Revista Coaching

Autocontrol: hacer balance y no dejarse llevar

Por Raquelcabalga @RaquelCabalga

autocontrolPlatón, en su tratado Fedro, describe el alma como un auriga que lleva las riendas de dos caballos alados, el uno de noble ascendencia, bello, elegante, y el otro de raza común, contrahecho y rebelde. El caballo noble es nuestra razón, y el otro, nuestros apetitos, de los que nacen emociones como la ira y el deseo. Todos tenemos la misión de mantener el rumbo del carro por la vida, domando a nuestros apetitos, encauzando nuestra razón y coordinando las energías de ambos.

Con esto quiero decirte que es importante que seas consciente de tus estados anímicos pues es la única forma de templar tus emociones para acompasarlas al ritmo de tus deseos, avanzando así hacia tus sueños sin perder el equilibrio.

Cuando estamos de buen humor la vida nos parece más bonita, las dificultades parecen más fáciles de resolver, las relaciones son más fluidas, las críticas son bien recibidas, la comunicación es efectiva… En cambio, cuando estamos de mal humor vemos la vida peor de lo que es: complicada, seria, aburrida, sin color, llena de malas intenciones y dificultades, etc. ¡Pero todo esto es una trampa, DESPIERTA! Los contrastes bruscos se acontecen por nuestros cambios de humor; esto es, nuestra vida no empeora de la noche a la mañana pero nuestra forma de percibirla según nuestro estado emocional sí. Y es que te puedes acostar felizmente casado/a, con una casa bonita, un trabajo que te apasiona y estupendas perspectivas de futuro pero… ¿A caso puedes abrir un ojo por la mañana y darte cuenta que no amas a tu marido/esposa, que tu casa es una choza, que odias tu trabajo y que estás absolutamente perdido/a?

Seguramente hayas vivido esto último y tu vida se haya desmoronado en cuestión de horas sin que haya sucedido nada que así lo haya provocado. Puede resultar absurdo e incluso gracioso y nos pasa a todos/as: cuando estamos contentos todo parece ir bien y cuando estamos “depres” todo parece ir cuesta arriba. Y la verdad, las cosas nunca resultan ir tan mal como las vemos…

Entonces, la pregunta del millón es: ¿Qué puedo hacer frente a esos estados emocionales que me alejan de la realidad?

La respuesta que te doy es: practicar el autocontrol y estar dispuesto/a a dudar (de tu capacidad de juicio, de lo que te rodea, de la forma en la que ves las cosas, etc). Puesto que los estados emocionales “bajos o poco beneficiosos” no nos permiten ver con perspectiva podemos optar por ver con consciencia… ¡Me explico! Considero que lo mejor es aprender a observarnos a nosotros mismos para poder a identificar cómo nos sentimos; de esta forma lograremos hacer balance emocional antes de dejarnos llevar por la vorágine en la que lo vemos todo oscuro. En esos momentos, hay algo que te ayudará recordar: “Sé que me siento … (deprimido/a, enfadado/a, apático/a, desesperanzado/a, de mal humor o etc) y que cuando esto sucede mi ánimo y mi actitud no son los mejores para ver la vida tal y como es”.

Cuando “estés de bajón” puedes estar tranquilo/a, todo pasa. Aprovecha esos momentos para dejarte sentir esa emoción, para estar solo/a o para realizar aquella actividad que te devuelve el buen humor… Sea como fuere, haz lo que sientas menos mirar analizar, calificar y cuantificar tu vida pues solo lograrás hacerte daño (ya que en esos momentos no ves la vida con las mejores gafas). No le des demasiada importancia a lo que te está ocurriendo pues si es algo que requiere tu atención, al recuperar la alegría, seguirá estando ahí para que lo soluciones con la mejor predisposición.

Aunque toda la vida te la pases matando, nunca te quedarás sin enemigos; si sofocas tu ira, en cambio, habrás abatido a tu auténtico enemigo.

(Nagarjuna)

 


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