El mercado y el mundo de la belleza están cambiando. Y todo gracias (si es que se puede decir) al coronavirus. O al menos de eso trató el vivo vía zoom de Avon desde su plataforma Avonmiradenuevo.com, donde un panel de expertos de la marca nos contó sobre como la empresa está adaptándose a esta nueva forma de disfrutar de una belleza más inclusiva y democrática.
Desde el centro de Innovación, en Suffern, New York y con la presencia de la Global Marketing Manager, otra experta en tendencias globales, la vicepresidenta de Desarollo e Innovación entre otras, pudimos conocer qué cambió y qué va seguir cambiando en la cosmética. Dato que nada tiene que ver con esto pero quiero mencionarlo: ¿sabían que en Avon el 70% de los cargos gerenciales, CEOs y científicas son mujeres?
Volviendo al tema del cambio en el mundo de la belleza, el año pasado se vivió un momento quiebre: Durante la cuarentena, viviendo de zoom en zoom, con más tiempo para nosotras al no tener que estar viajando de acá para allá, nuestras rutinas cambiaron: ya no era necesario apurarnos para llegar al trabajo, nuestras caras estaban tapadas en un 60% al salir al mundo externo y en los encuentros por zoom veíamos muestro reflejo en la pantalla tanto como a nuestros compañeros.
Eso nos llevó a prestar más atención a nuestras rutinas de cuidado de la piel, el maquillaje se redujo a una máscara de pestañas y un labial (como mucho) y nos encontramos hasta el más mínimo defecto cada vez que nos veíamos en pantalla. También nos ocupamos de sentirnos bien, así que realizamos más tratamientos DIY, empezamos a prestar atención a las fragancias de los productos como una forma de "mimarnos" y logramos disfrutar.. si, disfrutamos durante una pandemia... una forma de preservarnos que no debería darnos culpa.
Así llegamos a:
- Una tendencia a cuidar la piel y a realizar rutinas de cuidado más extensas.
- Nuestra mirada se convirtió en foco del maquillaje y cuidado de la piel (recordemos que esa zona es la primera en envejecer).
- Otra gran tendencia es que se empezó a disfrutar y necesitar de un momento de conexión con nosotras, nuestra piel y sus necesidades: La belleza se convirtió en una terapia para atravesar el COVID.
- Las fragancias empezaron a tener mayor importancia, ya sea en los productos como para perfumarnos mientras estamos en casa.
- Boom de las mascarillas, sheet mask, cremosas y DIY.
- Al final del día todos necesitábamos "bajar revoluciones", relajarnos, además de conectar con nuestras necesidades y sentimientos.
En el futuro, las empresas van a estar más preocupadas por cumplir con estas necesidades:
- Las experiencias online en la compra de productos tenderán a ser personalizadas para ayudar a la consumidora a encontrar el producto que mejor vaya con sus necesidades.
- Las mujeres aprendieron a analizar qué se están poniendo, por eso la información sobre la formulación de productos y como utilizarlos para sacar mejor provecho es otro punto muy importante que deberá ser tenida en cuenta a la hora de comunicar.
- Los labiales y las bases, de ahora en más, tienen que ser intransferibles para que no se corran o borren con el uso de los tapabocas. Las máscaras de pestañas tienen un papel protagónico.
- "Belleza para mi", donde el cuidado de la piel y el maquillaje es por placer propio, se disfruta del producto de una manera interna.
- Al necesitar más y mejor atención a la limpieza, los productos sanitizantes van a tener su momento de desarrollo: agregados de fragancias, beneficios con respecto al cuidado de la piel (el alcohol en gel nos destruyó las manos).
- Mayor personalización de productos.
- La belleza será sensorial: texturas más aterciopeladas, fragancias relajantes.
- Después de la tristeza, una explosión de color en el maquillaje, sobre todo en las sombras de ojos. Una sensación de entusiasmo por volver a salir y conectarnos cara a cara.
Las empresas empezaron a prestar mayor atención al consumidor y a ver las diferencias entre los gustos y características de cada país. Entonces ya no es lo mismo vender un producto para el frizz en Brasil que en Rusia, donde no conocen el término o el cabello con esa característica. Eso significa mayor diversidad en los productos, más cantidad de colores de bases, sombras y labiales.
Las consumidoras quieren saber cómo se fabrica el producto, quienes están a cargo. Ya no existe la idea de empresa que dicta y el consumidor acepta.
Entonces, al final, algo bueno nos trajo el COVID. ¿o no?