Revista Cultura y Ocio

Auschwitz

Por Liber
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En el quinquenio comprendido entre los años 1940 y 1945, en la localidad de Auschwitz, territorio polaco conquistado por los alemanes, las tropas nazis construyeron el mayor complejo de campos de internamiento del Tercer Reich, sin duda el más famoso de todos los campos de concentracion nazis. El de Auschwitz, concretamente, estaba compuesto por tres campos principales y por otros treinta y nueve de menor rango y tamaño.

El campo de concentración de Auschwitz I era el original y cumplía una función logística y administrativa. Se calcula que en este campo murieron unos 700.000 prisioneros polacos y rusos. El campo de concentración de Auschwitz II fue denominado Birkenau. En el murieron más de un millón de personas este campo fueron recluidas las mujeres. En el campo de concentración de Auschwitz III, conocido también como Monowitz, sus desafortunados moradores abastecían al mercado de trabajo alemán de mano de obra esclava y de la que era gran beneficiaria el conglomerado de empresas químicas alemanas que ostentan el dudoso honor de ser las fabricantes del insecticida Zyklon B, gas letal que era usado en las cámaras de gas de Auschwitz.

A partir de 1942, la población reclusa más numerosa era la judía y la que sufrió un mayor número de bajas, seguida por los prisioneros de guerra soviéticos, polacos y los miembros del pueblo romaní ( gitanos).

Localización del campo de concentración de Auschwitz

El núcleo de la formación del campo de exterminio de Auschwitz se encuentra ubicado en las afueras del pueblo Oswiecim. En 1939, el ejército nazi derrota a Polonia y es cuando Oswiecim es anexionado al Tercer Reich.

En el año 1941 los alemanes comienzan a ampliar el campo con la anexión de terrenos de la aldea vecina, conocida como Birkenau.
En 1942 una nueva ampliación ocupa los terrenos de Monowitz y es aquí donde se instala el tercer campo. Sus moradores abastecían de mano de obra a la planta química IG Farbenindustrie.

Orígenes y clases de presos en el campo de concentración de Auschwitz

Presos polacos

La llegada de 728 polacos con la etiqueta de presos políticos el 14 de junio de 1940, trasladados de la prisión de Tarnów, se considera la inauguración de este complejo de campos de internamiento.

A partir de esta fecha, siguen llegando nuevas remesas de prisioneros de todas las partes del país. Las autoridades alemanas consideraban a estos prisioneros altamente peligrosos por la influencia negativa que podían ejercer sobre el resto de población reclusa.

Se llevaron a cabo ejecuciones de otros presos polacos externos al campo de concentración, sentencias emanadas de juicios sumarísimos de la policía de seguridad. En un cálculo estimativo se puede decir que unos 150.000 presos polacos fueron llevados a Auschwitz y que unos 75.000 perdieron su vida.

El trato inhumano y cruel que dispensaban a los reclusos las tropas SS y los kapos, junto con las condiciones sanitarias deficientes fueron causantes de esta elevada mortandad entre los reclusos. Por otra parte, los médicos de las SS seleccionaban a los reclusos que presentaban síntomas de enfermedad y cansancio para ser eutanasiados por medio de las cámaras de gas o con una inyección de fenol directamente en el corazón. Los ajusticiamientos por fusilamiento eran frecuentes por medio de las tropas de las SS.

Es a partir de 1942 cuando sus condiciones de vida comienzan a mejorar ligeramente, aunque la tasa de mortandad seguiría siendo elevada.

Presos judíos

El 22 de diciembre de 1941 se contabilizan 1079 prisioneros judíos, lo que supone una tasa del 11,5 % del total de población reclusa del campo de concentración de Auschwitz por aquel entonces.

Es a partir de la primavera de 1942 cuando comienza el verdadero holocausto de la población judía. Los nazis comienzan un gran operativo de deportaciones en masa de judíos. Muchos de estos deportados no eran registrados a su llegada y directamente eran gaseados.

En total fueron llevados a Auschwitz 1,1 millones de judíos, de los cuales 100 mil presos fueron registrados e internados, y cerca de un millón fueron asesinados en el campo de exterminio. Desde su llegada los presos judíos fueron tratados de una forma cruel y despiadada por las autoridades del campo y, sobre todo, por las tropas de las temibles SS.

Eran destinados a los trabajos más duros y a la mínima infracción del reglamento eran asignados a unaa compañía de castigo. También cuando al resto de prisioneros se les permitía recibir paquetes de sus familiares, a los reclusos judíos les estaba prohibido y a la mínima eran seleccionados para experimentos médicos como cobayas humanas.

Entre los años 1942 y 1944 se acordó por parte de las autoridades nazis la solución final al problema judío y Auschwitz desempeñó a la perfección el papel de centro de exterminio total de los judíos.

Presos gitanos

En el campo de Auschwitz fueron recluidos también los romaníes (gitanos). Estas personas eran clasificadas por las autoridades nazis como personas de raza no aria y, por consiguiente, consideradas poco valiosas para la sociedad.

Por todo esto, en febrero de 1943 se estableció en el territorio de Birkenau un campo aparte que se mantuvo como un campamento gitano hasta agosto de 1944. En él se hacinaban todos los presos de etnia gitana y se les denominaban presos asociales (y como tales eran tratados por sus captores). Por eso eran marcados con formas de triángulos negros con la letra delante Z ( Zigeuner).

Los prisioneros de este campo no fueron sometidos a selección en el campo, vivían en barracones con sus familias y usaban ropas civiles. Una gran parte de los hombres eran empleados para terminar los trabajos pendientes en el campo de concentración de Auschwitz.

La falta de comida y la mala alimentación, unidos al exceso de población y a las malísimas condiciones sanitarias, propiciaban la aparición de epidemias de tifus y diarrea, con la consiguiente alta tasa de mortandad.

Con la disculpa de atajar el tifus cerca de tres mil reclusos romaníes fuero gaseados en Auschwitz. Al final, de los 23.000 presos romaníes censados en el campo, 20.000 individuos fueron asesinados y muchos de los que lograron sobrevivir fueron sometidos a experimentos médicos hasta la liberación final del campo de concentración en 1945..

Prisioneros de guerra soviéticos

De todos es sabido que las tropas del Tercer Reich tenían un objetivo común: la destrucción del comunismo. Para alcanzar este objetivo los dirigentes nazis se propusieron la liquidación física de todos los comisarios políticos y de los representantes del espionaje y de la inteligencia comunista. Para esta tarea se crearon grupos especiales de represión, conocidos en alemán como Einsatzgruppen.

Muchos de estos comisarios políticos no fueron identificados y lograron ocultarse entre el resto de prisioneros de guerra. Por este motivo, para lograr su identificación, se creó un cuerpo policial de élite compuesto de unas pocas personas: los Einsatzkommandos.

Aquellos presos identificados por algún componente de este grupo eran ejecutados de forma fulminante en el campo de exterminio más cercano. Según una aproximación, al menos 15.000 fueron deportados al campo de concentración de Auschwitz y solamente 12.000 fueron registrados como reclusos, el resto, 3.000, fueron ejecutados al poco tiempo de su llegada al campo de concentración.

La cifra total de prisioneros de guerra rusos desaparecidos en el campo de Auschwitz se calcula en más de 14.000. Solamente unos pocos cientos fueron trasladados a otros campos de concentración del Tercer Reich y solo unos pocos lograron huir de esta barbarie.

Prisioneros procedentes de otras naciones

Aparte de una población reclusa compuesta por: romaníes, judíos y prisioneros de guerra soviéticos; las tropas nazis llevaron al campo de concentración de Auschwitz unos 25.000 prisioneros correspondientes a otras nacionalidades: checos, bielorrusos, alemanes, rusos y yugoslavos (croatas, eslovenos y serbios ) y ucranianos. También ha quedado constancia de registros de : daneses, belgas, griegos, españoles, holandeses, lituanos, luxemburgeses, rumanos, letones suizos, húngaros, noruegos, etc. En total, se calcula la muerte de 10.000 a 15.000 prisioneros de otras nacionalidades en el campo de Auschwitz-Birkenau.

Niños y mujeres

En marzo de 1942 las tropas nazis comienzan a deportar al campo de concentración de Auschwitz a las mujeres. Constituían cerca del 30 % de los prisioneros registrados y censados como tales en el campo. Esta población femenina estaba compuesta por una cantidad aproximada de 130.000 del total de 400.000 reclusos censados.

Se estima que fueron la mitad de las víctimas de origen judío masacradas directamente en las cámaras de gas tras su llegada al complejo de exterminio.

En el año 1942 las tropas de ocupación alemanas comienzan a internar en el campo familias completas: padres e hijos de origen polaco, judío, romaní y bielorruso. Un total de 230.000 niños y jóvenes adolescentes, la mayor parte de origen judío, fueron asesinados en las cámaras de gas del campo.

Los que lograron sobrevivir a esta matanza fueron empleados como obra de mano barata para ayudar a la población reclusa adulta en los trabajos del campo. Los niños más pequeños, susceptibles de ser sometidos a un lavado de cerebro y a ser germanizados con éxito, se fueron con otras familias fuera del campo, aunque solo en el caso de pequeños bielorrusos y polacos (los judíos, por ejemplo, no tendrían esa suerte).

Peor fortuna corrieron los niños romaníes y judíos usados como cobayas humanos en falsos experimentos médicos llevados a cabo por tropas de las SS con el especial renombre del triste doctor Josef Mengele, conocido con el escalofriante sobrenombre de Ángel de la Muerte.

Las mujeres con síntomas de embarazo eran ajusticiadas por ser consideradas no útiles para los trabajos manuales. El sadismo de guardianas de las SS, como o Maria Mandel, se cebaba especialmente con ellas. A mediados de 1943 se suspendió esta práctica con las madres parturientas y solamente se sacrificaban a los recién nacidos.

En mayo de 1943 solamente se eliminaban aquellos que tuvieran un origen judío, pero las condiciones de vida miserable del campo siguió matando a los bebés, al margen de sus orígenes. Aquellos que lograban sobrevivir eran asentados en el registro del campo como "recién llegados". También fueron marcados como si fuesen reses con un número tatuado en el antebrazo los prisioneros del campo. No existe un registro fiable del número de niños fallecidos o asesinados después de su nacimiento.

Condiciones sanitarias y de alojamiento en el campo de concentración principal

Desde el inicio del funcionamiento del campo de concentración de Auschwitz las propias autoridades SS implantaron unas condiciones inhumanas que hacían cierto el lema de campo de exterminio: Arbeit macht frei ( El trabajo os hace libres).

Para comenzar su funcionamiento se reconstruyeron 20 bloques de edificios de piedra, de los cuales 6 tenían una altura de 2 pisos y 14 bloques 1 piso de altura. Finalmente los bloques de 1 piso fueron recrecidos y se construyeron 8 nuevos edificios. De esta manera se forma un complejo carcelario de 28 edificios de piedra de 2 pisos de altura usados en su mayoría como bloques de viviendas para los presos y algunos fueron habilitados para el hospital, almacenes, despachos y puntos de detención.

Después de la ampliación, los bloques fueron preparados para albergar unos 700 presos, aunque el número total casi se duplicaba unos 12.000 reos. El grado de hacinamiento era brutal. Al inicio faltaban camas y muebles para los reclusos y estos tenían que dormir en jergones puestos sobre el suelo. Por el día se recogían en una zona y de noche se volvían a extender por el suelo y por esta masificación solamente podían dormir colocados sobre un lado del cuerpo sin poder girarse, formando tres filas.

A partir de febrero de 1941 se fueron colocando literas en tres niveles .También de esta manera se hacinaban hasta dos presos por nivel. Fueron colocados, mesas, armarios y taburetes para los presos. Las habitaciones se calentaban de forma precaria, con estufillas de carbón. Las instalaciones sanitarias eran escasas y deficientes, con un tiempo muy limitado para su uso por parte de los reclusos.

Condiciones sanitarias y alojamiento en el complejo de Birkenau

En esta zona del campo de concentración los presos vivían en barracones de piedra y madera. Cada barracón tenía 60 tabiques de ladrillo que forman tres niveles para dormir y formaban 180 camas donde debían caber en cada una 4 personas. Estas cifras dan un aforo de algo más de 700 personas.

Los barracones no se calentaban lo suficiente y en invierno los prisioneros pasaban frío. Tampoco había aparatos sanitarios en los barracones de madera que eran de tipo establo (en alemán Pferdestall-Baracke). En los barracones de ladrillo las personas dormían sobre paja estrada en los camastros y en los barracones de maderas dormían sobre colchones de papel rellenos de una llamada lana de madera puestos sobre camas o literas. Para combatir el frío los reclusos se tapaban con mantas desgastadas y sucias.

Al principio los reclusos no tenían acceso al uso del agua para el uso en su higiene personal y de ahí la suciedad imperante. Las necesidades corporales se hacían en zanjas abiertas y los barracones, construidos sin materiales aislantes, eran fríos y húmedos, además de estar infestados de piojos, ratas y pulgas. Con estas condiciones higiénicas frecuentemente aparecían epidemias de enfermedades altamente contagiosas.

En 1943 estas condiciones fueron mejorando a un ritmo muy lento aprovechando la puesta en funcionamiento: servicios higiénicos, baños, lavabos e instalaciones de desinfección de la vestimenta y ropa de uso interior.

La ratio para el uso de estos servicios era muy elevada y por otra parte las autoridades imponían restricciones para su uso racional. No podían usarse durante la noche.

Para acceder a las duchas los presos tenían que desnudarse completamente en los exteriores a la intemperie y debido a las inclemencias del clima se produjo más de una enfermedad, con sus muertes correspondientes.

Alimentación en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau

Los reclusos, además de las privaciones diarias, tenían que conformarse con una alimentación que francamente dejaba mucho que desear. A primera hora por la mañana los carceleros distribuían medio litro de un sucedáneo de malta y que hacía las funciones de un café o un té, compuesto de una cocción de hierbas.

A medio día la comida constaba de aproximadamente un litro de sopa cuyos ingredientes habituales eran: nabo, un puñado de cebada, patatas, harina de centeno y un extracto alimenticio cárnico denominado Avo y para la cena se distribuían unos 300 gramos de pan negro y 25 gramos de salchicha, morcilla o margarina; otras veces mermelada o un poco de queso.

Este tipo de dieta era altamente deficitaria en nutrientes básicos, lo que unido al esfuerzo físico brutal al que estaban obligados a realizar los presos les generaba un desgaste físico extremo que en la mayoría de los casos les llevaba a la muerte física. Cuando algún recluso manifestaba algún síntoma de debilidad o enfermedad recibía el sobrenombre de musulmanes y eran seleccionados por los médicos de la SS para ser llevados a la cámara de gas.

A partir de 1942 las autoridades militares autorizaron que los reclusos del campo recibieran paquetes con ropa y alimentos de las familias. Solamente los reclusos judíos quedaron excluidos de este acuerdo, junto con los prisioneros de guerra soviéticos.

Ropa en el campo de concentración de Auschwitz

A la llegada al campo de concentración de Auschwitz los presos se desnudaban completamente. Una vez de infectados y con su nuevo uniforme presidiario, a rayas azules y grises, pasaban a ser parte del paisaje carcelario. A las mujeres se las desnudaba también y una vez desparasitadas les daban una ropa interior avejentada y faldas con blusas. Cuando llegaba el frío del invierno se les daban a los prisioneros una especie de abrigos raídos que poco abrigaban.

El uso de esta ropa inadecuada, una mala nutrición y unas condiciones de trabajo asfixiantes provocaban infecciones graves causantes muchas veces la muerte de los propios reclusos.

La falta de medios de limpieza hacía que su ropa con el paso del tiempo se volviera mugrienta y piojosa.

La rutina de trabajo en el campo de concentración de Auschwitz

Para eliminar aquellos presos incómodos para el régimen los guardianes del campo de concentración de Auschwitz se servían de los trabajos forzados. A medida que avanzaba el conflicto y las derrotas se sucedían, la política de exterminio por trabajos forzados dejo paso al trabajo de mano de obra esclava en las fábricas alemanas.

Un día cualquiera de trabajo en Auschwitz comenzaba de buena mañana, con el tañido de un gong. Nada más sonar los presos se tenían que levantar a la carrera y eran vigilados siempre por sus guardianes, tenían que ordenar sus habitáculos y asearse lo más rápido posible y a continuación tomar a toda prisa el café o el del desayuno.

Al tañido del segundo gong formaban a la carrera en la plaza para su recuento diario, se pasaba lista y se comprobaba su número. Si este control no coincidía con las cantidades correctas comenzaba de nuevo el proceso del recuento, siempre a la intemperie y sin tener en cuenta las adversas condiciones climáticas que se dieran en ese momento. Este recuento añadía más penalidades a la vida diaria del campo de concentración de Auschwitz.

Una vez cumplidas todas las formalidades, a una orden de los funcionarios se formaban los comandos de los distintos grupos de trabajo, que eran acompañados a sus tareas por una orquesta de campo. Como esta forma de recuento hacía perder, a veces, mucho tiempo, en febrero de 1914 fue suprimido.

Los trabajos forzados a los que eran sometidos los presos excedía la mayoría de las veces al límite de sus fuerzas. Eran obligados a desempeñar las tareas a utilizar métodos y herramientas primitivas que para nada facilitaban el trabajo.

En 1942, poco a poco, fueron ocupando empleos externos en minas e instalaciones industriales de la zona de Silesia y Malopolska occidental. Otros reclusos desempeñaban tareas de ayudantes en la administración del campo, trabajos en obras, medición geodésica, preparación de los campos agrícolas y sobre todo en explotaciones agrícolas-ganaderas.

Las mujeres también tuvieron una gran relevancia. Durante las realizaciones de los trabajos forzados los presos eran sometidos constantemente a una violenta orden de obediencia ciega y disciplina a sus captores. Las SS y los funcionarios los aterrorizaban constantemente con gritos, golpes y vejaciones para lograr una rápida ejecución de las tareas encomendadas. Esta presión brutal traía como resultado más visible la extenuación hasta la muerte de los presos.

En verano el tiempo total estipulado de trabajo era de 10 a 11horas y en invierno, por las malas condiciones atmosféricas, esta duración se rebajaba a 9 horas. A mediodía los reclusos disponían de una hora para la comida y de un pequeño descanso hasta el anochecer, momento en el que volvían a sus barracones acompañados, una vez más, por la atronadora música de la banda de campo.

Una vez en los barracones, se les daba un mendrugo de pan y se les permitía de una forma muy rápida el uso de los aseos sanitarios, así como la realización de pequeñas visitas a sus compañeros de otros barracones. A las 9 de la noche sonaba la señal del segundo gong y todos los presos tenían que dejar todo lo que estuvieran haciendo y comenzar el descanso nocturno.

Generalmente, los sábados y domingos no asistían al trabajo reglado y estos tiempos eran empleados para realizar las pequeñas chapuzas para mejorar el día a día del campo de concentración.

Castigos en el campo de concentración de Auschwitz

Existía un amplio repertorio de castigos a los presos que muchas veces llevaban aparejadas las consecuencias d la muerte de los propios reclusos.

Muchas actividades que se podían realizar en el campo llevaban aparejadas una serie de castigos: conseguir raciones extras de comida, escaquearse del trabajo, realizar actividades prohibidas por el reglamento carcelario, llevar una ropa no ajustada al reglamento e incluso tratar de suicidarse.

Según las actividades se obtenía un castigos u otro: azotes, flagelación, reclusión en celdas individuales de castigo del bloque 11 o el denominado castigo del poste ( Pfahlbinden en alemán) (que consistía en colgar a un poste al preso con unas cuerdas por las manos sujetas a la espalda y con los pies bailando en el aire sin tocar el suelo). También podían ser destinadas a lo que se conocía como compañía penal.

Para lograr un mayor escarnio público de los reclusos el castigo de los azotes se impartía a la hora del recuento de la noche. Para infligir este castigo con una mayor garantía, el prisionero era inmovilizado con el tronco doblado por la cintura en una mesa apropiada para este menester y las SS o los propios presos guardianes con palos redondos y gruesos iban golpeando a los prisioneros mientras estos tenían que ir cantando en alemán y en voz alta el número de golpes recibidos. Si en este recuento se equivocaban, el castigo volvía a comenzar desde cero. El número máximo de golpes era de 25 pero no siempre se respetaba esta cantidad y el castigo era responsable de lógicas e innumerables lesiones internas y externas a los reclusos.

Las celdas del bloque 11, llamadas también las mazmorras, estaban diseñadas para causar el mayor daño posible a sus usuarios. Estos tenían que dormir sobre el suelo y las ventanas estaban tapiadas con unas chapas llenas de agujeros que solamente permitían el paso de un hilo de luz y de un poco aire respirable. Este castigo podía abarcar desde unos pocos días hasta semanas, en función de la gravedad de la sanción. Estas mazmorras eran usadas para albergar a prisioneros condenados a morir de inanición y los castigados como rehenes por intentos de fugas de compañeros del campo.

Los nazis idearon un castigo a partir de 1942 que consistía en unos habitáculos de dimensiones minúsculas donde se hacinaban 4 reclusos que tenían que permanecer a la fuerza toda la noche de pie. Al día siguiente tenían que ir a su lugar habitual de trabajo sin haber podido descansar la noche anterior. La duración de esta castigo algunas veces se prolongó durante 20 noches y en ocasiones los reclusos amanecían cadáveres por asfixia y exhaustos.

En el período comprendido entre agosto de 1940 y enero de 1945, fue creada una compañía de reclusos denominada compañía penal, que en un principio estaba compuesta por prisioneros sacerdotes católicos y los pocos reclusos judíos que todavía quedaban por esas fechas.

Con el transcurrir del tiempo, la compañía se fue fortaleciendo con presos de origen polaco, judíos, alemanes y prisioneros de guerra soviéticos. Los componentes de esta compañía penal estaban totalmente aislados en el campo de prisioneros y tenían que realizar los trabajos más duros e ingratos. Se tenían que desplazar siempre para realizar las tareas encomendadas al trote y eran sometidos a brutales palizas por parte de las SS y los kapos. En el período comprendido entre junio 1942 y julio 1944 con una normativa similar fue creada una compañía penal de mujeres.

Ejecuciones en el campo de concentración de Auschwitz

En el campo de concentración de Auschwitz se llevaron a cabo ejecuciones de reclusos por parte de las SS. El Jefe del Departamento Político del campo de concentración de Auschwitz usurpó la función de dictar las penas de muerte que les correspondía emitir a la Oficina Central de Seguridad del Reich (RSHA).

Estas ejecuciones consistían en fusilar a los presos sospechosos de conspiración e infracciones graves. Para su fusilamiento eran sacados al exterior y desnudados en el patio del bloque 11 y, junto a una tapia construida ex profeso para este menester, les descerrajaban un tiro en la nuca con un arma de pequeño calibre, dotada de una gran efectividad.

Se calcula que de esta forma fueron ejecutados cerca de unos 1.000 prisioneros recluidos en las celdas de este infame bloque. También fueron ejecutados unas 4.500 personas detenidas y juzgadas en juicios sumarísimos. Es, sin embargo, imposible llegar a cuantificar el número exacto de fusilados directamente del campo ni de los prisioneros soviéticos y polacos llevados ex profeso para su ejecución procedentes de fuera del campo de exterminio.

Algunas veces cambiaba el método de las ejecuciones y se producían por ahorcamiento de forma pública para servir de escarmiento y quitarles de las cabeza a los reclusos la idea de escaparse. Otras veces los ajusticiados servirían de escarmiento como represalias por el intento de fuga de otros compañeros del campo ( si te interesan las fugas de los campos de concentración nazis, no te pierdas este artículo sobre la fuga del campo de Sobibor)

El último ajusticiamiento en la horca se produjo el día de Reyes de 1944 y fueron cuatro las victimas judías acusadas de procurar explosivos a los presos del Sonderkomando, que fueron usados durante un motín.

Otro ejemplo: en 1941, como represalia a una huida de presos, las autoridades del campo de concentración impusieron la ejecución de rehenes por hambre. Estos rehenes serían llevados a las celdas del bloque 11 y privados de todo tipo de alimento hasta que el huido fuese detenido. Todos los casos documentados en este incidente perecieron de hambre. El 29 de julio de 1941, el sacerdote franciscano Maximiliano Kolbe se prestó voluntario para sustituir a uno de los presos seleccionados para este castigo. Después de dos semanas de castigo fue ejecutado con una inyección letal de fenol en el corazón.

Todavía durante 1942 y 1943 fueron llevadas a cabo ejecuciones de forma esporádica y luego fueron erradicadas como método.

Hospitales para los internos de Auschwitz

Las propias condiciones de vida tan miserables del campo de concentración de Auschwitz hicieron que un número elevado de presos contrajeran en gran medida diversas enfermedades contagiosas. La falta de higiene hacía que la sarna campase a sus anchas por el campo y en los meses más húmedos y fríos, las neumonías, las gripes y congelaciones estaban a la orden del día entre la población reclusa. El maltrato físico por parte de los carceleros a los presos algunas veces causaba lesiones de difícil curación.

En los años 1942 y 1943, respectivamente, las epidemias de tifus causaron una gran mortandad entre la población reclusa y sus guardianes. A estas epidemias había que añadir la tuberculosis y la disentería. Pero sin lugar a dudas la enfermedad más habitual y temida era la producida por el hambre que producía un agotamiento de los músculos y, ante la imposibilidad de rendir en el trabajo físico, los presos eran sacrificados con otros métodos (inyecciones letales, cámaras de gas, experimentos médicos y algunos otros).

Las autoridades de las SS ordenaron crear una red propia de hospitales en el complejo de campos de Auschwitz, adonde eran trasladados los prisioneros, pero debido a las condiciones extremas era peor el remedio que la enfermedad.

Holocausto en Auschwitz

Comienza el exterminio de los judíos en el campo de concentración de Auschwitz

Al principio, Auschwitz funcionaba como otros campos de concentración nazis, pero con el paso del tiempo y con las condiciones de vida tan duras la tasa de mortalidad alcanzaría cotas inimaginables y hacían famoso como pocos a este campo de la muerte.

Debido a la destrucción de documentos de la época no se sabe a cienta cierta el número de presos registrados como tales en los registros del campo del año 1940. Ahora sí, ha quedado constancia que entre los judíos deportados al campo en 1941 la tasa de mortandad alcanzó el 80 %, debido fundamentalmente a que las tropas de las SS se ensañaron con especial virulencia con la población reclusa judía. A medida que las condiciones de vida en el campo de concentración de Auschwitz se iban endureciendo, la tasa de mortalidad entre la población polaca y la judía se iba igualando. En la segunda mitad de 1941, los prisioneros judíos que mostraban algún signo de debilidad o enfermedad comenzaron a ser sacrificados por parte de sus captores mediante inyecciones intracardiacas de fenol y en las cámaras de gas. Comenzaba así el holocausto judío de Auschwitz.

Uso inicial del gas

Los prisioneros que fueron los primeros en sufrir este tipo de ejecución fue la población reclusa polaca. En un principio, las tropas nazis usaban para este envenenamiento masivo el monóxido de carbono y las ejecuciones se realizaban en el complejo de Sonnestein.

Los primeros asesinatos en Auschwitz por este método se llevaron a cabo con enfermos polacos y prisioneros de guerra rusos. Estas ejecuciones dieron pistas para la Solución Final del pueblo judío que como todo el mundo sabe desembocó en el Holocausto y el genocidio. Se empezó experimentando con el gas insecticida Zyklon B y la primera prueba a gran escala de su funcionamiento con los reclusos se dió en septiembre de 1941.

Para su puesta a punto se abarrotó el sótano del bloque 11 con 600 prisioneros de guerra soviéticos y unos 250 enfermos. Sellaron las ventanas y los conductos de ventilación, y se inyectó gas al recinto. Esta primera vez la cantidad de gas Zyklon B fue escaso y los presos después de varias horas permanecían aún vivos, así que fue necesario abrir de nuevo un conducto y volver a inyectar más hasta lograr una concentración más elevada que resultaba mortal. Una muerte sin duda atroz para estas cobayas humanas.

Uso de las cámaras de gas y de los hornos crematorios en el campo principal de Auschwitz

La logística necesaria para asesinar a tantas personas y el hecho de tener que trasladar después muchos cadáveres hizo que las tropas SS habilitasen la morgue en una cámara de gas que estaba al lado de unos hornos crematorios. De esta manera todo era más rápido y aséptico.

Por el relato de unos pocos testigos, que sobrevivieron a esta barbarie nazi, se sabe que los judíos eran transportados en vagones habilitados para el transporte de ganado y en filas eran conducidos a la plaza donde estaba el crematorio. Un oficial de las SS les ordenaba desnudarse para darse un baño en las duchas y desparasitarse. Una vez terminado el proceso a la salida volverían a recoger sus pertenencias. Como no sospechaban nada obedecían las órdenes y entraban en las duchas, una vez dentro las puertas eran selladas herméticamente y un miembro de las SS equipado con una máscara de gas abría las escotillas de los depósitos de Zyklon B que caía directamente sobre los cuerpos de los condenados. Para evitar que los alaridos de las víctimas alertasen a los reclusos del exterior, los soldados arrancaban los motores de algunos camiones. Una vez terminado el proceso las instalaciones eran ventiladas y los presos que trabajaban en los crematorios entraban y arrastraban los cadáveres hasta los hornos, para su incineración. Al final el número de víctimas eran tan elevado que los hornos no daban abasto a la eliminación de los cadáveres y estos era enterrados con cal viva en fosas comunes.

El elevado número de víctimas en la población del campo de concentración de Auschwitz y la imposibilidad de reposición de estas bajas, con otros prisioneros soviéticos, por los reveses del ejército alemán en la segunda mitad de la Segunda Guerra Mundial, hizo que la dirección de las SS diesen marcha atrás en su plan de la Solución Final para el pueblo judío y que aquellos prisioneros más robustos fuesen empleados como trabajadores forzados, librándose de esta forma de una muerte segura en las cámaras de gas.

Aumento de la intensidad de los procesos de exterminio en Auschwitz

En 1942, el Reichsfüher SS Heinrich Himmler realizó una visita de inspección al campo de Auschwitz, la joya de la corona de los campos de concentracion nazis para asegurarse de que el nuevo comandante Rudolf Franz Ferdinand Höss fuera capaz de hacer frente a la afluencia de nuevos transportes masivos de prisioneros.

Con este fin supervisó el proceso de exterminio de un convoy de transporte de judíos holandeses y, una vez ejecutados, ordenó que los cadáveres fuesen quemados en grandes piras funerarias junto con los cadáveres desenterrados de las zanjas comunitarias. La preparación de todo este proceso llevó un tiempo y esto hizo que hasta finales de agosto no entrara en vigor esta nueva forma de deshacerse de los cadáveres. Se excavarían grandes fosas y se rellenarían con troncos de árboles, alternando capas de cadáveres y de madera, todas ellas rociadads con gasolina o combustibles, para prenderle finalmente fuego a toda la mezcla para lograr una incineración eficaz. Hasta el final de la Segunda Guerra Mundialguerra las tropas nazis se habían deshecho de ciento siete mil cadáveres en el campo de concentración de Auschwitz.

En 1943 el complejo de las cámaras de gas fue demolido y el terreno apisonado para borrar toda huella de las matanzas de los prisioneros. Estas cámaras de gas fueron trasladadas al crematorio de Birkenau. También al poco tiempo fue desmantelado el subcampo forestal usado para la obtención de la madera para las piras funerarias, ubicado en Kobiór cerca de la localidad de Pszczyna.

Selecciones en Auschwitz

En primavera de ese mismo año, comenzaron a llegar al campo de concentración de Auschwitz deportaciones masivas de judíos procedentes de Eslovaquia y Francia. Esta población era fuerte y sana, por lo que fue enviada directamente como mano de obra al campo de concentración sin sufrir ninguna selección. A finales de abril de 1942 parte de los presos judíos de Eslovaquia presentaban una serie de características que no les hacía útiles para el trabajo y fueron directamente ejecutados en las cámaras de gas de Auschwitz.

A principios de mayo hubo de 1942, tuvo lugar la primera gran selección en el bloque del hospital n.º 4 del BLB en Birkenau. En esta ocasión todas las personas demacradas y enfermas que estaban allí fueron ejecutadas en la cámara de gas. Solo unos pocos reclusos sobrevivieron a estas ejecuciones masivas. A partir de entonces todos los judíos considerados enfermos o no aptos para el trabajo serían gaseadas inmediatamente. Ahora la selección de los prisioneros comenzaría nada más llegar a la estación de Auschwitz. En la rampa de desembarque las tropas SS seleccionaban físicamente a los presos. Los captores les hacían creer que los reclusos más débiles e enfermos eran trasladados a los hospitales para su cura y los llevaban directamente a las cámaras de gas.

Una vez clasificados según los criterios de los médicos SS, los reclusos condenados a muerte eran llevados engañados hasta las duchas y allí eran obligados a dejar todas sus pertenencias en el suelo y a desnudarse completamente para darse un baño de agua caliente y desparasitarse. Encerrados en las duchas, los presos eran gaseados con el gas Zyklon B.

Una vez que el gas cumplía su función asfixiante se abrían las ventanas y se ventilaban las estancias de las duchas. A aquellos cadáveres con piezas dentales de oro se les arrancaban dichas pirzas con alicates y luego eran fundidas para formar lingotes de oro. También se le rapaba el pelo a los cadáveres y se les confiscaba la ropa, los abalorios y las joyas. Los cadáveres, una vez despojados de todo aquello susceptible de algún valor, eran apilados en carretillas de vía estrecha y llevados a las fosas comunes.

Robos de los bienes de los prisioneros de Auschwitz-Birkenau

Ya mucho antes de formar los transportes de deportados, los judíos eran privados sistemáticamente de todos sus bienes, joyas, dinero, obras de arte y objetos de valor. Este expolio y saqueo sucedió con mayor intensidad en el gueto de los judíos polacos que fueron transportados al campo de Auschwitz, ya que aparte de la poca ropa que vestían, no poseían ya nada de valor.

Otros judíos de Europa que pasaron menos tiempo en guetos guardaban moneda local, ropa de abrigo, joyas o incluso algunas herramientas. Se les permitía llevarlas consigo para transmitir una señal de tranquilidad aunque antes de ser ejecutados tenían que dejarlo todos depositado en el exterior con la promesa de recuperarlo al final de las duchas, cosa que como resulta obvio esto nunca sucedía. Todos estos materiales eran confiscados por las SS, para su posterior distribución de manera arbitraria entre el personal alemán desplazados del Este y que vivía en unas condiciones más precarias que el resto de sus compatriotas.

La ropa de calidad inferior era usada para vestir a los trabajadores de los campos de concentración e incluso les pintaban las rayas azules preceptivas de los uniformes presidiarios. La ropa más deteriorada e inservible era trasladada a los talleres del campo y allí las mujeres presas la rompían en trozos y tiras para entrelazarlos y formar cuerdas, cordones y otros utensilios textiles. Un recorrido semejante sucedía con la recogida y distribución del calzado.

Los amuletos, cestas, cepillos dentales, paraguas, cajas de betunes y todas aquellas pequeñas baratijas útiles eran recogidas y clasificadas en unos grandes almacenes. Los restos de jabón eran troceados y fundidos en agua caliente para formar un todo homogéneo y ser reconstruido en trozos uniformes para volver a ser usado. Pero la verdadera gallina de los huevos de oro eran las ganancias que obtenían las SS con los lingotes de oro que obtenían fundiendo las piezas dentales de oro, anillos, joyas y alianzas. El pelo natural se preparaba y luego era distribuido a las fábricas textiles alemanas. Las cenizas orgánicas en un principio se usaban como fertilizantes en las explotaciones agrícolas. pero al final debido a la gran cantidad de ellas eran vertidas directamente al río Vístula.

Ocultación de los infames crímenes de Auschwitz

No es difícil de imaginar que las SS intentaran con todos los medios a su alcance ocultar a la opinión pública el cúmulo de horrores y matanzas cometidos en los campos de concentración nazis. El de Auschwitz no iba a ser una excepción. Para lograr este objetivo llevaron a cabo una destrucción sistemática de todos los documentos donde quedaba reflejados los informes de la selección de reclusos para su aniquilación en las cámaras de gas. Solamente unos pocos fueron rescatados de la destrucción y vieron la luz pública al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los vencedores juzgaron a los responsables del bando alemán.

Por ese afán de ocultación entre las 323 órdenes directas de los comandantes del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau solamente una vez se menciona la existencia de la figura del Sonderkommando, tres la existencia de los crematorios y no hay ninguna referencia que plantee el funcionamiento de las cámaras de gas del campo de prisioneros, aunque hay vestigios indirectos cuando se habla de la planificación de la construcción de las duchas de las cámaras de gas y los crematorios, así como albaranes del envío de grandes cantidades de cal viva para desinfectar las duchas, las cámaras de gas y cubrir los cadáveres de las fosas comunes, así como el transporte en camiones de toneladas de madera para las piras funerarias.

Una idea de la magnitud de este Holocausto es que llegó un momento en el que el mayor problema de los nazis no eran las matanzas sino el poder deshacerse de los cadáveres, dado el número de víctimas tan elevado. Otros documentos encontrados y más incriminatorios son las órdenes dadas por escrito a los camioneros para ir con los camiones cisternas a la fábrica de Dessau para cargar el gas Ziklon B empleado para gasear a los reclusos del campo de concentración de Auschwitz. Eufemísticamente, el encabezamiento del documento decía: MATERIAL PARA EL REASENTAMIENTO DE LOS JUDÍOS. También ha quedado constancia del suministro elevado de toneladas de carbón coque usado como combustible de los hornos crematorios.

Con el fin de mantener a la población reclusa tranquila los guardianes SS procuraban por todos los medios a su alcance mantener el secreto de las ejecuciones en las cámaras de gas y por eso cuando se producían encerraban a la población reclusa en sus barracones e incluso llegaron a colocar vallas temporales de mimbre aislando las cámaras de gas.

El papel de los Sonderkommandos en Auschwitz-Birkenau

Cuando el campo comenzó a funcionar, la incineración de las victimas la realizaban los presos pertenecientes al comando de los fogoneros ( Heizerkommando). Desde el comienzo de las cámaras de gas con los judíos en Birkenau se fundó el primer Sonderkommando formado únicamente por prisioneros judíos. Unos se encargaban de recoger y clasificar las pertenencias de los ajusticiados para trasladarlas a los almacenes llamados CANADA. Otros tenían la misión de sacar los cadáveres y desinfectar las duchas después de cada ejecución, extraer las piezas dentales de oro y recoger el pelo. Otros se encargaban de retirar los cadáveres y de excavar las zanjas para su enterramiento.

En junio de 1942 funcionaban dos grupos de trabajo y fue creado un tercer grupo encargado de desenterrar los cadáveres de las fosas comunes y de proceder a su incineración. Una vez realizadas sus tareas y ante el temor de que intentasen la fuga, fueron ejecutados en las cámaras de gas un 9 de diciembre. Para sustituir esta mano de obra ejecutada se hicieron nuevas levas de presos y fueron elegidos otros cientos para formar un nuevo Sonderkommando. Después de varios episodios sangrientos con sus guardianes este grupo de trabajo fue diezmado por sus guardianes y finalmente solo 100 sobrevivientes fueron liberados en enero 1945.

El dilema de bombardear el campo de concentración de Auschwitz

Aunque el Alto Mando Aliado tenía indicios de las matanzas indiscriminadas no fue tomada ninguna medida disuasoria. Cuesta creerlo cuando hablamos de uno de los campos de concentracion nazis más importante de toda la Segunda Guerra Mundial.

Para 1943 la mayoría de judíos polacos habían sido exterminados en los campos de concentración nazis y estos iban siendo desmantelados una vez realizada la función para la que habían sido diseñados. Las autoridades Aliadas estaban más preocupadas de la producción de la fábrica de caucho y combustibles del conglomerado alemán IG .FARBEN ubicada cerca del campo de Auschwitz-Birkenau. Pero lo cierto es que estas mismas autoridades aliadas nunca fueron proclives a un bombardeo eficaz para destruir el campo de exterminio, con la disculpa que era más importante fijar objetivos militares y por el temor a producir una masacre entre los prisioneros del campo de concentración. Ante esta filosofía, el plan quedó olvidado en un cajón y no fue llevado a cabo. Sólamente la aviación aliada bombardeó tímidamente la fábrica química y las vías del campo de Auschwitz en agosto de 1944.

El número de muertos en el campo de exterminio Auschwitz

Se estima que Auschwitz acogió una población reclusa de 1,3 millones desglosadas de esta manera: 1,1 millones de judíos, 140 mil polacos, 150 mil romaníes. Los prisioneros de guerra soviéticos fueron unos 15 mil. De otras nacionalidades, alrededor de 25 mil, entre bielorrusos, checos, alemanes, francés, yugoslavos, ucranios y rusos. En el campo de concentración Auschwitz fueron asesinados tirando por lo bajo 1,1 millones de personas. La mayoría de estas de origen judío 1 millón (polacos unos 73.000), 21.000 gitanos y unos 14.000 prisioneros de guerra soviéticos. Alrededor de 10 a 15.000 fueron víctimas de otras nacionalidades.

Durante muchos años se estimaba unos cuatro millones de fallecidos, pero estudios posteriores acotan a la baja esta cifra. Lo que sí parece cierto es una cifra superior a 1 millón cien mil personas fallecidas, de las cuales un 80 por ciento fueron judíos.

Antes de la llegada de las tropas de liberación, las tropas SS lograron detonar un cinturón de explosivos y volar literalmente los crematorios y las cámaras de gas de Birkenau e incendiar y destruir los almacenes conocidos como CANADA,que albergaban las propiedades confiscadas a los reclusos asesinados en el campo de concentración de Auschwitz. También fueron destruidos muchos documentos de la barbarie cometida en el campo de exterminio.

Como epílogo cabe destacar que, a pesar de todo, muchos documentos escondidos y enterrados por las propias víctimas fueron recuperados y junto con los testimonios de testigos que lograron sobrevivir mostraron a la luz pública el salvajismo de la ideología nazi para con el pueblo judío y otras nacionalidades.

Si sigues dudando sobre la veracidad de lo sucedido en el campo de concentración de Auschwitz, uno de los peores campos de concentracion nazis, no te pierdas este artículo sobre el negacionismo del Holocausto.

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