Poema sobre el poema ¿Parálisis?Un poema de Iván Rojo
Era uno de
esos días,
ya sabes a
cuales me refiero;
tú no
contestabas a mis mensajes
y la última vez
parecías realmente enfadada.
El tipo sin
rostro de aquel trabajo infame
me había
despedido con un cheque exiguo.
que iría
directamente al bolsillo
del tipo sin rostro del banco.
La última
editorial había contestado lo de siempre
y habían
sustituido a la camarera de mi bar favorito.
Arrastraba
mis pies por la avenida
como quien
arrastra el peso y la culpa
de mil dioses enfermos.
Estaba casi
realmente feliz
de no tener adónde ir
porque estaba
convencido
de no poder llegar nunca.
Y estaba
bien,
no me parecía un mal final después de todo;
dejarme caer
allí,
en mitad de la acera o la calzada
o lo que
diablos fuera
que quedara bajo mi cansada alma
y dejar que
pasaran
los segundos y los siglos y las glaciaciones.
Que el
bendito suelo
me acogiera como a su hijo pródigo y prodigioso.
Entonces lo
vi
a bastantes
metros de distancia,
como un animal mitológico anacrónico.
Avanzando
con
insultante lentitud,
pero avanzando.
Primero el
andador,
luego esos dos cadáveres que eran sus piernas;
un paso
y
otro paso.
Y una sonrisa
triunfal
cruzando su cara perlada de sudor y gloria.
Decidí tener
la decencia de imitarle
y seguir avanzando.
Aunque fuese
al menos
para llegar a escribirle este poema.