Revista Cultura y Ocio
Biografía:
Charles Lutwidge Dodgson, nacido en Reino Unido, más conocido por su seudónimo Lewis Carroll, fue un diácono anglicano, lógico, matemático, fotógrafo y escritor británico. Sus obras más conocidas son Alicia en el país de las maravillas y su continuación, Alicia a través del espejo.
Los antepasados de Dodgson procedían principalmente del norte de Inglaterra, con algunas conexiones irlandesas. Conservadores y miembros de la High Church anglicana, la mayoría de ellos se dedicaron a las dos profesiones características de la clase media-alta inglesa: el ejército y la Iglesia. Su bisabuelo, llamado también Charles Dodgson, llegó a ser obispo; su abuelo, otro Charles, fue capitán del ejército y murió en batalla en 1803, cuando sus dos hijos eran todavía muy pequeños.
El mayor de ellos —también llamado Charles— escogió la carrera eclesiástica. Estudió en Westminster School y más tarde en Christ Church, Oxford. Con grandes dotes para las matemáticas, obtuvo una doble titulación que prometía ser el comienzo de una brillante carrera académica. No obstante, el futuro padre de Lewis Carroll prefirió, tras casarse en 1827 con su prima, convertirse en párroco rural.
Su hijo Charles nació en la pequeña parroquia de Daresbury, en Cheshire. Fue el tercero de los hijos del matrimonio Dodgson, y el primer varón. Después seguirían ocho hijos más y, lo que resulta más insólito para la época, todos ellos —siete chicas y cuatro chicos— sobrevivirían hasta la edad adulta. Cuando Charles tenía once años, su padre fue nombrado párroco de la localidad de Croft-on-Tees, en North Yorkshire, y toda la familia se trasladó a la espaciosa rectoría que sería la morada familiar durante los siguientes 25 años. Dodgson padre fue haciendo progresos en el escalafón eclesiástico.
El joven Charles inició su educación en su propia casa. Las listas de sus lecturas conservadas por la familia, atestiguan su precocidad intelectual: a los siete años leyó The Pilgrim’s Progress de John Bunyan. Se ha dicho que sufrió un trauma infantil cuando se le obligó a contrarrestar su tendencia natural a ser zurdo; no hay, sin embargo, ninguna evidencia de que haya sido así. Sí sufrió de un tartamudeo que tendría efectos perjudiciales en sus relaciones sociales durante toda su vida. También padeció sordera en el oído derecho a consecuencia de una enfermedad. A los doce años fue enviado a una escuela privada en las afueras de Richmond, donde parece que se integró bien, y en 1845, fue trasladado a Rugby School. Abandonó Rugby a finales de 1850 y en enero de 1851 se trasladó a la Universidad de Oxford, donde ingresó en el antiguo college de su padre.
No siempre trabajó duro, pero estaba excepcionalmente dotado y obtuvo con facilidad unos resultados excelentes. Su temprana carrera académica osciló entre sus éxitos, que prometían una carrera explosiva, y su tendencia irresistible a la distracción. A causa de su pereza, perdió una importante beca, pero, aun así, su brillantez como matemático le hizo ganar, en 1857, un puesto de profesor de matemáticas en Christ Church, que desempeñaría durante los 26 años siguientes. Cuatro años después fue ordenado diácono.
En 1856, Dodgson descubrió una nueva forma de arte, la fotografía, primero por influencia de su tío Skeffington Lutwidge, y más tarde de su amigo de Oxford, Reginald Southey y del pionero del arte fotográfico Oscar Gustav Rejlander. Alcanzó pronto la excelencia en este arte, que convirtió en expresión de su personal filosofía interior: la creencia en la divinidad de lo que él llamaba belleza, que para él significaba un estado de perfección moral, estética o física.
Dodgson escribió poesía y cuentos que envió a varias revistas y que le reportaron un éxito discreto. Entre 1854 y 1856 su obra apareció en las publicaciones de ámbito nacional The Comic Times y The Train, así como en revistas de menor difusión, como la Whitby Gazette y el Oxford Critic. En 1856 publicó su primera obra con el seudónimo que le haría famoso: un predecible poemilla romántico, «Solitude», que apareció en The Train firmado por Lewis Carroll. El sobrenombre lo creó a partir de la latinización de su nombre y el apellido de su madre, Charles Lutwidge. Lutwidge fue latinizado como Ludovicus, y Charles como Carolus. El resultante, Ludovicus Carolus, regresó otra vez al idioma inglés como Lewis Carroll.
También en 1856, un nuevo deán, Henry Liddell, llegó a Christ Church, trayendo con él a su joven esposa y a sus hijas, que tendrían un importante papel en la vida de Dodgson. Éste entabló una gran amistad con la madre y con los niños, especialmente con las tres hijas, Lorina, Alice y Edith. Parece ser que se convirtió en una especie de tradición para Dodgson llevar a la niñas de picnic al río, en Godstow o en Nuneham.
Fue en una de estas excursiones, concretamente, según sus diarios, el 4 de julio de 1862, cuando Dodgson inventó el argumento de la historia que más tarde llegaría a ser su primer y más grande éxito comercial. Él y su amigo, el reverendo Robinson Duckworth, llevaron a las tres hermanas Liddell (Lorina, de trece años, Alice, de diez, y Edith, de ocho) a pasear en barca por el Támesis. Según los relatos del propio Dodgson, de Alice Liddell y de Duckworth, el autor improvisó la narración, que entusiasmó a las niñas, especialmente a Alice. Después de la excursión, Alice le pidió que escribiese la historia. Dodgson pasó una noche componiendo el manuscrito, y se lo regaló a Alice Liddell en las Navidades siguientes. El manuscrito se titulaba Las aventuras subterráneas de Alicia y estaba ilustrado con dibujos del propio autor. Se especula que la heroína de la obra está basada en Alice Liddell, pero Dodgson negó que el personaje estuviera basado en persona real alguna.
Tres años más tarde, Dodgson, movido por el gran interés que el manuscrito había despertado entre todos sus lectores, llevó el libro, convenientemente revisado, al editor Macmillan, a quien le gustó de inmediato. Tras barajar los títulos de Alicia entre las hadas y La hora dorada de Alicia, la obra se publicó finalmente en 1865 como Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas y firmada por Lewis Carroll. Las ilustraciones de esta primera edición fueron obra de sir John Tenniel. El éxito del libro llevó a su autor a escribir y publicar una segunda parte, Alicia a través del espejo. También publicó con su verdadero nombre muchos artículos y libros de tema matemático.
Opinión:Más tarde o más temprano tenía que aparecer, era lógico. Tras barajar varios autores que amo decidí escribir mi primer autor del mes sobre él como un homenaje. Os aviso de que me he leído un montón de biografías de él porque me encanta.
Varias veces hemos comentados de dónde proviene el nombre del blog cuando nos lo habéis preguntado pero, por si acaso, lo vuelvo a repetir: El nombre es un homenaje para Lewis Carroll, el autor que escribió mi libro favorito. Últimamente esta obra está muy de moda y si bien es cierto que me alegro porque se merece el éxito que ha cosechado con el paso de los años, no me gusta todo el postureo que existe detrás de esta obra.
Evidentemente Lewis Carroll no es sólo Alicia en el País de las Maravillas por mucho que la gente no se fije en eso. Para mí es un hombre digno de admirar. Encontraba arte y belleza en las cosas que hacía a pesar de que muchas veces se oponía al pensamiento victoriano y al de su propia familia, fervientemente religiosa como habéis podido comprobar. Su talento por la fotografía fue innegable aunque le causó la fama de ''pederasta''. Me da rabia. Sólo sabemos tachar a la gente de cosas sin conocerlos, numerosos estudiosos ya han contradicho esta teoría y uno de los motivos es que, en aquella época, se asociaba la imagen de los niños con la inocencia. Algo que es lo primero que se puede apreciar en su obra.
También lo tacharon de ser Jack el destripador pero bueno, como todo son suposiciones. Yo lo que sé a ciencia cierta es que tenía un talento innegable. El mundo de Alicia me ha acompañado desde que era pequeña y nadie se puede hacer una idea de cuánto. De mientras las niñas jugaban a las casitas o a las princesas, yo jugaba a todas horas que me metía en la madriguera del conejo blanco. Meterme debajo del árbol de navidad me llevaba al mundo de Alicia, hacer senderismo por Cazorla en verano se convertía la larga travesía de Alicia por alcanzar al sombrero loco. Y de mientras todas tenían princesa favorita yo era Alicia. Y a día de hoy soy Alicia. Me identifico con ese personaje tan asombroso que él creó, Viviría en el País de las Maravillas mil millones de veces.
Las obras de Alicia están llena de sinsentidos, eleva la imaginación al máximo exponente y a la vez nos encontramos con que toma varias materias como son las matemáticas, la lingüística, la música, el dibujo... A pesar de ser cuentos están muy completos y es un estilo inimitable. Alicia a través del espejo se lleva a cabo sobre un tablero de ajedrez y si verdaderamente sigues los pasos de Alicia, puede comprobar que es cierto.
Sin duda mostró su amor por las matemáticas y por la lógica creando mundos contradictorios. Para mí que se le ocurriera la historia contándole la historia a la joven Alicia se me hace impensable. ¿Os dais cuenta todo lo que imaginó en un simple paseo en río? Él lo escribió para que la pequeña pudiese leerlo cuando quisiera y el poema inicial de la obra está dedicado a las tres hermanas que tanta fortuna le aportaron.Su forma de narrar es sencilla, ágil y divertida, sus tramas te enganchan... No sé. ha creado una de las mejores obras del mundo. Fue un escritor, un fotógrafo y un matemático increíble y por todo eso le dedico este mes.
Algunas curiosidades de él son: Tiene fascinación por el número 42 (Como las ilustraciones del libro y lo menciona la Reina Roja en el juicio, el poema La caza del snark la escribió con cuarenta y dos años y menciona que tenía "Cuarenta y dos cajas"); Editó un par de revistas caseras para que su familia disfrutase; En una carta a su alumno escribió una paradoja algebraica; Le gustaba trazar figuras sin levantar el lápiz del papel; Le encantaban los acertijos lingüísticos; Fue un experto en los problemas de lógica, sobre todo en los de cruzar el río; Era zurdo pero le obligaron a escribir con la derecha; Se le diagnosticó epilepsia aunque se cree que estaba mal diagnosticado.
(Paradoja algebraica que envió a su alumno)
Frases célebres:
“Uno de los secretos de la vida es que lo que realmente vale la pena es lo que hacemos por lo demás.” “A veces he creído hasta en seis cosas imposibles antes del desayuno.” “Si cada cual se ocupase de lo suyo, el mundo daría vueltas mas aprisa.”