Ayer, en la manifestación de la indignación en Madrid, me encontré con una chica que llevaba esta pintada. Le agradezco que me dejara hacer la foto, y además con una sonrisa. Evidentemente, no cabía más que completarla con la poesía que le da origen, y que ha sido mejorada al introducirle el “matiz democrático”. Ahí tenéis, pues, a Neruda, “tuneado” para la ocasión…
Democracia, me gustas cuando callas porque estás como ausente
y me oyes desde lejos y mi voz (mis gritos) no te toca(n)
parece que los ojos se te hubieran volado para no verme
y parece que un banquero te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Democracia, me gustas cuando callas y estás como distante
y estás como quejándote mariposa de arrullo
y me oyes desde lejos y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Democracia, me gustas cuando callas porque estás como ausente
distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.