Investigadores de las universidades de California y Harvard, Estados Unidos, han conseguido inducir por vez primera la regeneración de las conexiones nerviosas que controlan el movimiento voluntario después de una lesión medular.
La investigación se ha llevado a cabo con ratones pero, según los resultados que publica en su último número la revista ‘Nature Neuroscience’, puede ayudar a desarrollar nuevos enfoques terapéuticos para la parálisis y otras alteraciones de la función motora.
En concreto, para lograr este avance han tenido que revertir el desarrollo de un mecanismo molecular esencial para el crecimiento de las conexiones del tracto corticoespinal nervioso, gracias a la supresión de una enzima llamada PTEN (fosfatasa homóloga a la tensina) que controla un camino molecular llamado mTOR, regulador clave del crecimiento celular.
La actividad de esta enzima es baja en la fase inicial de desarrollo, permitiendo la proliferación celular, aunque cuando se activa, una vez a se ha completado el crecimiento, inhibe el mTOR y evita toda capacidad para regenerarse.
Tratando de encontrar una manera de restaurar el crecimiento celular inicial en el tejido lesionado, Zhigang He, un neurólogo del Hospital Infantil de Boston y la Harvard Medical School, demostró por primera vez en un estudio de 2008 que bloquear el PTEN en ratones permitía la regeneración de las conexiones desde el ojo hasta el cerebro después de tener dañado el nervio óptico.
Tras este hallazgo, trataron de comprobar si este mismo enfoque podría promover la regeneración nerviosa en una médula espinal dañada, que hasta ahora se consideraba “intratable”.
Sin embargo, ahora los investigadores confía en que se pueda conseguir una terapia potencial para inducir la regeneración de las conexiones nerviosas después de una lesión de la médula espinal en humanos”.
Esta lesión, en ocasiones del tamaño de una uva, puede favorecer la pérdida completa del movimiento por debajo del nivel de la lesión. Así, una lesión en el cuello puede causar parálisis de brazos y piernas, incapacidad para controlar la vejiga y el intestino, pérdida de la función sexual, además de otros riesgos secundarios.
Sin embargo, los investigadores confían en que “todas estas funciones perdidas podrían ser restauradas si pudiéramos encontrar una manera de regenerar las conexiones que fueron dañadas”.
El objetivo ahora es estudiar si el tratamiento PTEN conlleva el restablecimiento efectivo de la función motora en ratones con lesión de la médula espinal y, más a largo plazo, ver si se pueden utilizar determinados fármacos para acelerar esta recuperación.
Fuente : Europa Press