Revista Cine

Aula de Cinema UV (noviembre 2012): Duelo en la alta sierra

Publicado el 21 noviembre 2012 por Quimericosinq @quimericosinq
Aula de Cinema UV (noviembre 2012): Duelo en la alta sierra
El ciclo de cine El western hacia el crepúsculo continúa esta tarde en la facultad de Filología, Traducción y Comunicación de la ciudad de Valencia con la proyección de Duelo en la alta sierra (Ride the High Country, 1962). El film, segundo en la carrera de Sam Peckinpah, constituye una pequeña rareza en la filmografía de uno de los directores cuyo nombre va más asociado al western, especialmente a esa vertiente desmitificadora y crepuscular que se aborda en el ciclo.
Filmada algunos años antes de las obras peckinpanianas más conocidas, como Grupo salvaje (1969), Perros de paja (1971), La huida (1972) o Quiero la cabeza de Alfredo García (1974), la película ofrece una visión contrapuesta entre los viejos usos del Oeste americano y las nuevas formas de vida que aparecen asociadas a la civilización, los avances técnicos y la progresiva sustitución de los sheriffs y los pistoleros por hombres de negocios como casta dominante. No en vano, los protagonistas del film son dos cowboys al viejo estilo, ya entrados en años y cada vez más desubicados en una sociedad en constante evolución. A estos personajes les dan vida Randolph Scott y Joel McCrea, el primero uno de los rostros más habituales del western (especialmente gracias a Budd Boetticher), en el que sería su último papel en el cine, y el segundo un actor más versátil (lo recordamos por ejemplo como protagonista de Los viajes de Sullivan de Preston Sturges, en 1941), pero que también dejó su impronta en el género del Oeste.
Juntos tendrán que custodiar un cargamento de oro desde las minas de la montaña hasta la ciudad, acompañados de un impetuoso joven (Ron Starr) y de una chica (Mariette Hartley) que acaba de huir del influjo de su estricto padre. En esta misión, los protagonistas tendrán que enfrentarse a la peligrosa banda de los hermanos Hammond y a las traiciones de los propios miembros del grupo. Es decir, una visión desmitificadora, nada complaciente, de las personas y situaciones que forjaron la leyenda del Far West, en donde Peckinpah empieza a ensayar ciertos estilemas (los estallidos de violencia, el sarcasmo de los personajes, etc.) que perfeccionaría en sus obras maestras posteriores. Un clásico poco conocido del western crepuscular que merece la pena revisitar.


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