Controversia
Esta sección incluye títulos que contienen una lectura crítica de la sociedad. Entre ellas destaca la producción polaca Supernova (Bartosz Kruhlik, 2020), que toma como excusa un accidente de coche para establecer en un solo escenario un microcosmos que refleja de alguna manera la sociedad polaca. Desde 2015 Polonia está gobernada por una especie de Vox polaco, el PiS (Ley y Justicia), un partido ultranacionalista y ultracatólico que preside Andrzej Duda, y que el pasado 12 de julio refrendó su mayoría absoluta en las últimas elecciones, afrontando su segundo y último mandato. Esta política extremista ha dividido a los ciudadanos polacos de forma visceral: viejos frente a jóvenes, población urbana frente a población rural... Vista la situación, una película como Supernova, con sus excesos, es valiente, porque plantea temas como el abuso de poder, la inoperancia policial, el machismo y la violencia de la multitud. El debutante director maneja con soltura los tiempos, dosificando la información y utilizando largos planos secuencia al principio para ir recortando su mirada hasta primeros planos cuando estalla la violencia. Solo necesita menos de una hora y media para concentrar toda esta información. Y así, esta supernova que se destruye para dar comienzo a algo nuevo se nos presenta como una metáfora bastante inteligente de una sociedad que también necesita regenerarse a sí misma.
Generación
Adoration (Fabrice Du Welz, 2019) fue una de las triunfadoras del pasado Festival de Sitges, logrando el Premio Especial del Jurado, el de Mejor Fotografía y una Mención Especial a los dos actores protagonistas. Como en sus anteriores películas, el director belga habla sobre el amour fou, ese sentimiento amoroso que se acerca a la locura y la obsesión. Así lo hizo en Alléuia (Fabrice Du Welz, 2014), retrato de la pareja de asesinos denominados The Lovely Heart Killers (Los asesinos de los corazones solitarios), que protagonizó Lola Dueñas. Aquí narra este deseo amoroso entre dos adolescentes en forma de road movie, y a través de unos personajes que, una en su esquizofrenia y otro en su obstinación, acaban construyendo un mundo paralelo en el que no tiene cabida nadie más que ellos. Pero en su desarrollo la historia se agota demasiado pronto, y la relación entre los dos jóvenes se estanca en cierto momento.
Muros y fronteras
Las barreras que propone esta sección son tanto físicas como imaginadas. Entre la selección de películas encontramos uno de los títulos más singulares del año: The children of the dead (Pavol Liska, Kelly Copper, 2019), que logró el Premio FIPRESCI en el Festival de Berlín y es una de las propuestas más subversivas que hemos visto en mucho tiempo. Producida por Ulrich Seidl, la película se muestra al principio como una parodia de las conocidas como "heimatfilm", cintas familiares realizadas en Alemania y Austria que tenían como nexo en común historias idílicas que transcurrían en los valles y las montañas. Además, la propuesta de los directores austríacos es una película muda, con una banda sonora creada por el artista Wolfgang Mitterer, que gusta de la manipulación de música preexistente para crear un sonido personal, como en su album Beethoven/Mitterer: Nine in One (2018, Cole Legno Music GmbH). The children of the dead es una historia que mezcla temas como la inmigración, la tradición germana, el mundo de los zombis... Todo cabe en esta comedia de serie B que resulta inteligente en ocasiones, sobre todo porque no sabemos si los directores pretenden solo burlarse de las tradiciones de su país o directamente se ríen de nosotros los espectadores. El hecho de que ambos vivan en Nueva York sin duda les da una perspectiva que les permite no dejar títere con cabeza, aunque se les va la mano en la duración.
Otra de las películas presentadas en esta sección es el documental español Salka en la tierra de nadie (Xavi Herrero, 2020), que se estrenó en la sección What the Doc! de Docsbarcelona 2020. Se trata de un recorrido eminentemente visual a través de la frontera entre Mauritania y el Sahara Occidental, por la que circula el denominado Tren del Hierro. Este tren de más de 2 kilómetros y medio de longitud permite al director ofrecer una visión compleja de una frontera en la que hay historias de emigración y de desesperación, en medio de un desierto que las imágenes transmiten como inclemente y peligroso.
Fotógrafos de guerraCuatro películas seleccionadas en Atlántida Film Fest proporcionan miradas diversas al mundo del periodismo de guerra. Aquí encontramos el documental danés Photographer of war (Boris Benjamin Bertram, 2019), que vimos en la Sección Focus: Dinamarca del Krakow Film Festival. Este biopic acompaña a Jan Grarup, reconocido fotógrafo de guerra danés que ha cubierto conflictos en Irak y el Congo, y nos ofrece una visión más personal de lo que es habitual en las películas que hablan de este trabajo. El protagonista se encuentra en un momento clave de su vida, cuando su ex-esposa cae gravemente enferma de cáncer y es él quien se tiene que ocuparse de sus cuatro hijos. Y es entonces cuando su forma de trabajo en lugares donde el peligro está a la vuelta de la esquina se convierte en una carga, porque la responsabilidad de ser padre activo es mayor. La película funciona mejor en la intimidad del hogar que en la zona de conflicto, porque de hecho el protagonista se encuentra más perdido en su propia cocina que en las ruinas de Mosul. Y aunque no profundiza demasiado, plantea una mirada diferente, más personal y más familiar que lo que hacen otros títulos.
La producción francesa Camille (Boris Lojkine, 2019) ganó el Premio del Público en el Festival de Locarno 2019, y también tiene como protagonista a una fotógrafa de guerra, aquí en forma de ficción. Camille Lapage fue una joven periodista gráfica que trató de dar visibilidad a las guerras tribales y religiosas en la República Centroafricana, siendo asesinada con tan solo 27 años en una emboscada. Su breve labor periodística la llevó a trabajar para periódicos como Libération, aunque una cierta obsesión con África hizo que rechazara otros destinos cuando el conflicto africano dejó de tener interés para los medios de comunicación franceses. El idealismo de la joven al principio de su carrera está bien narrado, con la ayuda de una buena interpretación de Nina Meurisse, nominada al César como Mejor Actriz Revelación. Y ese sentimiento de sentirse más cómoda en el desierto que en su propia casa también está narrado con honestidad, intercalando las fotografías reales de la periodista a lo largo del metraje. Pero el tono semi-documental que adopta el director encorseta en cierto modo la estructura de la película, y tampoco acabamos teniendo una información adecuada de esa fascinación de la protagonista por un conflicto que aparece sólo como telón de fondo.
Atlántida Film Fest se puede ver en Filmin hasta el 27 de agosto.
Hoy, 29 de julio, se estrenan en Filmin:
Pink Wall
Cuidado con los niñosMeseta
Bocca Chiusa