Cuando Heráclito decía que “El cambio es la única constante”… yo creo que ni tan siquiera él era conocedor de toda la razón que tenían sus palabras… (o sí… *^_^*)
En las empresas y en las relaciones interpersonales empezábamos a ser conscientes de la importancia de la inteligencia emocional, de la expresión de las emociones y de cómo ser más transparentes, coherentes y asertivos a través de nuestro lenguaje gestual y corporal…, y entonces, llega una pandemia que nos obliga a llevar una mascarilla que tapa ¾ partes de nuestro rostro y por tanto limita nuestra capacidad de interacción.
Tantos años enseñando y trabajando el mundo de la expresión emocional para darnos cuenta de que con el COVID y con las mascarillas hemos de seguir aprendiendo, reinventándonos… porque lo que está claro es que el ser humano es un ser sociable y si no queremos entrar en una fase de antisociabilización y pasar por una rehabilitación social y emocional.. tendremos que aprender a convivir con la mascarilla y adaptar nuestras habilidades para que nuestro entorno sea más amable y conectado (dentro de las circunstancias, claro).
El lenguaje evoluciona muy rápido. Nos sorprendíamos cuando hace unos años la RAE incorporaba palabras como “toballa”, “cocreta”, anglicismos como “friki”, “tuit”, “táper”…. Y nos sorprendíamos porque no nos damos cuenta de que la evolución del lenguaje, antes de las nuevas tecnologías, era a través de la transmisión de la lengua hablada y su frecuencia de uso, es decir, cuánto más se use una palabra por más gente, se incorpora por tanto a nuestro diccionario. Para que socialmente se aceptara en nuestro vocabulario como algo “bien dicho”… se tardaba mucho más que hoy en día que con las redes sociales, internet y la televisión (incluyendo expresiones ya no locales, sino globales). Podemos ser conscientes mucho antes y con más precisión de vocablos que pasar a ser parte de nuestro día a día.
Los emoticonos han pasado a ser parte de nuestro lenguaje escrito, e incluso de nuestra forma de interaccionar… el ser humano busca formas de complementar su forma de comunicar para que se adapte mejor a lo que quiere transmitir (personalmente adoro los “gifs” de whatsapp para expresar una emoción). Los adolescentes los llevan a su día a día simulando con sus manos los emoticonos cuando se comunican cara a cara entre ellos.
¿A dónde quiero llegar con esta reflexión? A que pensemos en superar la barrera de la mascarilla, a que en lugar de tenerla como una barrera y negarnos a su uso o a protestar por su uso (que en estas circunstancias no es un comportamiento ni adaptativo ni aconsejable por temas ya obvios de salud pública) pensemos en cómo somos capaces de transmitir una sonrisa y que se nos note. Supongo que igual que nos pasó con la “sonrisa telefónica”, aprenderemos a “leer” una sonrisa a través de los ojos… eso forma parte de nuestra adaptación comunicativa y social… pero ¿hasta entonces?. ¿Qué os parece esta imagen que ha circulado por Whatsapp este mes?
Es verdad que las mascarillas con partes transparentes pueden ser útiles para esto, ahora bien, ¿son igual de efectivas? (al parecer hay algún modelo que puede ser homologable… https://www.niusdiario.es/vida/visto-oido/todo-sobre-mascarillas-transparentes-homologadas-moda-famosas_18_3004845202.html pero hasta el momento el ministerio ha denegado su homologación por no cumplir los requisitos).
¿Y pintar una sonrisa en la mascarilla?, pues a ver, soy una defensora de la sonrisa… pero soy una defensora de sonreír cuando quiero y cuando necesito expresar una emoción. Sonreír por sonreír… y sonreír todo el tiempo… no sería ni lógico ni coherente ¿no creéis?
Con las amistades y familia… podemos usar las expresiones verbales (incluso onomatopeyas…), incluso un autoabrazo mirando a los ojos podría ser un abrazo entre l@s d@s… Pero, ¿cuándo te cruzabas con alguien y simplemente sonreías? ¿cómo podríamos superar esa barrera?
Igual nos tenemos que inventar un gesto… yo, que soy una fan de la serie Friends, me acuerdo de cómo Ross y Mónica tenían un gesto para hacer un “corte de mangas” sin ser un corte de mangas….
Evidentemente éste no es el gesto que buscaba… salvo que se lo hiciera al Coronavirus…
y entonces creo que no me molestaría en simularlo y le haría un corte de mangas de verdad.