La fotografía que ilustra la entrada de hoy se corresponde con un autobús urbano de Palma de Mallorca. No ha merecido encabezar el espacio por su belleza o por su tecnología puntera,, no; ha ganado el lugar de privilegio por la persona que se oculta tras el volante y los reflejos del parabrisas y por la sencilla razón de que un chófer de esta empresa percibe anualmente, según he leído, entre 48.000 y 60.000 euros.
Palma de Mallorca es una de las capitales que ofrece el billete de transporte urbano más caro de España, un euro con cincuenta céntimos, y no me extraña con los salarios que paga a los conductores, bastante mejor reumnerados que los especialistas adjuntos a un servicio en cualquier hospital de la sanidad asturiana. Y sin oposición.