Extraña sensación la que tus ojos me producen.
Me arde la piel cuando te pienso,
bohemia soy en el inmenso espacio del cielo.
Idealicé un sueño en el brillo de tu mirada melancólica
y le puse un nombre,
un nombre que es el que tu llevas.
Encontré por fin una nota que no supe tocar,
pero la anoté en mi cuaderno de música.
Te convertí en mi canción.
Busco en mis sueños símbolos que me hablen de ti
y solo encuentro mi propia ternura,
infinita, verdadera, silenciosa.
Eres arpa, piano y clarinete de un amor que no cesa.
Pero que no quiere sonar para mí,
ni ante el calor de mi cuerpo.
Y sin embargo sé que eres tú.
Tú, quien puede hundirse en lo profundo de mi cuerpo
y nadar en el océano de mi alma
porque si estuvieras conmigo,
sus aguas siempre serían tranquilas, mansas.
¡Eres tú! Sí
Quien puede caminar en mis pensamientos
y viajar en mis dulces sueños, pues es lo único que tengo.
puedes navegar en mis adentros igual que mi sangre.
¡Y volar en mi aliento!
¡Eres tú, solo tú!
Que pensarías si me perdiese en tus palabras
y en ellas buscara las llamas de fuego que avivan mi alma,
que pensarías si conocieras mis sentimientos.
Si pudieras sentir sobre tu espalda mojada mis lágrimas amargas,
lágrimas de niña desolada.
Qué haría para que despiertes amor mio con una caricia de mis manos,
poniendo en ella lo mejor de mi vida, como pongo en mis versos lo mejor de mi rima.
