Si bien esta clase de turismo siempre estuvo asociada al mundo anglosajón, en España la matriculación de autocaravanas creció, en 2017, 58% respecto del año anterior. De hecho, la cantidad de pernoctes en esta clase de vehículos ocupa el 13% del total del turismo, según datos oficiales.
El fenómeno de irse de vacaciones llevando a cuestas el propio alojamiento, ya tiene nombre: lo han bautizado autocaravaning, y se volvió tendencia en toda habla hispana. Este dato representa una elección distinta, por parte de los turistas, respecto del destino más frecuente, que es la playa.

De todas formas, es claro que tener resuelto el alojamiento aporta una libertad mayor al viaje. Quizá sea por ello que este año, en España circulan alrededor de 150 mil autocaravanas. Un número impensado hasta que se dispararan las ventas, en 2017.
A este aumento, hay que sumarle que ya existen plataformas digitales para alquilar entre particulares. La más famosa, a nivel global, es Outdoorsy. Pero se trata de una herramienta esencialmente norteamericana.

En dichas plataformas, se ofrecen diferentes versiones de la autocaravana: camper, que es algo así como una furgoneta, en la que se puede cargar todo lo necesario para acampar, pero donde no es posible alojarse; la autocaravana tradicional, que es un pequeño departamento a remolque del vehículo, muy utilizado por las familias; y la furgoneta camper, que es una van del mayor tamaño posible, así que puede servir para acampar, tanto como para dormir cómodamente dentro.

Más allá de la intención recaudatoria del Estado, en España y en todos lados, es notable que esta nueva forma de turismo resulta una alternativa en tiempos de menos recursos, además de ser una modalidad que siempre tuvo su atractivo, y ahora, además, puede permitir solventar gastos. Otro hecho que afianza el matrimonio entre tecnología y turismo.
