Aunque ya han pasado 6 años del término de la serie Gilmore Girls, aún al verla siento lo mismo que sentí la primera vez que la vi, lo que fue la razón por la que comencé a seguirla. Me encontraba muy mal emocionalmente, sintiendo que no me la podía con mi vida académica, hasta que vi a Rory Gilmore, con toda su astucia, dedicación, perseverancia... un personaje completamente normal, con éxitos y fracasos, luchando y consiguiendo un fin. ¡Qué rápido logró inspirarme!
De pronto volví a retomar la confianza en mi constancia y emprendí un rumbo que me llevó a donde hoy quiero estar. Luego, el personaje de Lorelai, lleno de energía, con un carácter muy extrovertido y seguro, también le inyecta a uno automáticamente una buena dosis de vitalidad, ¿no les ha pasado?
Lo que me gusta de esta serie es que presenta los típicos problemas que le pasan a una persona normal, de una manera realista. Crisis de estudio, de adolescencia, de relaciones amorosas, embarazos, relaciones familiares disfuncionales, crisis de ciclos vitales, entre otros, se pueden ver, provocando una fácil identificación.
¿Quién no quiso ser alguna vez Rory o Loralai? ¿Quién no discutió por creer que Luke o Chris era el mejor partido para Loralai? ¿Quién no querría comer todo lo que ellas comen sin subir de peso? Y lo más importante... ¿QUIÉN NO QUISO TENER DE MAMÁ A LORELAI?
Amo esta serie, es mi preferida, me inspira y me motiva. Hace unos meses me regalaron todas las temporadas y estoy muy feliz de poder inspirarme con ellas cada vez que siento que las cosas no van bien. Tal vez es un poco too much, ustedes dirán, pero sueño con compartir los capítulos algún día con mis futuros hijos, si los llego a tener. Por último... ¡Qué felicidad que la serie se vuelve a transmitir! Tal cual dijo P0ps hace un tiempo, ya pueden verla por MTV.
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