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Avatar

Publicado el 18 enero 2010 por Fernandoramos
AvatarDesde su nacimiento, al poner las imágenes en movimiento, el cine ha asombrado a todo el que haya asistido a alguna proyección.
En la medida que el asombro inicial se fue disipando, otros aspectos fueron tomando preponderancia; por un lado, la parte técnica no ha parado de evolucionar; por el otro, los personajes y la historia pasaron a ser lo más importante.
El avance de la tecnología ha propiciado un enorme salto cualitativo en el apartado de los efectos especiales, y algunas producciones han basado su éxito en aprovechar al máximo lo que con ellos se puede hacer.
Uno de los directores que más se ha apoyado en los efectos especiales, para forjar su filmografía, es James Cameron; de hecho sus inicios fueron como responsable de esa parte, en títulos como: Battle Beyond the Stars, 1980; Escape from New York, 1981.
En 1984, Cameron creo uno de los más iconográficos personajes del cine de ciencia ficción, The Terminator; lo repitió en 1991, previo a ello su carrera tuvo altibajos. Su éxito arrollador vino con la insulsa Titanic, que todo el mundo vio y adoró; por eso La academia lo llenó de Oscares, y él, los productores, los dueños de salas de proyección, las tiendas de video, y algún otro por ahí, llenaron sus bolsillos de dólares.
Puede decirse que en cada una de las tres décadas pasadas las taquillas han reventado, al menos una vez, por culpa de este cineasta; los números lo avalan como el director por excelencia del cine de entretenimiento puro. A finales de 2009 se estrenó su más reciente trabajo, que muchos han llamado la punta de lanza de la revolución del cine actual; luego de verla es posible afirmar que tal argumento es demasiado pretencioso.
Dicen que Cameron tuvo que esperar, durante varios años, a que la tecnología para rodar Avatar se desarrollara; la mayoría de quienes la han visto opinan que la espera valió la pena.
Al igual que Titanic, la cinta tiene como principal atractivo los efectos especiales. En ese sentido, la nueva propuesta de Cameron llena las expectativas, aunque es necesario verla en 3D para apreciarla al 100%
Para ver Avatar hay que considerar tres cosas. En primer lugar, se asiste a presenciar un espectáculo visual que, a pesar de ser único, puede llegar a cansar, pues luego de la primera hora se siente como que se estuviera viendo la repeteción del demo de un video de alta definición. Es innegable que las imágenes son hermosas, algunas llegan a rozar lo poético; sin embargo, se abusa del recurso y no se alcanza profundidad.
Pandora, el escenario en el que se desarrolla la acción, pretende ser la vuelta al paraíso, a las cosas elementales; de ahí que la película se transforme en una especie de alegato ecologista, esa es su mayor pretensión fuera de lo técnico.
En segundo lugar, hay que tener en cuenta que el guión es completamente trivial, los personajes no están desarrollados y sufren las consecuencias; los actores hacen el esfuerzo, y logran actuaciones decentes, principalmente Sigourney Weaber (Dra. Grace Augustine). La historia de amor es forzada y la toma de conciencia de Jack Sully (Sam Worthington) es artificial; entonces esta parte no funciona.
El tercer aspecto es el relativo a la originalidad del filme. Es cierto que, en su forma, las imágenes son novedosas, pero las referencias a otras producciones saltan a la vista. Casi todas las criaturas recuerdan el universo de El señor de los anillos; la irrupción de Jack Sully en la tribu de aborígenes alude directamente a Danza con lobos; la conexión al Avatar está emparentada con Matrix; por mencionar las más evidentes.
Avatar es un producto hecho para entretener, y lo logra en buena medida. Ha reventado las taquillas, ganó el Globo de oro como mejor película y para su director, pero no marcará un antes y un después para el cine.
Calificación 7/10

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