Revista Cultura y Ocio
Avicena decía que para que el fuego arda y obre según su naturaleza también habrá que tolerar que pueda quemar la capa de un hombre noble. En otras palabras, no hay bien tan excelso, salvo Dios, del que no pueda resultar un mal; ni mal tan vil del que no quepa esperar un bien.
Quien crea que en el balance entre bienes y males prevalece el mal sobre el bien debe avalar con obras sus palabras y poner fin a su vida. Y quien crea lo contrario debe callar y guardarse mucho de blasfemar contra el orden de las cosas, pues, cuando con un mal menor se obtiene un bien mayor, peca gravemente quien para evitar el mal cierra el paso al bien.