Algunas de las verdades más poderosas que nos podemos encontrar son de alguna manera las más sencillas. El concepto de autoeficacia es dentro de Psicología una de las mismas. Este concepto ha sido muy estudiado desde la Psicología Positiva, y engancha con conceptos de los que he hablado mucho en este blog, como la resiliencia o como las fortalezas personales. En este artículo te hablaré de qué es la autoeficacia y de cómo potenciarla.
Lo cierto es que creyendo que puedes lograr lo que deseas es uno de los factores más importantes – quizás el que más – en el secreto para conseguir el éxito. Y ello no en un sentido mágico, si no de crear posibilidades mentales, de comenzar a andar a paso firme el camino para lograrlo. Para acabar sintiéndonos eficaces en nuestro trabajo, relaciones sociales o de pareja deberemos probarnos y juzgar adecuadamente que tenemos pericia en esos ámbitos.
Autoeficacia viene de una conocida teoría en psicología, ya clásica. El precepto básico en la teoría de la autoeficacia es “las creencias de las personas en sus propias capacidades para producir los efectos deseados de sus propias acciones”. El psicólogo Albert Bandura fue el primer impulsor de este concepto. Así, esta va sobre los determinantes de los comportamientos que las personas hacemos y sobre los que decidimos tender, cómo perseveramos en ellos y cuanto nos esforzamos para afrontar los retos y los obstáculos.
La teoría de la autoeficacia igualmente sostiene que estas creencias de eficacia sobre uno mismo juegan un papel principal en el ajuste psicológico, los problemas psicológicos y la salud física, así como en los cambios de conductas tanto propios como guiados por un profesional.
En este camino del que hablaba la experiencia me ha demostrado que hay una palabra clave para llegar a sentirnos eficaces. Evidentemente necesitaremos diferentes habilidades, pero la principal va a ser la perseverancia. Esa persistencia para conseguir lo que queremos e ir un paso más allá, para enfrentarnos a los sucesivos retos y acabar ganando etapas intermedias, a modo de carrera ciclista. Siendo perseverantes acabaremos siendo resilientes, y ello nos permitirá vernos como autoeficaces. ¿Cómo comenzamos a desarrollar la autoeficacia e incluimos la perseverancia en este proceso? Vamos a verlo.
Tres pautas para desarrollar tu autoeficacia.
- Se realista de tus capacidades actuales.
Se trata de vernos de manera precisa y honesta. Quizás ya seamos eficaces en diferentes ámbitos y lo que necesitemos sea desarrollar nuevas habilidades en otros campos. Sé positivo en tu valoración, pero no olvides el ver en que punto estás.
- Metas progresivas.
Sin prisa pero sin pausa. Los grandes cambios y huidas hacia delante no te harán llegar lejos. Sí el introducir cambios progresivos y constantes.
- Pide retroalimentación a los demás y dátela a ti mismo.
Los otros van a ser una muy buena fuente de información. También tu propia persona, ello a ver si has podido progresar o no en tu búsqueda de la autoeficacia.
El camino te irá dando pistas de por donde tirar. Recuerda aquí que una perseverancia bien entendida no es darse cabezazos una y otra vez contra una pared infranqueable, si no persistir con inteligencia. Quizás deberías probar cosas nuevas o adaptar las que ya haces bien. Este vídeo me parece muy ilustrativo ya que nos habla de la resiliencia, ¡espero tus comentarios más abajo!:
Antoni
pd.- en el curso Herramientas terapéuticas de la Psicología Positiva podrás encontrar también cómo desarrollar la resiliencia tanto en ti como en tus clientes, pacienteso alumnos, en el caso que seas un profesional del desarrollo personal.