
Con etiqueta o sin ella, que no deja de ser algo totalmente secundario, «¡Ay, Carmela!» es un buen espectáculo, todavía balbuciente -vi la función del martes, la segunda con público que hacían, y que Lima denominó «ensayo general»-. José Luis García Sánchez ha realizado la adaptacion del texto de Sanchis Sinisterra, que cuenta la peripecia de dos cómicos de tres al cuarto que se ganan la vida por los caminos, y que sin darse cuenta dejan atrás la zona republicana y se meten en un pueblo tomado por los nacionales con la ayuda de militares italianos; se han añadido cinco personajes más, uno de ellos creado expresamente para esa extraordinaria actriz todoterreno que es Marta Ribera. Ella es el narrador, Gustavete o un oficial alemán, y siempre con su luminosa presencia.
Inma Cuesta y Javier Gutiérrez son, junto a Marta, lo mejor del espectáculo. Ella aporta al personaje su naturalidad, su arrojo y su magnetismo; su Carmela es siempre una mujer echá pa'lante, y canta con muy buen gusto sus canciones. Gutiérrez le da humanidad, ternura y el patetismo a un papel, el de Paulino, al que llena de colores y matices. La batuta de Lima, atenta con estos dos personajes, me parece que descuida al resto, y aparecen grotescos y caricaturizados