Revista Cultura y Ocio
No tienen más de 25 años y ya se encuentran atrapadas. Encerradas en una relación que no las deja vivir, relacionarse ni crecer. Las jóvenes españolas -de entre 13 y 25 años- toleran de forma <sorprendente> la violencia doméstica o el maltrato, según un estudio elaborado por psicólogos de las universidades de Sevilla, Oviedo, Granada y un centro mexicano que se ha dado a conocer esta semana. El trabajo revela que casi un tercio (el 26,8%) de las chicas se sienten atrapadas en su relación de pareja.
Creíamos: ahora las chicas son libres. Cuando las veíamos pasear con sus piercings, sus tacones y sus maquillajes atrevidos, pensábamos que eran libres. Albergábamos la esperanza de que un nuevo mundo se abría para la mujeres españolas de toda condición. Un universo igualitario en el que todas las puertas fueran accesibles y en el que la independencia personal no fuera un sueño, sino una realidad. Pero nos equivocábamos.
Decíamos: ahora las chicas son las reinas. Pues no. Siguen siendo las princesas cautivas del cuento trágico de la realidad. Así lo explica este informe, realizado entre 2.000 jóvenes y publicado en el número de enero de la 'International Journal of Clinical Health Psychology', que distingue hasta ocho factores en el maltrato: violencia por coerción; emocional; sexual; de género, por la simple condición de ser mujer; instrumental; social; física y por desapego. Ocho formas de tortura silenciosa. Maldad en estado puro.
Pensábamos: las chicas son guerreras, son valientes, son invencibles. Pues no. Hasta un 11,9% de las jóvenes encuestadas aseguró tener «miedo» y sentirse atemorizada por sus novios. Y lo que es más grave, incluso el 57% de las chicas que se percibían como maltratadas no fueron capaces de romper el lazo y mantuvieron la relación con el maltratador durante MAS de un año. Y algunas de ellas sólo tienen 13 años.... Terror en estado puro.
No podemos permitirlo. No debemos dejarlas sin salida. La educación es la base. Tienen que saber que pueden ser felices, que deben exigir respeto en el amor, dignidad en la relación. Que nadie que les haga sentir miedo merece la pena, que nadie tiene el derecho de controlar sus vidas. Que nadie que las quiera les hará llorar.