Desde 2015 tengo el orgullo de formar parte del APOL: el servicio de Apoyo Psicológico On Line de la Fundación Punset. Una selección de psicólogos de toda España que contestamos consultas en torno a problemas de depresión, ansiedad, estrés, pareja, desamor, y muchos otros.
Desde entonces, una gran cantidad de trabajo, más de 150 consultas publicadas, y una enorme experiencia de aprendizaje que me llevo y que quiero compartir contigo, publicando algunas de las consultas más destacadas que he tenido la oportunidad de contestar.Esta semana: La relación entre la autoexigencia excesiva y la baja autoconfianza. Un caso que nos muestra cómo mientras más irreales son las expectativas que vuelco sobre mí mismo, menor es la seguridad que tengo en mis propios recursos personales.CONSULTATengo 27 años y desde hace unos 5 estoy perdiendo casi todas mis amistades y me es muy difícil relacionarme. Con mis parejas siempre tuve discusiones y problemas de celos, siempre me vi insuficiente. Al mantener una conversación siempre estoy atenta de lo que digo y dicen los demás, siempre pienso en si me aburro o se aburren, en que no sé de qué hablar, y esto me bloquea totalmente. Además tuve problemas con amigas y me cuesta mucho volver a confiar. Salgo con un chico desde hace un año y no avanzamos, sólo sexo, lo que he tomado como una vía de escape; él sí ha intentando que hagamos más cosas. No sé qué hacer, he acudido a varios psicólogos y no han sabido cómo ayudarme, he probado con medicación pero tampoco me ha sido útil. Sé que soy yo quien tiene que cambiar pero no sé cómo y cada vez tengo menos fuerza de voluntad al no ver resultados.RESPUESTALa base de los celos se encuentra en la desconfianza. Pero esa desconfianza no se dirige exclusivamente hacia el otro, lo más común es que la causa principal de los celos sea una falta de confianza en uno mismo. Como te ocurre a ti: "siempre me vi insuficiente". Esa percepción de ti misma influye en tu seguridad y por ende en tus relaciones sociales, ya que tratarás de encontrar evidencias continuas en los demás de que resultas una persona atractiva socialmente, pues no estás nada segura de ello. Esa inseguridad se transmite, y puede ser generadora de conflictos, lo que acaba provocando rechazo social. Es decir, la famosa profecía autocumplida: al final somos nosotros mismos quienes provocamos el mal que temíamos.Por otra parte, cómo no vas a tener déficit de autoconfianza si también tienes una autoexigencia excesiva: "siempre estoy atenta a lo que digo, a si se aburren, a que no sé de qué hablar...". Ambos rasgos, baja autoconfianza y autoexigencia excesiva, suelen ir de la mano, porque si te marcas unas expectativas demasiado altas sobre ti misma, nunca vas a llegar a ser lo que quieres, siempre vas a quedarte por debajo, y te vas a sentir inferior. Pero no porque seas inferior a los demás, eres inferior a la idea que te has creado sobre lo que tienes que ser tú, pero porque esa idea es demasiado exigente.