Cuando en 1976, Claude Lelouch decidió que quería hacer algo significativamente "sorprendente” en el mundo del séptimo arte, agrupó sus dos pasiones, los coches y las cámaras de cine en un proyecto arriesgado y peligroso, pero que resultó uno de los grandes hitos del celuloide y además una referencia eterna para los aficionados del motor. Su corto "C’etait un Rendez-vous” resultó ser una oda a la conducción arriesgada como metáfora de libertad. En él, recorre la ciudad de París de punta a punta en 9 minutos.
Reconozcamos que en sí mismo, no deja de ser una gamberrada peligrosa y que como decían en la televisión, "no niños, no debéis hacer esto en casa”, pero lo cierto es que el metraje nos ofrece una de las escenas más trepidantes y realistas del cine de persecuciones y coches, ya que a bordo de su Mercedes Benz 450SEL (no un modelo Ferrari como muchos creían por el ruido del motor) hizo una proeza automovilística recorriendo las calles de la capital francesa a una velocidad endiablada y en un único plano secuencia, rodado con las cámaras que vemos en la fotografía.
Es cierto que había cierto control para la proeza. La filmación se realizó de madrugada, en fin de semana, en una época con la ciudad medio vacía y con ciertos puntos vigilados, como algunos cruces y semáforos en rojo estratégicos, donde Lelouch tenía compañeros controlando el tráfico.
Pero lo cierto es que incluso resultó sorprendente de manera natural, como se supo después, porque los intercomunicadores que utilizaron...