Por tres razones:
1) Porque hay que reducir el gasto público, nos guste o no. Las administraciones no pueden endeudarse más. Nadie les prestaría.
2) Porque hemos de mejorar nuestra productividad, nos guste o no, si queremos ser competitivos en un mundo global.
3) Porque hemos de ahorrar más, para recapitalizar nuestra economía, nos guste o no. El endeudamiento que habían alcanzado los particulares y las empresas (y las administraciones) es insostenible.