Cada vez hay una mayor sensibilidad entre las administraciones públicas a la hora de facilitar la accesibilidad para invidentes, con rebaje de aceras, utilización de baldosas con un dibujo especial, eliminación de obstáculos e incluso instalación de rótulos en braille en determinados edificios.El delegado provincial de la ONCE en Ciudad Real, Cristino Ortuno, se mostraba especialmente agradecido con la actitud del Ayuntamiento de la capital. “Ha entendido la filosofía de la accesibilidad y desde la Concejalía de Movilidad, con la que tenemos una estrecha relación, han trabajado codo con codo con la ONCE en el diseño de las obras que han realizado por las calles y recorriendo con nosotros la ciudad”.
Según explicó, una de las cosas que se han hecho “muy bien” ha sido el rediseño de determinados pasos de cebra que no se encontraban pintados de forma perpendicular a las aceras, ya que los invidentes no pueden saber si el paso está en diagonal o no, y procurando que estén por la zona más estrecha de la calle. En algunas zonas, sin embargo, por la propia configuración de la calle, no ha sido posible hacerlo así.
También destacaba el rebaje en las aceras para las sillas de ruedas, que se ha hecho compatible con una mínima diferencia de altura para que los invidentes sepan si están parados en la acera o en la calzada.Los accesos a la estación de autobuses han sido igualmente modificados por la Concejalía de Movilidad. “Había muchas dificultades para llegar al centro desde la estación, pero ahora se ha instalado un marcado en las baldosas con relieve que nos permite saber si vamos por el camino correcto”, dijo.Pero también es necesaria la colaboración con la Concejalía de Sostenibilidad para ir poco a poco acabando con elementos que son especialmente complicados para los invidentes. Así, se refirió a las papeleras que están colgadas; al no tener una base que llegue al suelo no se detectan con los bastones, por lo que es muy frecuente que los invidentes se golpeen con ellas. Y también son muy negativas las jardineras cuya parte inferior es más estrecha que la superior, lo que puede provocar golpes en las piernas de los ciegos.La alineación de obstáculos (papeleras, señales, parquímetros...) en la acera, sobre todo en la zona más cercana al bordillo, es también imprescindible porque el invidente suele ir con su bastón pegado a la pared. En este sentido, afirmaba que “Ciudad Real está mejorando”, aunque indicó que aún hay elementos que obstaculizan el paso, como un parquímetro situado en la misma calle Ruiz Morote, donde está la sede de la Delegación de la ONCE, y que al parecer no se puede desplazar por la conexión eléctrica que necesita.Por otro lado, apuntaba al deseo de la ONCE de modificar el color de los mástiles de las señales de tráfico. En personas con escasa visión, el color gris actual apenas se distingue, por lo que proponen que sean de un color más llamativo, o bien que a una determinada altura se coloquen pegatinas para reconocer el obstáculo.Asimismo, señaló lo positivo que sería instalar un sistema hablado de información en las paradas de autobús y en el interior de los propios vehículos que se active con un mando a distancia, al igual que sucede ya con un buen número de semáforos de la capital.Edificios públicos En el interior de los edificios públicos, sin embargo, no parece haber de momento tanta concienciación. Ortuno ponía como ejemplo el edificio del Mercado, sede de varias concejalías. Así, comentó la falta de cintas adhesivas que permitan localizar el borde de cada escalón o el hecho de que la escalera sea blanca, al igual que las paredes, lo que la hace difícil de distinguir para personas con visión reducida. Otros fallos habituales son que el ascensor tenga normalmente desconectado el sistema de voz que indica en qué planta se encuentra y si las puertas se abren o se cierran, la falta de franjas de color en puertas automáticas de cristal o la colocación de carteles indicadores a una altura muy alta, que impide tocarlos para tratar de reconocer las letras si están en relieve o mirarlas muy de cerca. “En una ocasión visitamos un nuevo edificio con el político de turno y los carteles estaban muy altos. Se lo comenté a quien me acompañaba. Le dije: ‘Pero si están altos incluso para los que ven; ¡si es que el que lo ha colocado ha tenido que subirse a una escalera!’”, recordó. “Y en un centro sanitario habían colocado una hilera de extintores en el único pasillo por el que se podía acceder a las consultas”.“Hay mucha mentalidad en la accesibilidad para sillas de ruedas con rampas y demás, pero aún falta mucho sentido común en la accesibilidad para invidentes”, lamentó.Fuente: eldiadeciudadreal