Autorreferencial y soberbia, CFK sigue ignorando la crisis

En la inauguración de un hangar de Aerolíneas Argentinas en Aeroparque, la presidente de la Nación puso en juego todas sus dotes histriónicas, como las calificó recientemente Adrián Suar, el gerente de programación de Canal 13, que además la calificó como una verdadera actriz con mucha llegada a la gente. Esto lo demostró ayer respaldando a Mariano Recalde como presidente de Aerolíneas, con el único argumento de que ella lo nombró. Se trata de una clara muestra de la soberbia, de las muchas a la que nos tiene acostumbrados. El mensaje es que Recalde, al haber sido ungido, puede hacer el desastre que quiera en la empresa, como está harto comprobado por las pérdidas seguidas de los tres años que pasaron más el que viene. También mostró su vena de maestra ciruela cuando explicó que una compañía no puede tener seis gremios. Aunque señaló que habían hecho bien en hacerle la vida imposible a la española Marsans -justificando así aquel boicot- pero acotando que ahora no debían hacerle a ella lo mismo. Consideró así la conducta de los sindicalistas como un ataque a su persona, en una clara actitud autorreferencial que también la caracteriza.

No es común que un presidente se dedique varios días seguidos a conducir la crisis de una empresa, por más importante que ésta sea. Es obvio que CFK no acepta tener que pagar costo alguno por este conflicto, mientras insiste en ignorar las graves señales de alarma que están dando los mercados con la fuga de depósitos y la demanda de dólares.

Malas noticias

Si bien ayer no funcionaron los mercados en los Estados Unidos por la celebración del Día de Acción de Gracias y, por tanto, no funcionó el mercado de granos de Chicago, la expectativa allí era ver si la soja seguía bajando. Pero de cualquier modo, se produjeron dos malas noticias: en primer lugar, la decisión de Angela Merkel de cerrar terminantemente la emisión de eurobonos para solucionar la crisis de deuda que sufren varios países europeos como Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España, y quizás a Francia. Justamente, Nicolás Sarkozy quiso convencer a la premier alemana -sin éxito- de que puede generarse así una apreciación mayor del dólar, pese a los problemas de la economía americana, produciéndose además una baja de los commodities agrícolas, pero no del petróleo, cuyo precio se referencia por la evolución de las rebeliones en los países árabes. Para nuestro país sería el peor de los escenarios, porque caerían más la soja y los cereales y subiría el petróleo, que justamente tendremos que importar el año que viene junto al gas. La razón principal es que Repsol-YPF, desde hace cuatro años, retira todos sus dividendos para mandarlos a España. También el socio local, el grupo Eskenazi, retira dividendos para pagar la compra de parte de la compañía. El resultado de estos retiros masivos es el no incremento de la exploración y explotación petrolífera. Así las cosas, habrá que importar U$S 10.000 millones para cubrir la energía que consumirá el país.

La otra mala noticia es que el real se devaluó a razón de 1,90 por dólar, mientras la cotización local del dólar está anclada, como lo explicó en tono docente, en su discurso en la UIA, la propia presidente. El contraejemplo es Dilma Rousseff, una presidente que entiende en serio cómo funciona este mundo en crisis financiera que se agrava cada día. Ella permite que se devalúe la moneda para que Brasil siga siendo competitiva. Nosotros vamos por el camino opuesto. Como muestra de lo que viene, ya cerró una empresa norteamericana con 80 obreros que fabricaba Sucaryl y Chucker. La causa determinante fueron los altos costos laborales.