Portada de Ave del paraíso
Con "Ave del paraíso", Joyce Carol Oates crea una historia trágica y unos personajes autodestructivos. El centro de esa tragedia será el cruel y despiadado asesinato de Zoe Kruller. Dos son los principales sospechosos de este crimen: Delray Kruller y Eddy Diehl, esposo y amante respectivamente de la víctima. Este suceso cambiará drásticamente la vida de estos dos hombres. También la de sus familias. Aaron, hijo de Delray y Zoe, que encuentra a su madre muerta; Lucille, esposa de Eddy; y Ben y Krista, hijos de Eddy y Lucille. Retrato magnífico de personajes el que nos ofrece la prolífica escritora y también de relaciones tóxicas que se tejen entre ellos. Y contra todo pronóstico una atracción, una espiral de violencia y deseo de la que dos de estos personajes no podrán escapar. Los hijos de ambos sospechosos: Krista y Aaron."Esa era la manera en que necesitaba hablar con Aaron Kruller. Con palabras breves y sencillas tan cortantes como piedras afiladas"Y esa es la manera en parte en que nos habla Joyce Carol Oates. En parte porque sus palabras cortan como piedras afiladas, que más que cortar limpiamente desgarran, formando heridas que no sanarán, cuyo veneno no mata pero emponzoña la sangre, sangre que inoculará cada célula con esa toxina de dolor. Y en parte porque el lenguaje de Oates no es ni breve ni sencillo. Sus frases son largas, encadenadas aparentemente sin control. No ahorra la escritora gringa en descripciones. Son sentencias que envuelven, que enganchan, que atrapan, que asfixian. Y no podía ser de otra manera, todo en esta historia es material denso del que resulta harto difícil huir.
Tiene la sabiduría y generosidad la autora de ofrecernos la mirada y voz de los dos jóvenes protagonistas. A través de ellos conoceremos como afecta 'el problema' (como llama Lucille al asesinato de Zoe y la involucración de su esposo) a sus familias. El padre de Aaron, abandonado ya por su esposa, no sabrá manejar ese desamparo definitivo. Ben, hermano de Krista, renegará de su padre y se alejará inexorablemente de su hermana, que es y será siempre 'la hija de su padre'. Y Lucille se sentirá traicionada por su marido, que intentará equivocada y desesperadamente recuperar a su familia y su vida anterior, y será incapaz de perdonarle.
"La traición es lo que duele. La traición es la herida más profunda. Traición es lo que queda del amor cuando el amor ha desaparecido."
Policía de Sparta. Fotografía de Clinton Steeds
El retrato psicológico de los personajes es magnífico y la eterna candidata al premio Nobel de literatura nos teje de forma soberbia unas relaciones paternofiliales estremecedoras. Pero si alguna de ellas sorprende y está magistralmente desarrollada es la de Krista con su progenitor. Krista ama a su padre de forma incondicional, con una entrega total y absoluta, rayando casi en lo incestuoso. El mayor logro de la autora estriba en convertirnos en meros espectadores que no juzgan estos tremendos hechos, tal es la manera en que desmenuza el alma de los inqulinos de esta novela. Y lo mismo ocurre con la relación que engendra para Krista y Aaron. Una mezcla de sentimientos contradictorios íntimamente entrelazados, una emulsión de violencia y deseo cuya línea divisoria simplemente no existe, una atracción sexual que les destruye y les da vida a la par.
"Existía aquel vínculo profundo, íntimo entre nosotros, más profundo que la conexión entre Ben y yo, un vínculo que no se podía deshacer.Porque Aaron Kruller había sentido el pulso de la sangre en mi garganta. Había sentido el movimiento de la vida por mi cuerpo. Y yo había sentido el acaloramiento y el apremio de su cuerpo adolescente de varón, cuando por mediación de sus manos y de su entrepierna se había aplastado contra mí en un trance de deseo. No había sucedido nada parecido en toda mi vida adulta, lo que había sucedido entre nosotros no se podía deshacer jamás."Y como testigo mudo pero también centro neurálgico y magnético en el que todo converge, la ciudad de Sparta. Sparta, tierra de perdedores, de hombres varoniles y de mujeres sumisas. La también autora de "La hija del sepulturero" sabe crear como nadie una densa atmósfera que atrapa y condiciona a los personajes, como si por nacer y vivir en Sparta tu destino estuviese llamado a teñirse de tragedia.
"Toda Sparta convertida en una telaraña de aquel tipo de relaciones. Y en el centro de la tela estaba la araña Muerte."
Motel. Fotografía de Roman Soto
Y uno no puede evitar preguntarse si la suerte de Zoe Kruller es la causa de tanta destrucción o tan sólo el detonante de un caldo de cultivo a punto de explotar.
"era verdad que Zoe había caído en el infierno y estaba tirando de ellos como agua sucia que se arremolina en el sumidero."Porque antes de su muerte los protagonistas de esta historia ya eran expertos en dolor y en drama familiar.
"El dolor era algo con lo que era capaz de codearme. El dolor era una herencia que conocía y aceptaba."
"Fuera de la familia no hay gran cosa. Era un pensamiento consolador o terrible. Krull no sabía cuál de los dos"Porque al fin y al cabo Zoe ya había abandonado a su familia y se había convertido en una prostituta yonqui antes de morir. Y Delray ya era un ex presidiario con problemas para controlar su violencia. Y Eddy un adúltero que bebía demasiado. Y Lucille una mujer más preocupada en mantener la compostura que en afrontar sus problemas.
Y así, resulta inevitable que Krista tan sólo sea una niña que anhela que la amen porque nunca nadie ha sabido quererla
"Yo estaba pensando en que nadie más me quería así. Nadie más habría querido poseerme."y que Aaron sea un niño que no sabe cómo amar porque nunca nadie le ha enseñado a hacerlo.
"un hombre... un muchacho... también necesita que lo quieran. No sólo las mujeres. Si no tienes ese cariño, hay algún tipo de veneno que se encona"
Fotografía de Adriano Agulló
Ficha del libro:
Título: Ave del paraíso
Autor: Joyce Carol Oates
Editorial: Alfaguara
Año de publicación: 2010
Nº de páginas: 528
Más sobre "Ave del paraíso" y Joyce Carol Oates
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Con motivo de la publicación de "Ave del paraíso" en España, su autora visitó nuestro país en 2010. De su presentación en Barcelona fue testigo la agencia Efe tal y como se refleja en el siguiente vídeo.
Se echa en falta traducción simultánea o subtítulos en las intervenciones de Joyce Carol Oates. Para compensaros he seleccionado dos de las numerosas entrevistas a medios escritos que la escritora estadounidense concedió en su día. Son las entrevistas publicadas en "El Periódico" y en "El País". Personalmente me ha gustado más la segunda, pero de la primera me quedo con la siguiente frase que define a la perfección el estilo narrativo de la autora: "Lo único que hago es poner un espejo ante la vida".
Y el próximo viernes... os ruego un poco de paciencia para poder volar. Estamos encerrados. En un sótano. No temais, no estamos sólos. Estamos con nuestra familia. Ella nos cuidará y nos protegerá. Esa es su función, ¿o no? Tan sólo el brillo de unas luciérnagas nos mostrará la salida. Así que al final podremos escapar. Pero tal vez lo que encontremos ahí fuera nos de aun más miedo. "El brillo de las luciérnagas", la escalofriante segunda novela de Paul Pen.