondiente Ley de Huelga que dejaba abierta la Constitución en su Artº 28.2 y que unos y otros obvian continuamente, desoyendo el derecho al trabajo que para algunos jueces es de menor rango que el de huelga? ¿Era previsible que tardara casi año y medio en presentar al Congreso la urgente Ley de Mejora de la Calidad de Enseñanza (LOMCE) sin la rotundidad necesaria ante el evidente deterioro del nivel de Enseñanza en España y cuyo anterior intento, la LOCE, tardó Zapatero pocos días en derogar? ¿Era previsible que, a estas alturas, después de casi año y medio de Gobierno con mayoría absoluta, todavía no se haya abordado seriamente la reforma de la Administración, en sus ámbitos Central, autonómico o municipal, agrupando competencias duplicadas o triplicadas entre ellas? Hasta aquí esta breve reflexión abierta a que, aquellos buenos amigos que tienen la paciencia y buena voluntad de leer mis artículos, alimenten con más preguntas. A ver si, todas esas preguntas, con respuestas muy diferentes a las que muchos de los votantes del Partido Popular hubiéramos querido, podemos hacerlas llegar al que, parece, no era tan previsible como nos decía. Se me ocurre una última cuestión para el ya ‘imprevisible Rajoy’ ¿Será que la Soberanía Popular que, de forma más o menos engolada, se dice que reside en el Parlamento Nacional, el Sr. Rajoy la entiende, ahora que tiene la mayoría absoluta, como la ‘Soberanía (del Partido) Popular’ que él preside y la utiliza como no era previsible que lo hiciera?>> Repasado lo anterior, que, desgraciadamente, no sólo se le podría seguir preguntando al ahora casi “previsible” por lo contrario de entonces, creo que procede una actualización para completar aquellas cuestiones, incluyendo alguna importante que me dejé entonces: ¿Era previsible que no derogase, nada más llegar, la Ley de Memoria histórica, que hoy vemos en el trasfondo de gran parte de las tropelías que los nuevos ayuntamientos antisistema –Podemos y sus franquicias- están perpetrando con el apoyo socialista, autores de aquella barbaridad fruto del odio y resentimiento de la izquierda que no era otra cosa que el intento de “ganar” la Guerra Civil” a Franco, casi ochenta años después? ¿Era previsible que no recuperase, nada más llegar, también, el Plan Hidrológico Nacional, tan beneficioso para Levante y Sur, que su antecesor derogó precisamente cuando llegó al Gobierno? ¿Era previsible que no se revisara la Ley Electoral, tan necesaria de cambiar y la del Consejo General del Poder Judicial para la definitiva y urgente separación de poderes, real y efectiva? ¿Era previsible que cesara a su Ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, por querer retrotraer, como ‘mal menor’, la irracional y permisiva Ley del Aborto de Rodríguez Zapatero a la también socialista de 1985 para sólo modificar la “capacidad” de aborto por las menores y modificar el plazo o que “castigara” a los diputados de su partido que votaron en contra, sacándolos de las listas electorales de 2015? ¿Era previsible que interpretase tan “generosamente” –para ellos, claro-, y en veinticuatro horas, el auto del Tribunal de DDHH de Estrasburgo que derogaba la Doctrina Parot referido a una sola persona, la que recurría su aplicación, y extenderlo, incluso, a delincuentes comunes y asesinos irredentos, de lo que se jactaba días después su Ministro del Interior, “como demostración del buen funcionamiento de nuestra democracia”, como dijo? ¿Era previsible que, en lugar de aplicar las leyes con rigor, incluido el controvertido Art. 155 de la CE, para hacer frente al desafío catalanista, a su repetida declaración unilateral de independencia, referéndum, incumplimientos de sentencias, etc., se ofreciera, una y otra vez, “diálogo sin fecha de caducidad” y fondos sin límite del FLA para cubrir el despilfarro económico causado por utilizar sus recursos para otros fines: promoción del catalán, embajaditas, etc.? ¿Era previsible que cuando, por fin se aprueba la LOMCE, después de varias rectificaciones para contentar a los nacionalistas no se acompañe de la inmediata retrocesión de las competencias en esta materia para el Estado, causa fundamental del deterioro de la calidad educativa y del adoctrinamiento infantil en las autonomías nacional-independentistas, que hoy padecemos en dos generaciones? ¿Era previsible también que el Presidente del Congreso actuase con más rigor y firmeza contra su ministro, el de Exteriores creo que fue, por una simple cuestión de forma, que con el diputado de BILDU que arrancó con desprecio, desde la tribuna de oradores, las hojas de la Constitución Española? ¿Era previsible su lentitud en actuar frente a los primeros casos de corrupción en su partido y su falta de explicaciones convincentes en todos los demás, hasta que su efecto ha hecho mella en los resultados de las últimas elecciones propiciando una situación de difícil salida y que pone en alto riesgo el futuro de España? No quiero decir lo que pienso sobre esta pregunta respecto al por qué. Ahí lo dejo. En fin, Sr. Presidente en funciones, aunque seguramente se hayan quedado otras cuestiones previsibles sobre las que tampoco se ha actuado como esperábamos una gran mayoría de los votantes del Partido Popular en 2011, si no todos, salvo los que viven del partido de una u otra forma, espero que este repaso le dé algunas pistas de por qué se ha llegado a esta situación, después de cuatro años en los que parece que se ha gobernado más para no incomodar a los contrarios que para contento de los propios –extraña dinámica esa-, y tenga un último acto de generosidad para los todavía siete millones doscientos mil españoles que, en una buena parte, hemos votado a su partido, pese a usted. No será porque no se le dieron múltiples avisos desde distintas tribunas, como modestamente hicimos desde aquí, con “El sexto o séptimo aviso” o con “Hasta aquí Sr. Rajoy”, que no parece haber querido entender, hasta llegar al desenlace que ya no tiene marcha atrás para terminar con una pregunta que nos deja en vilo, “¿Y ahora qué?, Sr. Rajoy”. ¿Habrá solución o ‘patada a seguir’ en forma de nueva llamada a las urnas? Ninguna de las dos posibilidades se atisba buena para España. Ojalá me equivoque, pero es lo previsible, en este momento.
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