Revista Infancia
Las aulas inclusivas asumen una filosofía bajo la cual todos y todas pueden aprender y son miembros del aula con iguales derechos. En un aula inclusiva las diferencias se valoran como una buena oportunidad para la mejora y el enriquecimiento de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Los maestros y maestras que se preocupan de acoger e incluir a todos los niños y niñas tienden a enfatizar la atmósfera social en el aula, sirviendo como ejemplo y enseñando a respetar y valorar las diferencias. Los niños/as que aprenden junto a niños/as que no ven, no escuchan, que requieren sillas de ruedas, o que tienen otras necesidades especiales, aprenden rápidamente que en el aula pueden participar de actividades diferentes y recibir distintos tipos de ayudas o apoyos para enfrentar las situaciones de aprendizaje.
La calidad de los aprendizajes de los niños y niñas está influenciada en gran parte por la calidad de los procesos educativos del aula y por la capacidad del docente para analizar y reflexionar sobre su práctica y tomar decisiones que promuevan el aprendizaje y la participación de todos sus alumnos y alumnas.
Planificar bien las situaciones de aprendizaje, en particular las estrategias a implementar, son una de las acciones fundamentales para una enseñanza exitosa. Según Ainscow (2001)la planificación es más eficaz y operativa cuando:
· Los planes de clase son variados.
· La organización del aula se adapta en respuesta a la información que proporcionan los estudiantes durante las clases.
· Las estrategias se planean para permitir a los alumnos/as que encuentren el sentido de las actividades de aula.
· Las tareas para la casa se planean con el fin de reforzar y ampliar el aprendizaje.
· La programación del aula es el instrumento en el que se refleja por escrito la planificación que orienta los procesos de enseñanza y aprendizaje que tienen lugar en ella. Esta planificación ha de conseguir el difícil equilibrio entre dar respuesta al grupo como tal y a cada alumno/a dentro del mismo, por lo que tiene que ser un diseño abierto y flexible.
Para lograr este propósito, los docentes tienen que tomarse tiempo para conocer bien a sus alumnos y alumnas; sus niveles de aprendizaje y de competencia curricular; sus intereses y motivaciones; cómo aprenden mejor; sus NEE entre otros aspectos. Este conocimiento permitirá establecer diferentes niveles en la programación y actividades de aprendizaje y ajustar la ayuda pedagógica al proceso educativo de cada estudiante.En las aulas inclusivas, se proporciona apoyo a todos los niños y niñas para que participen y aprendan. Sin embargo, esto no será posible con un currículo de aula predefinido y estandarizado que no tenga en cuenta la diversidad de las características y necesidades de todos los alumnos/as.La interdisciplinariedad es otra característica que ha de tener una propuesta curricular para atender la diversidad. Es decir más que una propuesta fragmentada hay que hacer una propuesta curricular holística que permita relacionar los diferentes contenidos y ponga énfasis tanto en la construcción de conceptos como de contenidos procedimentales y actitudinales. Esta posibilidad de enseñar desde la globalidad y no desde las partes beneficia a todos los alumnos/as, especialmente a aquellos que presentan dificultades, ya que el alumno/a tiene una gama más amplia de posibilidades de vincularse con los contenidos a partir de un espectro mayor y no restringido como ha ocurrido en la enseñanza tradicional.
El punto de partida es tratar de responder a las necesidades individuales desde una metodología común y no tanto buscar métodos y técnicas de trabajo diferentes para los niños y niñas con mayores dificultades, sólo cuándo esto no sea posible habrá de elaborarse una propuesta individual.
Fuente:Aula Propuesta Educativa