El relacionamiento de las personas con animales apareja múltiples beneficios para todos, según los estudios que abordan la temática. Así por ejemplo, podemos recordar que un estudio ha sugerido que la introducción de animales de compañía a los niños autistas en el momento adecuado en la vida, también puede ayudar con la vinculación humana. Otros han demostrado que las personas tienen más probabilidades de recibir propuestas de amistad de desconocidos cuando se camina con un perro que al caminar solo, y efectos similares se han observado en personas que tienen pequeños animales como conejos o tortugas. Según un nuevo estudio publicado en PLoS ONE por Marguerite E O’Haire y sus colegas de la Universidad de Queensland, Australia, la presencia de un animal puede aumentar significativamente las conductas sociales positivas en los niños con trastornos del espectro autista (TEA). Los autores sugieren que este efecto de “lubricante social” que tienen los animales en las interacciones sociales humanas, puede ser particularmente importante para las personas con discapacidades socio-emocionales.
Método
Noventa y nueve niños de 15 aulas de clases en 4 escuelas cumplieron con los criterios de inclusión y participación en grupos de tres (1 niño con TEA y 2 compañeros típicamente desarrollados). Cada grupo fue videograbado durante tres sesiones de 10 minutos de juego libre con juguetes y tres sesiones de 10 minutos de juego libre con dos conejillos de indias. Dos observadores cegados codificado el comportamiento de los niños con TEA y sus compañeros. Para tener en cuenta el diseño anidado del estudio, los datos fueron analizados mediante el modelado jerárquico lineal generalizado.
Resultados
Los autores compararon cómo un grupo de niños con TEA de entre 5 y 13 años de edad, interactuó con adultos y con niños de su edad (pero con desarrollo típico), mientras jugaban con dos conejillos de indias en comparación con los juguetes. Encontraron que, en presencia de los animales, los niños con TEA demostraron más comportamientos sociales como hablar, hacer contacto visual y físico. También fueron más receptivos a los avances sociales de sus pares en la presencia de animales de lo que eran cuando jugaban con juguetes. La presencia de animales también aumentó, en los niños con TEA, los casos de sonrisas y risas, y redujo comportamientos como el ceño fruncido, quejidos y llantos, más de lo registrado cuando se jugaba con juguetes.
Conclusiones
Según los autores, la capacidad de un animal para ayudar a los niños con TEA a conectarse con los adultos puede ayudar a fomentar las interacciones con los terapeutas, docentes u otras figuras adultas. Agregan que las intervenciones con la asistencia de animales también pueden tener aplicaciones en el aula de clases. “Para los niños con TEA, el aula de la escuela puede ser un ambiente estresante y abrumador debido a los desafíos sociales y la victimización entre pares. Si un animal puede reducir este estrés o artificialmente cambiar la percepción de los niños sobre la clase y sus compañeros, entonces, un niño con TEA puede sentirse más a gusto y puede abrirse a las conductas de aproximación social”.
Fuente: Science Daily, PLoS ONE.