Revista Cultura y Ocio

Ávila, pedregosa y amurallada

Publicado el 04 noviembre 2014 por Manuel LÓpez Prieto @rigoly
Ávila, pedregosa y amuralladaLa pequeña ciudad castellana declarada patrimonio de la humanidad hace 29 años tiene el encanto de esas ciudades que no tienen nada y a la vez lo tienen todo.Sin duda, las murallas destacan por encima de cualquier otro monumento y es la imagen más característica de la ciudad.
Ávila es para peatones y por eso es silenciosa, calmada, a otro ritmo. Es un placer dar un paseo o cientos con calzado cómodo por sus calles desniveladas y empedradas de otra época. Disfrutar de más de 40 monumentos entre iglesias, conventos y palacetes.
Pasear sin prisa (es difícil hacerlo de otra manera) y adentrarse por una de las 9 puertas de la muralla. Salir por unas y entrar por otras como si fuese un laberinto versallesco.Podemos realizar muchas paradas, pero al menos no dejes de disfrutar de estas cinco:
  • Su curiosa catedral gótica El Salvador que más bien parece una fortaleza.
  • Sus murallas son su mejor escaparate y te permitirán adentrarte en otros tiempos Hasta el mismísimo Orson Wells se dejó conquistar para rodar campanadas en la oscuridad.
  • La basílica románica de San Vicente.
  • La plaza de la Santa de la ciudad: Teresa o la puerta del Alcázar donde Juan Pablo II inauguró una estatua conmemorativa en el año de los mundiales.
  • El mirador de los cuatro postes donde podrás disfrutar desde el suelo de las mejores vistas de la ciudad, tanto de día como de noche.
El turista en Ávila nunca se encontrará sólo porque al igual que las gotas del río Adaja bajan de Villatoro, así lo hacen los visitantes pos sus calles, cámara en ristre para inmortalizar los rincones más ocultos de una pequeña gran ciudad Patrimonio de la Humanidad.Nadie se va de  Ávila sin probar el menú típico: sus judías del Barco, chuletón y las no más famosas yemas de Santa Teresa.Ávila, pedregosa y amurallada

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