Todo es relativo, y la medida del tiempo precisamente lo es y mucho. Estos meses de permiso por maternidad han volado. Aún me queda un mesecín, pero yo ya veo que esto se termina, mi medida del tiempo ha cambiado y ahora un mes me parece una ridiculez, sé que pasará en un suspiro…
He disfrutado un montón, muchísimo. Hay momentos en que dos niños acaban con el equilibrio mental de cualquiera (ya no hablo del físico), pero ser mamá a tiempo completo es genial.
Así que tengo sentimientos encontrados. Quiero trabajar y al mismo tiempo no quiero trabajar.
En cierto modo necesito volver al trabajo. Es paradójico, pero aunque no paro de hacer cosas en todo el día, y aunque el estar con los hijos sea lo más importante del mundo, la mejor inversión y la labor más gratificante, siento que en cierto modo los días pasan sin ser muy productivos. No sé cómo explicarlo, porque al mismo tiempo soy feliz así y me va a costar mucho volver al trabajo y reducir tanto el tiempo que paso a diario con los Chiquininis…Tengo una maraña de sentimientos contradictorios que es difícil desgranar y explicar.
La Chiquinina por supuesto es aún muy pequeñita, y el Chiquinini y yo hemos disfrutado mucho de estar juntos, de hacer las cosas cotidianas como irle a buscar al colegio,etc. etc. Lo vamos a notar los tres muchísimo.
Cuando me reincorporé al trabajo tras la baja por el nacimiento del Chiquinini lo pasé mal, sentía que hasta ese momento habíamos sido uno y a partir de entonces seríamos dos. Hoy también dejo aquí la entrada porque mi cabeza y mi corazoncito están entrando en ebullición…