Estaba claro que tenía que ser un destino de naturaleza porque en la ciudad nos estresaríamos ella y nosotros, y entonces surgió la idea de realizar la Senda del Oso en bici. Antes de salir de Galicia hicimos una breve parada en la Playa de las Catedrales, porque nunca está de más visitar uno de los lugares más espectaculares de Galicia. Recordad que en temporada alta es necesario reservar. Nosotros lo hicimos desde el coche un rato antes de llegar y tuvimos suerte. Recordad también que es importante saber cuándo está la marea baja porque de lo contrario no podréis bajar al arenal ni admirar las formaciones rocosas que la hacen famosa.

El resto del día era de viaje, sin pretensiones de hacer ninguna parada turística, pero se acercaba la hora de comer y decidimos hacerlo en Avilés para poder dar un breve paseo por la tarde. Ya habíamos estado hace unos cuantos años y nos habría sorprendido muy gratamente. He de decir que esta segunda vez nos gustó todavía más. Nada que ver con el Avilés industrial que se aprecia desde la autovía. Hay que acercarse a su centro histórico, "modernizado" hace relativamente poco con el Centro Niemeyer, obra del reputado arquitecto que le da nombre.
Iglesia de los Padres Franciscanos

Iglesia de Santo Tomás de Canterbury
Como no íbamos a estar demasiado tiempo optamos por aparcar en un subterráneo justo debajo del ayuntamiento. Allí cerquita se encuentra la Oficina de Turismo en donde nos hicimos con un mapa. Desde Turismo, se llega a una pequeña plaza con una pasarela, hay que cruzarla para llegar al puente de colores que nos lleva al Centro Niemeyer. Hay visitas guiadas por el recinto, pero al ir con Arya, la descartamos.
Iglesia vieja de Sabugo

Palacio de Camposagrado
Volvemos hacia el centro y empezamos nuestro recorrido por la Plaza de España y el ayuntamiento. En esta plaza confluyen 6 calles y podemos observar, aparte del ayuntamiento, el Palacio de Ferrera y el Palacio de Llano-Ponte.

Ayuntamiento








En total fueron unas 3 horas de bici, que nos tomamos con bastante calma y que se hacen muy llevaderas porque siempre vas en ligero descenso. En algunos momentos de la ruta hay que cruzar la carretera, así que tened cuidado con los coches.




Nuestras bicis, con el remolque de Arya en el fina de la ruta
