La verdad es que a pesar de que los anuncios de Axe son un ejemplo de machismo exagerado y un lugar donde encontrar curiosos "conceptos" de la mujer (más relacionados con un trozo de carne que con cualquier otra cosa), hay que reconocer que son originales y que están bien planteados para el tipo de "valores" que quieren transmitir en dichos spots.
No es menos cierto que en mi opinión van a un mercado de masas y que sus ventas son especialmente relevantes en latinoamérica (donde el desodorante de este spot -el Axe 2012- fue el más vendido de Unilever en esta zona geográfica), pero de igual forma que un amigo y a la vez antiguo profesor de marketing de una prestigiosa escuela de negocios en la que cursé un MBA en 1999 me enseñó, cada producto y cada spot tiene un público determinado... y no es casualidad que nos llevemos las manos a la cabeza cuando vemos los lamentables spots de -por ejemplo- detergentes. Están pensados así para un target de cliente determinado.
Lo mismo ocurre con los spots de Axe. Buscan ese público. Ese machote que espera que después de atiborrarse de un desodorante que huele a pachuli unas mujeres de escándalo acudan a sus pies rogándole una oportunidad para entregarse en cuerpo y alma (bueno, esto último les da un poco igual)
Sea como fuere, mi enhorabuena a la gente de Axe por este spot del Axe 2012 y su particular versión del fin del mundo.