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Au Poste!, labores policiales

Publicado el 07 octubre 2018 por Patrick Bateman @CinefiliasO
Au Poste!, labores policiales
Desde que en 2014 el cineasta y músico francés Quentin Dupieux (Rubber, Wrong) presentó Réalité, un ejercicio de metacine en estado puro, por el cual se llevó el premio de la crítica ese mismo año en el marco del Festival de Sitges, excepto por la realización del cortometraje Being Flat en 2015, protagonizado por Flat Eric (el muñeco del spot televisivo de Levi’s que Dupieux rodó a finales de los 90), no se había vuelto a saber nada de él.
Dupieux es un cineasta que suele espaciar la realización de sus películas, pero este último descanso de cuatro años, ha sido el más dilatado en toda su carrera como director que, personalmente, ya me hacía extrañar un nuevo largometraje del maestro del humor surrealista. Pero como bien dice el dicho ‘más vale tarde que nunca’, y sin hacer apenas ruido en la promoción, al menos por nuestras tierras, aterriza Au poste! en la sección oficial a competición de esta 51ª edición del Festival de Sitges, renombrado en su título anglosajón como Keep an Eye Out de cara al mercado internacional, me hace pensar en la suerte que corrió Réalité llegando a salas comerciales como Reality. Crucemos los dedos.
Au Poste!, labores policiales
Lo que empieza siendo un rutinario interrogatorio se acaba convirtiendo en un auténtico caos cuando una pareja de policías protagonizan una serie de retorcidos eventos repletos de extraños asesinatos
En términos generales, Au poste! no es su mejor película, desde luego. Dupieux nos presenta un film mucho más relajado en todos los sentidos, incluida su duración, que apenas excede de los 70 minutos. Si en algo se ‘resiente’ es en el nivel de surrealismo desmesurado y situaciones absurdas que tanto han poblado el resto de su filmografía y le han hecho inconfundible como cineasta. Esto no significa que la película sea mala, ni mucho menos. La película cuenta con una buena fotografía, actores y equipo técnico que da perfectamente la talla en todo momento. Y aunque el guión escrito por Dupieux es de las historias más simplistas que ha escrito, sus imprevistas situaciones le otorgan algún punto extra a la hora de valorarla en conjunto como película.
Au Poste!, labores policiales
A priori, la película se muestra mucho más relajada y menos intensa, pero la espera de cuatro años ha merecido la pena plenamente, ya que el nivel de humor no ha perdido la frescura tan digna que ha encumbrado al director en ciertos círculos cinéfilos. También hay que tener en cuenta que Dupieux ha jugado otras cartas distintas en esta nueva obra, concentrando todo el potencial que en anteriores fragmentaba, en un solo golpe de efecto totalmente inesperado y tan certero como la bala del mejor francotirador.
De entrada, y con la primera impresión en la mano, se le podrá acusar de bajar un peldaño en la calidad, pero insisto que para mí no ha perdido esa frescura en los diálogos que el guión tiene preparados para sus personajes, que se muestran tan pintorescos como en el resto de sus películas. En cuanto a los gags siguen siendo bastante divertidos para cualquier seguidor del cineasta con los que disfrutará a pesar de una distendida primera mitad de película.
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En este nuevo bagaje de secuencias que se adecuan perfectamente a las diversas situaciones sin llegar al surrealismo más extremo de sus otras películas, no deja en ningún instante de contener situaciones un tanto absurdas y difíciles de creer.
Como es lógico, el humor de Dupieux es bastante particular y no es de fácil acceso para todos los públicos, una tónica que se mantiene tan erguida como el monolito de 2001: Odisea en el espacio, film al que el Festival de Sitges rinde homenaje en el 50 aniversario.
Au Poste!, labores policiales
En esta ocasión, la banda sonora vuelve a estar a cargo del compositor David Sztanke, que ya orquestó Wrong, la primera ocasión en que Dupieux dejaba a un lado su alter ego musical, Mr.Oizo, con el que ha puesto la banda sonora al resto de sus películas con composiciones propias. En este campo destacan menos las composiciones de Sztanke, pero me parece un trabajo bastante bien hecho para la ocasión que cumple sobradamente con el tono pausado del film.
En cuanto al reparto, pues actores perfectamente elegidos que interpretan ante la cámara con una naturalidad asombrosa, no me han parecido para nada forzados ni artificiales en sus interpretaciones. El actor belga Benoît Poelvoorde se pone en la piel del comisario Buron, en la que pone en entredicho las labores y el talento de los comisarios y cuerpo de policía.Y Grégoire Ludig, interpreta a Louis Fugain, un vecino cualquiera al que todo se le va complicando de una forma bastante peculiar y desencadena en ese golpe de efecto que revelan a Dupieux como el mejor ‘mago’ del humor surrealista.
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