Debo confesar que no me estrujé mucho los sesos a la hora de fabricar las rimas, pero bueno, la idea se pilla.
Además, en esta tira acabo de regalar a mis fieles lectores otro gran privilegio: conocer a Auty justo después de su transformación al vampirismo.
¿O es que creíais que Auty de humano también era calvo, jorobado, no tenía nariz y casi tampoco orejas?
¡Un abrazo!