Revista Ebusiness

Aviso a los navegantes que se quieran reinventar

Por Motivia @universomotivia

Pues bien supongamos que estás pensando en hacer un cambio importante en tu carrera profesional. En reinventarte, como se dice ahora. O bien lo has decidido o estás en ello. La verdad es que encontramos infinidad de libros, blogs, videos, y fotos bonitas con frases preciosas en las redes sociales que nos inspiran enormemente. Cuándo decides que te tiras a la piscina, cuándo decides emprender ese viaje, vives momentos maravillosos en muchos casos. Mucha ilusión y optimismo, y ganas de comerte el mundo.

Pero no tantas veces nos advierten que el camino puede ser más o menos largo. Duro en algún momento, quizás. Tal vez las cosas no salen exactamente como las hemos previsto o soñado. Surgen nuevos imprevistos. Circunstancias con las que no contábamos. Parece que las cosas se tuercen, o directamente se quiebran. Vaya, como cualquier otra faceta de nuestras vidas. Y en esos momentos, hasta el más pintao puede caer  en las garras del desánimo. Nos puede invadir el malhumor e incluso el dolor. El ver las cosas de color gris, o negras completamente. No cabe duda de que algunas veces deberemos cambiar radicalmente de objetivo, y en otras, simplemente, se trata de perseverar. Perseverar, adecuarse y seguir adelante, hasta que nos reencontramos con nuestra energía e ilusión más auténticas. En caso de las adversidades más severas, hablamos del muy comentado concepto de resiliencia.

“La resiliencia es la capacidad de afrontar la adversidad saliendo fortalecido y alcanzando un estado de excelencia profesional y personal. Desde la Neurociencia se considera que las personas más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés, soportando mejor la presión. Esto les permite una sensación de control frente a los acontecimientos y mayor capacidad para afrontar retos (Instituto Español de Resiliencia)”

Y de eso quería hablaros en este y en el próximo post. De la capacidad de equilibrar o regular nuestras emociones y estados de ánimo, de forma que nos facilite seguir viviendo nuestras pasiones y nuestros sueños. Y con esto no querría desanimar a nadie. Al contrario. Creo que afrontar la realidad y saber que podemos contar con estos recursos, nos facilitará la labor de  lanzarnos a vivir nuestro sueño, y nos ayudará a perseverar en su consecución.

Siempre me ha maravillado observar a algunas personas que, con la mejor de las intenciones, eso sí, nos animan a reinventarnos y a vivir la aventura, nuestros sueños y pasiones, sobreponiéndonos a nuestro miedo natural. Algunos de ellos, da la casualidad que tienen apellidos de esos que llaman “ilustres”. De buena familia, para entendernos. Hay otros en que cuando lees su trayectoria, la intuición te dice que deben tener una cuenta corriente que les da para vivir sin dar un palo al agua muuuuchos años. Y además resulta que alguno no tiene ni hijos, ni deudas que pagar. Alguno he visto también con unos currículums que dices, caray, si algún día este tío tiene que buscar un buen trabajo, lo encuentra en 10 minutos, en cualquier lugar del mundo. Como dice mi socio Carlos Caballero, algunos, desde su zona de confort, nos piden que salgamos de nuestra zona de confort. Entonces me quedo pensando: bueno si a este “aventurero” se le hunde el barco a mitad de viaje, sabe que se sube en el bote salvavidas, que resulta que es una lancha con 2 motores de 500CV, y en un rato vuelve al puerto. Y seguro que muchos de nosotros nos quedaremos pensando: ¡así yo también me hago aventurero!

Pero bien, los que no tenemos esa suerte (¡tenemos muchas otras!), y somos personas normales y corrientes, con deudas, hijos a nuestro cargo, trabajadores “normalitos” (¡con suerte!), hemos estudiado dónde hemos podido, y hemos decidido hacer el viaje a pesar de contar con un triste salvavidas inflable de la tienda de los chinos, ¡más nos vale que sepamos nadar bien!

Pues en uno de esos días, en que parece que decae un poquito el ánimo, en que las cosas se ponen un poco más cuesta arriba y en el horizonte se otea algún cumuloninmbus (que corte como me equivoque al deletrear esta palabreja ;-) decidí abrir mi libreta de hojas color crema, por la primera que pillé que estaba en blanco (y ahora viene cuando dices: ”ha dicho que eran de color crema, y ahora resulta que estaba en “blanco” ¡pero no se me ocurre ahora otra expresión!), y empecé a hacer una lista con todas aquellas cosas que era capaz de recordar que me ayudarían a mejorar mi ánimo en los días en que te levantas… no tan contento, vamos a dejarlo así.

Lo titulé Herramientas Prácticas de Regulación Emocional. En plata, ¿qué pudo hacer que sea fácil, rápido y que funcione para mejorar mi ánimo, no decaer, desahogarme, o lo que sea, para esos momentos de “bajón”, que no en tantos sitios nos advierten que podemos tener? Y si puede ser gratis, ¡la bomba!

¿Tienes curiosidad por saber más? ¿Nos leemos en la próxima entrada? ¡Pues arriba esos ánimos!


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