Revista Opinión

Atún Tun. Manual para suspender un examen como dios manda

Publicado el 06 diciembre 2015 por Jaime López Fernández @jaimeindig

Atún Tun. Manual para suspender un examen como dios manda

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Si detrás de cada uno  de tus suspensos se esconde una persona perpleja, desconcertada y confundida que se deshace en preguntas existenciales del tipo ‘por qué a mí’ o en excusas inverosímiles, tal vez sea porque te lo montas tan bien para que eso sea así que te has convertido en un profesional de las asignaturas pendientes. Porque si dices que estudias (y no te engañas a ti mismo, claro) y a pesar de ello no pasas del 4, estas son algunas de las cosas que probablemente haces mal.
Es el efecto ‘Juan Valdés’ o ponme los cafés de tres en tres que mañana me examino. Un proceso que se retroalimenta en una espiral que comienza con posponer lo importante y que paso a paso te conduce al desastre en una crónica de una muerte anunciada ¿eres de estos?
  1. Lo tuyo no es procrastinar, lo tuyo es un delito académico. Jamás tienes tu habitación más ordenada, la casa más limpia ni tu armario mejor organizado que en época de exámenes. Tareas que hace siglos deberías haber hecho, visitas pospuestas… lo que sea que te pase por la cabeza, ahora es el momento de hacerlo. Cualquier cosa menos ponerte de una vez por todas a estudiar. Y cuando lo haces te percatas que al día siguiente es el examen, o dentro de dos, con suerte, y comienzas a vislumbrar el desastre; y con esa premonición llegan los agobios y la ansiedad, porque no hay persona más estresada que quien se lo deja todo para el último momento. Y los nervios, la falta de estudio y llevar apenas hilvanado lo poco que has visto es sinónimo de suspenso…y lo sabes.
  2. No sólo no estudias, además tienes sentimiento de culpa. Y esta realidad, además de patética, te arrastra a un escenario que juega en tu contra: dejas de comer o te atiborras cada 10’ por pura ansiedad; vives pegado a la cafetera y no descansas; te angustia querer aprender y que el agotamiento te lo impida. Y encarar un examen mal nutrido, cansado y más confuso que antes de ponerte a estudiar te garantiza una nota: 0.
  3. Lo tuyo no es la concentración, lo tuyo es la distracción, la omisión, la desatención y el olvido todo junto. Te has especializado en mosca en vuelo, y para ahondar más en ello estudias con el móvil al lado y, por supuesto, encendido. Sabes que mañana es el gran día, que no tienes ni idea, pero eres incapaz de no contestar un whatsapp, de no mirar lo qué se cuece en el ‘face’, de no espiar las fotos que ha colgado el personal…Definitivamente, no tienes remedio, eres carne de repetición.
  4. Eres un espíritu libre. Lo tuyo es el libre albedrio y los hábitos basados en el desorden y la falta de planificación. Y está bien improvisar en la vida, levantarte por la mañana con la ilusión de comprobar qué tiene preparado para ti el destino; pero como no cojas buenos apuntes, no planifiques el estudio y te organices, el tren de tu destino académico sólo tiene una estación-término: la del suspenso.
  5. Confundes ser carnívoro con basar tu dieta estudiantil sólo en las chuletas. Eres un crack, no hay duda. Eres capaz de dedicar más tiempo haciéndote chuletas que estudiando, sin darte cuenta de que en ese proceso también se aprende, pues estás pasando los apuntes de su estado natural a resumen y ‘micro-apunte’. Si por principios eres de estos, lo reconoces y no piensas cambiar, tienes un problema, pero, qué se le va a hacer, incluso puedes tener suerte en un futuro (conozco algún que otro cargo de la administración y la banca que guarda su vida escolar en forma de chuletas en una caja de zapatos y no lo ha ido nada mal). Al menos repásalos, estúdialos, recréate un tiempo en tu propia obra. Y eso sí: si pasas hambre de chuleta porque no puedes hacer uso de ellas, o te pillan, ten la decencia de asumirlo y no abochornes a nadie con excusas.  

Así que ya sabes: organízate, planifica y no dejes todo para el final;  no te distraigas y apaga el móvil; descansa, relájate, concéntrate en lo que haces mientras estudias y fíjate bien en lo que te preguntan el día de la prueba. Porque del ‘es que…’ al ‘hay que…’, de la excusa al buen hábito, no hay más que un paso: reconocer tus errores y para la próxima, evitarlos…si de verdad quieres, claro.
La receta de hoy es muy de piso universitario. Una de esas de emergencia. La respuesta culinaria a esa chica o ese chico que tanto te pone y que te acaba de llamar diciendo que va a tu casa a ver si le puedes explicar no sé qué tema… ¡A ti, que todo lo dejas para última hora y no te enteras de nada! ¡Y lo sabe! Quiere algo, sin duda, y no son explicaciones. Así que vas a desear quedar bien. Querrás prepararle algo de picar; algo sencillo pero exquisito, para vacilar y que la clase de repaso vaya a mayores. Miras en la nevera y ¡mon dieu! caes en la cuenta de que el táper con ensaladilla de la mami te lo cepillaste anoche con avaricia. Y lo peor, lo que ves da pena: 3 latas de atún, unos pimientos de bote, los restos de queso de untar…Qué más da, estás especializado en preparar exámenes en un plisplás (con resultados más bien malos, vale, pero esto no es lo mismo)…Con un par, así, al tuntún, vas a deleitarle con un paté que va a alucinar: Atún tun, la receta definitiva para las citas inesperadas. La prueba irrefutable que demuestra que la cocina, con un poquito de imaginación, es el único espacio que nos convierte en un artista y nos permite aprobar con nota. Como con este paté: un plato para picar sencillo, económico y muy aparente que te dejará a la altura de las circunstancias.
Que lo disfrutes.   
NECESITARÁS (para 4 personas)
  • 3 latas de atún en aceite de oliva pequeñas.
  • 4 pimientos del piquillo asados.
  • 3 anchoas en aceite.
  • 2 cucharadas de crema de queso natural para untar (unos 80 g).
  • 1 cucharadita de mayonesa.
  • 2 tomates secos.
  • Un par de gotas de tabasco.


ELABORACIÓN
  1. Escurre bien de su aceite el atún y las anchoas, así como de su líquido los pimientos. Introduce todos los ingredientes en el vaso batidor y bate hasta obtener una crema homogénea y consistente. Deja reposar en la nevera un par de horas.
  2. Emplatado: servir en un bol acompañado de pan tostado.

Tan bueno como sencillo. No pararás hasta verle el final.
NOTA
Si te apetece puedes añadirle a la crema un huevo duro, le queda muy bien también. Sin embargo, yo prefiero acompañar los montaditos con el huevo duro rallado, aceitunas troceadas o una pequeña cucharadita de sucedáneo de caviar, gana mucho en sabor y sobre todo en apariencia. 
MÚSICA PARA ACOMPAÑAR
Para la elaboración: Lazaretto, Jack WhitePara la degustación: I feel love, The dead weather
VINO RECOMENDADO
Tesoro de Bullas rosado 14. DO Bullas.
DÓNDE COMER
En el sofá, frente a la mesita de centro, con el bol de atún tun sobre ella, los vasos con vino, los apuntes desperdigados por el sofá y la mesa, la conversación versada en el tema a repasar, mantita sobre las piernas para el fresco y los calores, y dejándose llevar.
QUÉ HACER PARA COMPENSAR LAS CALORÍAS
Dejarse llevar, tan solo eso…Y si no has llegado adonde esperabas, estudiar más, el cerebro es el mayor consumidor de energía que se conoce.

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