Revista Comunicación

Aventura y empresa, capítulo cero

Publicado el 05 septiembre 2016 por Mandomando

Lunes. Para muchos, de vuelta a los negocios, para otros de búsqueda de negocio, sea de encontrar un puesto, un empleo o primeros clientes para su incipiente lanzamiento. Cuarta conversación con emprendedores en lo que va del día (que no ha sido particularmente largo) pero - Skype mediante- ya se ha quemado la primer batería diaria de mi Note. Hasta ahora en el blog había hablado poco de Incúbame y de lo referente a las empresas que estamos acompañando y lo voy a mantener así. Lo siguiente es una visión sobre la marcha, vinculado a Incúbame pero que va mas allá de la incubación de startups.

Aventura y empresa, capítulo cero

Oh, esa palabra, "Emprendimiento". Voy con una reflexión temprana sobre el tema emprendimientos, empresas, empresarios y startups. Armar historias, crear startups, montar empresas es parte de un sentimiento interno, un deseo, algo que está en uno, no una solución a los problemas personales. Es decir, no creamos un negocio para salvarnos o porque no encontremos empleo o porque hayamos dejado nuestro puesto, sino porque aunque estemos en buena posición (social, familiar, económica y de salud) y tengamos o no un empleo estable (tanto como queramos creer en ese concepto) hay algo que nos mueve a estar creando nuevas historias. Y no todas las palabras son iguales. Un emprendedor no es un empresario, ni un emprendedor lo es por haber emprendido una vez una aventura. Separemos, que es gerundio.

Emprendimiento es comienzo, empresa es obra constituida. Un emprendimiento siempre tiene algo de fugaz, de debilidad, de fragilidad inherente a toda criatura o proyecto incapaz de sostenerse por si solo. Una empresa es una obra colectiva que se funda sobre ciertas bases económicas, con cierto expertise, fondo comercial, comunidad, clientes, socios y proveedores enmarcados en un plan de negocio con una vista puesta en el mediano o largo plazo. Se puede tener un emprendimiento que se transforme rápidamente en una empresa con sus mejores características y conservando el espíritu adaptativo de un proyecto naciente, pero se necesita tener claro ese camino. Hay -en muchos casos que me llegan- emprendimientos basados solamente en una idea de producto, en un servicio visualizado, en una aplicación móvil- ecommerce- web social - comunidad online pero que no se piensan como base de una empresa. Sin pensar en recursos humanos como base, principio y fin de una aventura (y lo que tiene que ver con aporte social, gestión del tiempo, liderazgo y comunicación) hablar de empresa-vía-emprendimiento se hace fútil. Sin pensar en continuidad, se hace débil. Empresa es justamente un sinónimo social para algo duradero.

Aventura y empresa, capítulo ceroEs un error pensar en el producto o en el servicio como centro del emprendimiento, en lugar de pensar en la gente en primer lugar. Si no tienes habilidades nativas de comunicacion, deberías desarrollarlas. De hecho, el éxito en llevar a buen término un proyecto se basa en tener un equipo dotado de dos "habilidades básicas": la comunicación social y el pensamiento lógico-matemático. Vale tanto para la música, la cirugía estética o la programación. O para conformar un equipo para lograr una meta. Porque emprendes un proyecto para dar antes que para recibir. Sabiendo que necesidad vas a solucionar, que necesidad vas a solucionar fácilmente y que necesidad vas a solucionar fácilmente y que divierta, entretenga y motive. Y que pueda tener un equipo de personas alrededor que forme parte de esa ilusión y que estén ilusionados por parte de tus acciones durante mucho tiempo (así puedes hablar de empresa)

Finalmente, está la búsqueda de ser emprendedor como solución a la falta de empleo. La tragedia de la carencia de puestos de trabajo se debe a muchas causas, poco simples de explicar y que varían de sitio en sitio. Una de ellas, al menos en Europa, es la falta de voluntad de emprender acompañada por un fomento lento y envejecido de muchas administraciones. Algo de lo que opiné en:

De aquel informe de la Unión Europa que sentenciaba que apenas al 37% de sus ciudadanos le gustaría ser empresario frente al 55% de los americanos o el 71% de los chinos. Ese informe de la UE que destacaba dos problemas secundarios de la empresa de los pequeños empresarios: las tareas administrativas y la falta de financiación. La primera sigue siendo la desmotivación.

A mas emprendimientos, por fuerza estadística, mas experiencia y a mayor experiencia de intentos, mayor cantidad de logros, es decir, de empresas. Finalmente, a mayor cantidad de empresa (no de empresas mayores, de mas envergadura ni de mejor calidad de empleo sino de diversificación de la oferta de empleos) mayor cantidad de puestos de trabajos. Ni buenos, ni mejor pagados ni -desde ya- mas estables, pero mas trabajos. Mas puestos descentralizados de un gran hub (conglomerado, grupo o simplemente, gran empresa). Y por esto creo que es bueno seguir predicando el mantra de "anímate a emprender y descubre tu aventura", a pesar que el 90% de los emprendedores que sigan este mantra lo hagan ante la (temporal) precariedad o nulidad laboral en su campo y a pesar que el 90% del 10% restante se dará una dolorosa hostia por querer emprender un aventura empresarial sin entender que es emprender y sin pensar en empresa.

En 5 años, cuando nos quede claro que no hay mas estabilidad sino menos, tal vez nos pongamos las pilas para que ese 37% de europeos se trasforme en un 50% de críos queriendo ser startupers. La única forma de tener un plan estratégico es con una meta definida y aquí mi propuesta.

Os seguiré escribiendo de emprendimiento, ya desde el blog de Incúbame. En breve.


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