Este año —como los otros— no ha sido uno de grandes lecturas ni números exorbitantes, ha sido más bien el de seguir descubriendo autores a los que ya les había echado el ojo hace un tiempo. Por eso y sin más preámbulos les presento a los nuevos que por fin leí este año.
Un autor colombiano que hace mucho quería empezar a leer es Héctor Abad Faciolince, con su libro más conocido El olvido que seremos. Un texto triste y hermoso del que habla de si mismo y de su familia, mediante un homenaje a su padre, que era un médico que adoraba las rosas y que fue tristemente asesinado.
Una autora de la que había escuchado mucho era Catherynne M. Valente por sus libros de fantasía,pero me inicie por Deathless por recomendación encarecida de Yaiza y bueno ha sido todo un descubrimiento del talento de esta señora porque hace suya la mitología rusa y eslava.
Continuando con las escrituras de autores colombianos leí al conocido Santiago Gamboa, un escritor bogotano que vive en el exterior y gracias a esto escribió El síndrome de Ulises, una novela sobre el exilio de los latinoamericanos en Europa y como deben sobrellevarlo. Una novela muy única.
Y por fin luego de un tiempo de conseguir el ladrillo demencial de la señoraSusanna Clarke me puse a leer su obra recién adaptada a la televisión. Jonathan Strange and Mr Norrell resultó ser una obra brillante, con un estilo decimonónico y muy provisto de la descripción y la riqueza en una historia sobre la magia inglesa.
Continuando con autores que había oído mencionar está el escritor Junot Díaz, quien ha logrado un gran reconocimiento con su novela The brief wondrous life of Oscar Wao, una novela sobre la maldición legendaria del fukú en una familia dominicano-americana y que verá si su antihéroe nerd logra evitar que el mal le persiga.
Y llegando a los clásicos ingleses tuve el chance de leer al reputadísimo Sir Arthur Conan Doyle, si bien con su detective sino con su vertiente más fantástica. El mundo perdido es una aventura por el amazonas más maravilloso que alberga animales que se creían extintos. Una aventura a toda regla.
La literatura japonesa es una asignatura pendiente de este año y la aprobé al aventurarme a leer a Kenzaburo Oe, uno de sus autores relevantes. Leyendo M/T y la historia de las maravillas del bosque se va al Japón más remoto y mitológico, en el que hombres y mujeres emprenden un viaje para encontrar un lugar donde vivir y así fundan una aldea en medio del bosque.
Y finalizo con un ganador del Putilzer, quien es Frank McCourt, quien relata su infancia pobre y llena de carencias en Angela's Ashes, una novela de la Irlanda más amante de su patria pero la más pobre y católica. Sin duda un retrato honesto de la niñez y juventud.
Esto ha sido todo. Me dejé a Tolstói por el camino, pero hombre que es un autor con todas las letras y ya era hora. ¿Hemos coincidido en algún autor este año?