Aún en casos leves, COVID afecta las funciones mentales y el tamaño del cerebro

Por Davidsaparicio @Psyciencia

Llevamos poco más de dos años conviviendo con la pandemia por COVID-19. En este tiempo, las investigaciones en personas con cuadros de COVID grave y severo informaron que las células inflamatorias del exterior del cerebro pueden ingresar al tejido cerebral y propagar la inflamación (Yang et al., 2021); puede haber cambios en los vasos sanguíneos (Kelsch et al., 2021); las células cerebrales pueden incluso tener cambios similares a los que se observan en las personas con la enfermedad de Alzheimer (Frigerio et al., 2019). 

Recientemente fue publicado un estudio que se enfocó en investigar los efectos de la COVID leve en el cerebro (es decir, una infección que no requiere hospitalización). Sus hallazgos pueden explicar algunos de los cambios cerebrales que contribuyen a la “COVID prolongada” (Douaud et al., 2022).

¿Qué es COVID prolongado?

Muchas personas que han tenido COVID reportan experimentar “niebla mental”, fatiga y problemas de concentración y memoria mucho después de que se resuelven los síntomas iniciales. Estos problemas son denominados “COVID prolongado”, y pueden durar meses incluso después de una infección leve.

La COVID prolongada es muy común y puede afectar a más de la mitad de las personas que contraen la COVID, incluso si tienen un caso leve (Taquet et al., 2021).

Qué metodología usaron

Douaud y sus colegas recopilaron datos existentes en el Biobanco del Reino Unido, y analizaron las imágenes de resonancia magnética (IRM) del cerebro y las pruebas de las funciones cerebrales de 785 voluntarios que fueron evaluados antes de la pandemia. Luego compararon esto con los mismos datos recopilados tres años después, cuando aproximadamente la mitad de esos participantes había tenido una infección leve por COVID y la otra mitad no había contraído tal enfermedad. Esto permitió a los científicos determinar los efectos específicos de la infección leve por COVID en la estructura y función del cerebro.

Qué encontraron

El grupo que tuvo COVID leve un promedio de cinco meses antes presentó un adelgazamiento del tejido cerebral en varias regiones del cerebro, que van desde el 0,2% hasta alrededor del 2% en comparación con su exploración anterior a la COVID. Esto equivale a entre uno y seis años de envejecimiento cerebral normal (Grieve et al., 2005). Las regiones cerebrales afectadas incluyeron la circunvolución parahipocampal (un área relacionada con la memoria (Aminoff et al., 2013)) y la corteza orbitofrontal, que se encuentra en la parte frontal del cerebro y es importante para el olfato y el gusto (Rolls, 2002).

El grupo post-COVID también mostró una reducción en el tamaño general del cerebro entre sus resonancias magnéticas que no se observó en el grupo sin COVID, y tenía conexiones alteradas entre diferentes regiones del cerebro en la corteza olfativa, un área relacionada con el olfato.

Además, se desempeñaron peor en una prueba de atención y flexibilidad mental, un hallazgo que se asoció con reducciones de volumen dentro de una parte del cerebelo.

¿Qué pasó cuando compararon estos resultados con otras enfermedades?

Para mostrar que estos cambios eran específicos de COVID y no solo relacionados con tener una enfermedad respiratoria, los científicos también observaron a un grupo de personas que tenían neumonía. No vieron los mismos cambios, lo que confirma que están relacionados con COVID.

Las disminuciones en el volumen cerebral son comunes a muchas enfermedades y trastornos cerebrales asociados con la degeneración, y se han encontrado en personas con deterioro cognitivo leve (Bennett et al., 2019), enfermedad de Alzheimer (Zhu et al., 2020), depresión (Yu et al., 2018) y lesión cerebral traumática (Chen et al., 2008), entre otros.

Los problemas de memoria y atención también son frecuentes en las personas con estas enfermedades y trastornos, lo que indica que una infección leve por COVID puede acelerar la degeneración cerebral. Estos cambios podrían explicar los síntomas informados de COVID prolongado, como la niebla mental.

El estudio no analizó los mecanismos de la COVID leve en el cerebro. Sin embargo, los autores sugieren que esto podría deberse a la inflamación, la degeneración que se propaga a través de las vías cerebrales asociadas con el olfato o la privación sensorial debido a la pérdida del olfato.

Limitaciones del estudio

En primer lugar, los autores señalan que sus hallazgos no significan que todas las personas que han tenido infecciones leves de COVID tendrán estos mismos cambios cerebrales y degeneración cerebral a largo plazo. Hay varias cosas importantes que todavía no sabemos, como por ejemplo, si estos cambios cerebrales empeorarán con el tiempo o si volverán a los niveles normales o anteriores de funcionamiento. Más investigación durante mucho tiempo nos ayudaría a comprender la trayectoria de los cambios cerebrales.

Por otro lado, el estudio solo incluyó a personas de 51 a 81 años, por lo que no sabemos si estos hallazgos son relevantes para personas más jóvenes o niños. Los cambios cerebrales encontrados en el estudio fueron más pronunciados en los participantes mayores, por lo que podría ser que las personas mayores sean más susceptibles. Se necesita otro estudio para determinar si las mismas alteraciones cerebrales ocurrirían en personas más jóvenes, o si estos hallazgos son comunes solo en personas mayores.

Hubo algunas diferencias entre los grupos antes de COVID, con volúmenes más pequeños de áreas profundas del cerebro. Sin embargo, estos se encontraban en áreas cerebrales diferentes a las afectadas después de la COVID.

Los científicos también encontraron puntajes ligeramente reducidos para las funciones cerebrales de pensar y recordar en el grupo que pasó a tener COVID. Este estudio no excluyó específicamente a las personas con enfermedades cerebrales degenerativas, como las enfermedades de Alzheimer o Parkinson, pero los científicos no creen que esto pueda explicar los cambios que encontraron.

Finalmente, los investigadores resaltan que se desconocen los efectos de las diferentes variantes y la vacunación. Debido a la naturaleza del estudio, no se disponía de información sobre la cepa de COVID con la que se infectaron las personas. Por lo tanto, no es posible suponer que los hallazgos serían los mismos para las personas con la cepa Omicron, ahora más frecuente. Tampoco es posible determinar el efecto que la vacunación puede tener en la disminución de los cambios cerebrales. Dado el momento del estudio, es probable que la mayoría de las personas en el grupo post-COVID se hayan infectado en 2020, por lo que es posible que no hayan estado vacunadas.

Este estudio proporciona la primera información importante sobre los cambios cerebrales en personas con infección leve por COVID. Hasta que tengamos toda la información, debemos estar alerta pero no alarmados por los hallazgos emergentes.

Referencias bibliográficas:

  • Aminoff, E. M., Kveraga, K., & Bar, M. (2013). The role of the parahippocampal cortex in cognition. En Trends in Cognitive Sciences (Vol. 17, Número 8, pp. 379-390). https://doi.org/10.1016/j.tics.2013.06.009
  • Bennett, I. J., Stark, S. M., & Stark, C. E. L. (2019). Recognition Memory Dysfunction Relates to Hippocampal Subfield Volume: A Study of Cognitively Normal and Mildly Impaired Older Adults. The Journals of Gerontology. Series B, Psychological Sciences and Social Sciences, 74(7), 1132. https://doi.org/10.1093/geronb/gbx181
  • Chen, J.-K., Johnston, K. M., Petrides, M., & Ptito, A. (2008). Neural Substrates of Symptoms of Depression Following Concussion in Male Athletes With Persisting Postconcussion Symptoms. Archives of general psychiatry, 65(1), 81-89. https://doi.org/10.1001/archgenpsychiatry.2007.8
  • Douaud, G., Lee, S., Alfaro-Almagro, F., Arthofer, C., Wang, C., McCarthy, P., Lange, F., Andersson, J. L. R., Griffanti, L., Duff, E., Jbabdi, S., Taschler, B., Keating, P., Winkler, A. M., Collins, R., Matthews, P. M., Allen, N., Miller, K. L., Nichols, T. E., & Smith, S. M. (2022). SARS-CoV-2 is associated with changes in brain structure in UK Biobank. Nature. https://doi.org/10.1038/s41586-022-04569-5
  • Frigerio, C. S., Wolfs, L., Fattorelli, N., Thrupp, N., Voytyuk, I., Schmidt, I., Mancuso, R., Chen, W.-T., Woodbury, M. E., Srivastava, G., Möller, T., Hudry, E., Das, S., Saido, T., Karran, E., Hyman, B., Hugh Perry, V., Fiers, M., & De Strooper, B. (2019). The Major Risk Factors for Alzheimer’s Disease: Age, Sex, and Genes Modulate the Microglia Response to Aβ Plaques. En Cell Reports (Vol. 27, Número 4, pp. 1293-1306.e6). https://doi.org/10.1016/j.celrep.2019.03.099
  • Grieve, S. M., Clark, C. R., Williams, L. M., Peduto, A. J., & Gordon, E. (2005). Preservation of limbic and paralimbic structures in aging. Human Brain Mapping, 25(4), 391-401. https://doi.org/10.1002/hbm.20115
  • Kelsch, R. D., Silbergleit, R., & Krishnan, A. (2021). Neuroimaging in the First 6 Weeks of the COVID-19 Pandemic in an 8-Hospital Campus: Observations and Patterns in the Brain, Head and Neck, and Spine. En Journal of Computer Assisted Tomography (Vol. 45, Número 4, pp. 592-599). https://doi.org/10.1097/rct.0000000000001179
  • Rolls, E. T. (2002). The Functions of the Orbitofrontal Cortex. En Principles of Frontal Lobe Function (pp. 354-375). https://doi.org/10.1093/acprof:oso/9780195134971.003.0023
  • Taquet, M., Dercon, Q., Luciano, S., Geddes, J. R., Husain, M., & Harrison, P. J. (2021). Incidence, co-occurrence, and evolution of long-COVID features: A 6-month retrospective cohort study of 273,618 survivors of COVID-19. PLoS Medicine, 18(9), e1003773. https://doi.org/10.1371/journal.pmed.1003773
  • Yang, A. C., Kern, F., Losada, P. M., Agam, M. R., Maat, C. A., Schmartz, G. P., Fehlmann, T., Stein, J. A., Schaum, N., Lee, D. P., Calcuttawala, K., Vest, R. T., Berdnik, D., Lu, N., Hahn, O., Gate, D., McNerney, M. W., Channappa, D., Cobos, I., … Wyss-Coray, T. (2021). Dysregulation of brain and choroid plexus cell types in severe COVID-19. Nature, 595(7868), 565-571. https://doi.org/10.1038/s41586-021-03710-0
  • Yu, S., Shen, Z., Lai, R., Feng, F., Guo, B., Wang, Z., Yang, J., Hu, Y., & Gong, L. (2018). The Orbitofrontal Cortex Gray Matter Is Associated With the Interaction Between Insomnia and Depression. Frontiers in Psychiatry / Frontiers Research Foundation, 0. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2018.00651
  • Zhu, L., Wang, Z., Du, Z., Qi, X., Shu, H., Liu, D., Su, F., Ye, Q., Liu, X., Zhou, Z., Tang, Y., Song, R., Wang, X., Lin, L., Li, S., Han, Y., Wang, L., & Zhang, Z. (2020). Impaired Parahippocampal Gyrus-Orbitofrontal Cortex Circuit Associated with Visuospatial Memory Deficit as a Potential Biomarker and Interventional Approach for Alzheimer Disease. Neuroscience bulletin, 36(8). https://doi.org/10.1007/s12264-020-00498-3

Fuente: The Conversation

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