El primero sí, fue un poco de mala suerte. Un tiro libre peligroso que se desvía y se mete en el palo opuesto a Orion. El segundo, claro, lo agarró jugado en ataque, cuando había salido al segundo tiempo a buscar el empate. Y el tercero... El tercero sólo confirma lo que Boca está sufriendo. Que nunca pudo dar vuelta el resultado ante Atlético Rafaela, que sus ataques fueron coqueteos y algunos arrimes, más que nada de Calleri, que Conde se encargó de apagar. El 0-3 en la Bombonera sorprende y preocupa, más allá de que el local haya tenido algunos buenos momentos en los 90 minutos. El problema, claro, es que con eso no alcanza...
No había pasado un minuto cuando Calleri tuvo la primera jugada del partido. Con un viento que complicó (a los dos por igual, claro) y un campo rápido por la lluvia de la mañana, la Crema no salió con miedo a jugar en un estadio que le era esquivo hasta ahora. Tocó por abajo y se encontró con la presión de los hombres del Virrey, que le destruían sus intentos de fútbol. Si hubo un dominador, al menos hasta el gol, era Boca. Pero la mala suerte encontró a Mauricio Gómez pateando un tiro libre, una cabeza de la barrera que desvió la pelota y Orion que la miró entrar por el costado opuesto. Eso no asustó a Calleri, que fue de nuevo para adelante y se topó con Conde otra vez.
El segundo fue otro arranque de Boca con claras intenciones de empate (más allá del patadón de Carrizo que recibió amarilla), en este caso. Pero todo lo que hizo en diez minutos para merecer la igualdad, lo echó por tierra Federico González cuando definió sin problemas solo delante del arco, tras la contra. Bianchi, en medio del griterio de la hinchada local ("movete dejá de joder") metió inmediatamente dos cambios: entró Andrés Chávez por Gigliotti y Luciano Acosta por Fuenzalida. Fue un casi monólogo de Boca. Hasta que Sensini decidió el ingreso de Pol Fernández y el olor a catástrofe se hizo sentir. Y cómo: a los 28, fue el pibe ex Boca el que cerró el resultado con un 3-0. Después, ya ni el del honor pudo hacer Boca, que intentó igual hasta la última, que también quedó en manos de Conde.
Una derrota que duele, que llena de incertidumbre y preocupa. Un domingo con viento en contra.
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