Auxiliar a una víctima de accidente de tráfico, tanto si somos testigos o bien hemos formado parte del accidente, es una obligación no solo moral sino también legal.
Según el Reglamento General de Circulación y el Código Penal, se considera un delito no solicitar auxilio o socorrer a un herido que esté desamparado o en peligro. Este se denomina delito de omisión del deber de socorro.
El Artículo 129 del Reglamento General de Circulación dice:
“Los usuarios de las vías que se vean implicados en un accidente de tráfico, lo presencien o tengan conocimiento de él, estarán obligados a auxiliar o solicitar auxilio para atender a las víctimas, si las hubiera, prestar su colaboración para evitar mayores peligros o daños, restablecer, en la medida de lo posible, la seguridad de la circulación y esclarecer los hechos”.
Los Artículos 195 y 196 del Código Penal dicen:
“El que no socorriere a una persona que se halle desamparada y en peligro manifiesto y grave, cuando pudiere hacerlo sin riesgo propio ni de terceros, será castigado con la pena de multa de tres a doce meses. En las mismas penas incurrirá el que, impedido de prestar socorro, no demande con urgencia auxilio ajeno. Si la víctima lo fuere por accidente ocasionado fortuitamente por el que omitió el auxilio, la pena será de prisión de seis meses a 18 meses, y si el accidente se debiere a imprudencia, la de prisión de seis meses a cuatro años”.
Pero no solamente debemos actuar movidos por la legislación. Está demostrado que es de vital importancia auxiliar u ofrecer ayuda inmediata a un herido en accidente de tráfico ya que los primeros momentos son cruciales. Una reacción rápida y correcta puede ayudar a disminuir hasta un 30% las secuelas graves e incluso la mortalidad del herido.
Se debe actuar con calma y facilitar toda la ayuda que podamos. El protocolo de la regla PAS, que consiste en Proteger, Alertar y Socorrer, nos ayudará a saber cómo reaccionar ante un accidente de tráfico. A continuación, os dejamos un enlace donde encontraréis información útil sobre cual es el comportamiento más adecuado para socorrer de forma correcta.