Ávila es para peatones y por eso es silenciosa, calmada, a otro ritmo. Es un placer dar un paseo o cientos con calzado cómodo por sus calles desniveladas y empedradas de otra época. Disfrutar de más de 40 monumentos entre iglesias, conventos y palacetes.
Pasear sin prisa (es difícil hacerlo de otra manera) y adentrarse por una de las 9 puertas de la muralla. Salir por unas y entrar por otras como si fuese un laberinto versallesco.Podemos realizar muchas paradas, pero al menos no dejes de disfrutar de estas cinco:
- Su curiosa catedral gótica El Salvador que más bien parece una fortaleza.
- Sus murallas son su mejor escaparate y te permitirán adentrarte en otros tiempos Hasta el mismísimo Orson Wells se dejó conquistar para rodar campanadas en la oscuridad.
- La basílica románica de San Vicente.
- La plaza de la Santa de la ciudad: Teresa o la puerta del Alcázar donde Juan Pablo II inauguró una estatua conmemorativa en el año de los mundiales.
- El mirador de los cuatro postes donde podrás disfrutar desde el suelo de las mejores vistas de la ciudad, tanto de día como de noche.