El
Atlético es un martillo pilón, el Barsa sigue siendo una fantasía y el Real
anda en busca de su fútbol perdido. Así podríamos sintetizar el estado actual
de los tres máximos exponentes de nuestro fútbol.
Pero
vayamos al trigo evitando perdernos con el trillo mareante dando vueltas a los
tópicos.
Se
dice que Simeone ha dotado a los
colchoneros del espíritu guerrero que él atesoraba como máxima virtud cuando
jugaba. Pero ha tenido la suerte de contar sucesivamente con dos goleadores en
estado de gracia. De no haber mediado tal circunstancia andaría siendo, como
casi siempre, el pupas, a pesar de que de medio campo para atrás fuera la roca
que aquél preconiza: morder en el medio y tumbar a cualquier OFNI que se acerque por su área.
La
realidad, sin embargo, es que Falcao
y Diego Costa han hecho bueno el
trabajo de sus compañeros, y ello ha permitido que futbolistas como Koke,
Mario Suárez o el veterano Gabi luzcan sus virtudes en el medio,
como todo el mundo dice ahora. Para mí, la virtud del técnico argentino ha sido
dotar de personalidad al equipo, aprovechar a sus goleadores y hacer cosas
importantes como apostar por un delantero como Juanfran para hacerlo un lateral con oficio y profundidad hasta
llegar a internacional con España.
El
otro argentino, el tal Tata Martino,
tiene su mérito en aprovechar el buen viaje que traía del Barça desde Guardiola haciéndole recuperar la
virtud de la presión de medio campo para adelante que se había perdido en la
temporada anterior; uno de los inicios
estratégico de D. Pep para conseguir
lo que nadie. Junto a ello también está teniendo la fortuna de que Messi continúe enchufándola a pesar de
sus lesionados inicios – ojo- , que Cesc esté en un momento
extraordinario y que Pedro haya
recuperado su instinto goleador. Y otro detalle importante ha sido la llegada
de Neymar, que poco a poco va entrando en la dinámica
blaugrana y hace fácil lo que tanto se les resiste a otras figuras: mejorar las
prestaciones ofensivas de su equipo jugando más para sus compañeros que para él
mismo.
Otro
detalle de buen gusto del nuevo entrenador
culé ha sido apostar por Bartra
y no pedir el fichaje de ningún central para reforzar a su equipo. Eso habrá caído muy bien en los canteranos básicos
de la plantilla y en las estructuras deportivas del club.
Del
Real Madrid, en cuanto Ancelotti
se deje los ‘mandaos’ y apueste totalmente por los jóvenes valores que
tiene, encontrará el camino bueno hacia el triunfo. El sábado en Valencia
pudimos comprobar de qué manera jugadores como Morata o Jesé pueden
cambiar la dinámica sosa de los antiguos haciendo mejor a los demás. Benzema está cuajando lo que muchos
pensamos desde hace tiempo: ser una promesa permanente, pero nada de acrisolar las indudables condiciones técnicas que tiene.
Y lo mismo podríamos decir de Modric,
un buen futbolista pero que no llega al nivel de los grandes medios que los
blancos han tenido en su historia, cosa de la que sí hace gala Isco, por ejemplo. Éste e Illarramendi están llamados, si el
italiano les confirma su confianza, a forjar una época en el Bernabéu. Para
acabar con los merengues, esperemos que D. Carlo se percate también de una vez
que con Arbeloa y Coentrao su equipo está capado de
bandas profundas; sobre todo con el primero. Carvajal lo haría mejor, sin duda, y a Marcelo no vamos a descubrirlo ahora. Su suerte también será que Cristiano sea el de antes; es la
importancia de los goles.
Y
llegamos a las tontunas generalizadas. Ramos le metió un gol al Levante
entrando con todo en el segundo palo como a la antigua usanza, y el
comentarista de turno de ‘Canal +’ habló
que había marcado de estrategia. Y estuvo a punto de hacer otro entrando de
cabeza y rematando con el hombro y parte de la oreja, y lo mismo. Igual ocurrió
con un gol de medio coronilla que le marcó Guerra
al Barça.
Los
goles y los remates de ¡huy!, fueron más bien al tuntún, porque tuvo más que ver la casualidad que los
ensayos previos. Simplemente balones a la olla desde la esquina, y a esto le
llaman los modernos jugadas de estrategia. ¡Ah!, y no sólo eso, sino que al
parecer Alexis estuvo a punto de
hacer un hat-trick. Como diría Su Majestad, ¡Por qué no se callarán!