Metáfora del SIDA
No sería descabellado afirmar que Atracción fatal es el máximo exponente de la moral sexual puritana que se predicaba en los Estados Unidos durante la era Reagan (los años 80 del pasado siglo) y que su enorme éxito de taquilla se debe en parte a que la pesadilla que vivía el padre de familia protagonista tras un encuentro sexual esporádico funcionó a la perfección como metáfora del SIDA, que en aquel tiempo representaba una condena a muerte a corto plazo sin tratamiento posible, además de un estigma social mediante el cual se culpabilizaba al enfermo por su situación.Ello no significa, como es natural, que el director Adrian Lyne tuviera ningún tipo de intención política ni sociológica al realizar la película, aunque los peligros de la infidelidad y del sexo con desconocidos ocupan un puesto central en varias de sus obras, como otro gran éxito posterior, Una proposición indecente (1993), o Infiel (2002), de explícito título. Y, al menos de forma consciente, tampoco los muchos espectadores del film buscaban nada más que un thriller bien estructurado que recuperaba la tradición de Hitchcok y volvía a traer el suspense al terreno de la intimidad del hogar en una película para un público generalista.
la ejecutiva agresiva psicótica que compite con los hombres
Atracción fatal no buscaba al espectador más joven ni más afín al género del terror ni a las emociones fuertes, sino que iba dirigida más bien a adultos de ambos sexos un tanto desatendidos por el celuloide de la época, y esa probablemente fuera otra clave de su enorme impacto, como supieron tener en cuenta varios éxitos de años posteriores, como La mano que mece la cuna o Mujer blanca soltera busca, por no hablar de innumerables réplicas televisivas.La trama, más bien sencilla, parecía sacada de un antiguo film de Clint Eastwood, Escalofrío en la noche (1971): ambas se centran en una mujer que resulta tener un trastorno límite de la personalidad que le lleva a idolatrar a su amante esporádico y pretender que se trata de una relación para toda la vida para a continuación, ante el rechazo de este, pasar a odiarlo y a desear destruir su vida. Atracción fatal carga, eso sí, más las tintas en el sentimiento de culpa del adúltero, la defensa de la familia patriarcal americana y la contraposición entre la mujer cálida, femenina y maternal y la ejecutiva agresiva psicótica que compite con los hombres. Las películas son hijas de su tiempo, y el thriller psicológico no es una excepción.José Antonio López (Jalop)