Revista Cultura y Ocio

AutoReseña: Andras, el Nigromante

Publicado el 26 junio 2020 por Ayaathalia @Ayashi375
AutoReseña: Andras, el NigromanteDisponible en AmazonPrecio: Kindle 1.99€ / Papel 13.51€Páginas: 130Género: FantasíaNarrador: 1ª persona del pasado

Sinopsis«Yo soy el amo».
Cuando la inocencia se pierde a causa de la injusticia y tu alma no puede soportar más dolor, ¿qué harías para cambiar tu destino? ¿Hasta dónde serías capaz de llegar para obtener lo que más anhelas?
Andras, el Nigromante, es la primera parte de la saga El Círculo de las Almas (al menos, por ahora, pero existirá una parte 0 u origen, de la que se hablará más adelante), y la verdad es que empieza muy duro.
Esta novela sucede en la memoria del protagonista: Andras se alza en lo alto de su torre, y recuerda cómo ha llegado hasta donde está. Y no ha sido bonito.
Los sucesos que marcan la vida de Andras (en este momento, Ilías) son muy duros, tal vez no aptos para cualquier estómago. La captura, el sometimiento, los trabajos forzados e incluso la tortura... digamos que rompen a cualquiera.
Se evidencia el desprecio del propio personaje hacia su yo del pasado, un niño que quería a su madre y que llego a querer, básicamente, complacer a sus amos. Con el tiempo, él está por encima de todo eso... está por encima del amor, e incluso por encima de la vida.
Pero es interesante notar un detalle: el esclavo Ilías hubiera seguido siendo un esclavo, uno dócil, trabajador y pensando primero en sus amos, de no ser por un castigo que no se merecía, que no se había buscado, que no tenía razón de ser. Fue castigado por mera crueldad, y fue la gota que colmó el vaso: aquello lo cambió todo.
Después de eso, Ilías se convierte en Andras, y empiezan las oleadas de muerte.
La novela baja un poco de ritmo una vez el protagonista cruza la frontera, eso es cierto. Esas últimas treinta o cuarenta páginas son una transición que nos llevan desde la transformación de Ilías en Andras... hasta lo que sería el inicio de las siguientes novelas. Un episodio necesario para entender todo el escenario, pero aun así, a posteriori tengo la impresión de que podríamos haberlo hecho mejor.
Especial mención para Devorador, una criatura contrahecha, malformada y muy simple, que a pesar de ser lo que es (se alimenta de almas que dejan de existir para siempre), me despierta mucha ternura. Me pasa lo mismo con Isshi, en La Devoradora de Almas; son seres que, a pesar de su alimentación y aparente indiferencia hacia la muerte, pueden amar como pocos.
4/5 estrellasUna historia dura de recuerdos y esclavos

Volver a la Portada de Logo Paperblog