Todos tenemos recuerdos. Todos tenemos "Ausentes". Casi cada día los sentimos desde dentro y vuelven con nosotros desde la muerte. Cada uno de noviembre, santo o no, vuelve el día en que todo nos recuerda lo que nosotros arrastramos con dolor cada día.
Igual que cada año, unas letras, un pequeño poema en recuerdo de nuestros "Ausentes", esa luz que aparece siempre entre las sombras.
Un beso mamá, como siempre esperando que me puedas oír. Te recuerdo.
Ropas con su olor,
paños con su aroma.
Se alejó en su cuerpo,
me dejó en sus ropas.
Luchas sin calor,
sábana de sombra.
Se ausentó en su cuerpo.
Se quedó en sus ropas.
Negros ojos negros.
El mundo se abría
sobre sus pestañas
de negras distancias.
Dorada mirada.
El mundo se cierra
sobre sus pestañas
lluviosas y negras. (Cancionero y Romancero de Ausencias. Miguel Hernández)