La Sociedad Española de Alergología e Inmunología advierte que en estas fechas aumentan las reacciones cutáneas y alergias. Por un lado la piel se vuelve más sensible en esta época y por ello reacciona con mayor facilidad. Si somos propensos a las alergias, debemos viajar siempre con las medicinas correspondientes, pero también tenemos que adoptar medidas preventivas durante el verano como por ejemplo con los alimentos, insectos y otros agentes de riesgo.
Hay que tener en cuenta que durante las vacaciones nuestras costumbres y hábitos diarios cambian, nuestra piel por regla general está más expuesta al sol, al aire y a los agentes externos. Además acudimos a comer fuera con mayor frecuencia, chiringuitos, restaurantes, bares. Y los insectos abundan. Por todo ello es muy recomendable tomar precauciones y estar muy al tanto de cualquier cambio en nuestro organismo. Mucho más en casos de personas alérgicas o con mayor facilidad para acusar los cambios.
* Por un lado están las alergias causadas por alimentos. Nuestro cuerpo puede desarrollar hipersensibilidad a ciertos alimentos. Ahora más que nunca las personas que padecen riesgo ante algún alimento, deben ahora fijarse muy detenidamente en los menús, preguntar al jefe de sala o camareros si fuera necesario, leer los ingredientes de alimentos envasados. etc. Y ante cualquier reacción tomar las medidas oportunas o acudir a un especialista. Así mismo, las personas que manipulan alimentos ahora más que nunca deben extremar las precauciones de limpieza e higiene. Y todos debemos tener especial cuidado con alimentos derivados del huevo, en especial a las mayonesas y sus derivados. Tirar a la basura cualquier alimento caducado o del que dudemos sobre su fecha de compra, o que tenga aspecto regular. No debemos arriesgarnos lo más mínimo, con el calor las bacterias encuentran lugares de desarrollo y crecimiento muy variados y propicios.
* También la piel es ahora más sensible y además tiene tendencia a deshidratarse y escamarse, a agrietarse y sufrir heridas y rozaduras. Ahora más que en otras épocas del año, las cremas solares, los cosméticos e incluso algunos antiinflamatorios tópicos o los propios factores de protección solar, pueden causar alergias.
También son frecuentes por ejemplo los eczemas en la piel de los niños, muchas veces causados por el cloro de las piscinas. El cloro es desinfectante y no es frecuente la alergia al mismo, pero puede producir irritaciones en pieles de niños o muy sensibles. También si el nivel de cloro es muy elevado puede producir alteraciones en las vías respiratorias. Sin embargo los niveles de cloro de las piscinas suelen estar muy controlados y de forma diaria. Y no debemos olvidar que también el propio sol causa alteraciones y reacciones en nuestra piel, en forma de urticarias y pequeños granitos.
Pero también hay plantas que pueden provocar alergias pasajeras, como las higueras, los cítricos. Y no debemos olvidar las alergias a animales, las más frecuentes, gatos y roedores. Las proteínas del pelo, la saliva o la orina de las mascotas pueden producir una alergia que ataca sobre todo a los ojos, vías respiratorias, y a la piel en forma de dermatitis atópica, eczemas o urticaria.
Los ácaros y los insectos son especialmente nocivos y peligrosos en esta época. Los ácaros son los responsables de la alergia al polvo doméstico. Y ahora se encuentran muy a gusto con las temperaturas tan agradables y una humedad relativa del aire también elevada e idónea. Además a veces llegamos a casas que han permanecido cerradas durante mucho tiempo, en estos casos y si se viaja con un alérgico al polvo, se recomienda limpiar la vivienda con antelación. En las zonas costeras hay más riesgo para los alérgicos al polvo.
Y por último los insectos, cuyo ciclo natural de vida suele ser en verano, son los causantes de un gran número de problemas alérgicos.
Los alergólogos advierten de todos estos casos que pueden aumentar los riegos de alergia, pero también recuerdan que si padecemos algún tipo de alergia y vamos a viajar, debemos extremar las precauciones, llevar siempre a mano el informe del especialista, viajar con las medicinas recomendadas, y siempre bien protegidas del frío o del calor. Y extremar también las precauciones ante alimentos, insectos, calor, etc. Por supuesto acudir a un especialista en casos graves o siempre ante la duda.
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