Nos muestra cómo las experiencias tempranas que vive el niño con su cuerpo están relacionadas con su capacidad futura para prestar atención y aprender en el aula.Y es que nuestro cerebro cuenta con áreas básicas y primitivas dedicadas a funciones de supervivencia y de control automático del cuerpo. Y sobre éstas, otras más sofisticadas y conscientes dedicadas a las labores cognitivas. Pero todas ellas son necesarias y trabajan simultáneamente para que pueda haber un buen aprendizaje.Lo importante a tener en cuenta es que “todo en el ser humano se construye sobre bases precedentes”. Esto quiere decir que necesitamos de unas áreas básicas muy bien desarrolladas y maduras para que las superiores puedan también estarlo a su vez.“Las funciones cognitivas superiores deben apoyarse en el buen funcionamiento del cerebro de abajo, el arcaico, el que controla postura, equilibrio y reflejos. Si este cerebro de abajo no está bien programado, los recursos corticales superiores vendrán a ayudar a estabilizar lo de abajo, perdiendo capacidad para la atención, el cálculo o el lenguaje, provocando una fatiga enorme en el mantenimiento de la doble tarea… El cerebro de arriba es fantástico para lo cognitivo, pero muy impreciso para gestionar los programas más básicos.”De aquí se desprende uno de los principales conceptos innovadores que nos transmiten los autores: que es necesario tener en cuenta las condiciones en las que están funcionando los sistemas subcorticales (esas áreas más básicas que se hallan bajo nuestro córtex cerebral) en los casos de niños con dificultades de aprendizaje en lugar de centrarnos solamente en el funcionamiento de las áreas cognitivas.Desde este concepto de “neurodesarrollo”, se comprende que la evolución y el logro de habilidades en el niño (incluidas las habilidades cognitivas), depende del grado de desarrollo y maduración de su sistema nervioso.Los niños con problemas de atención o aprendizaje suelen mostrar también dificultades en su equilibrio, coordinación, propiocepción (conocimiento y uso eficaz de su cuerpo), percepción sensorial, bajo tono muscular…. Estas manifestaciones hablan de una construcción del sistema nervioso que no fue óptima. Por este motivo, de poco servirá que pongamos a estos niños a leer más, a practicar la escritura, las matemáticas… o a realizar fichas para entrenar su atención. El tratamiento más eficaz pasa por reorganizar sus bases sensoriales y motoras, contando con profesionales dentro de un marco multidisciplinar.Esta novedosa propuesta pide huir de las etiquetas y diagnósticos que marcan a nuestros niños para empezar a valorar la maduración de su sistema nervioso. Y dejar de “medir” la inteligencia para convertirla en un potencial que puede observarse y desarrollarse.Con capítulos dedicados a temas tan interesantes como el tacto, el movimiento, la visión, la audición y el lenguaje, el dolor o el amor y el apego entre otros, “Ayúdale a despegar” ofrece también consejos prácticos para los padres relativos a cada uno de los aspectos tratados.Este libro es realmente un valioso manual que todos los padres y profesionales que trabajan con niños deberíamos tener a mano. Resulta ameno y de fácil lectura, escrito de una forma directa y clara para que todos podamos comprender los fundamentos del desarrollo de nuestros niños y cómo podemos incidir en ello. Es la información que estábamos esperando, la que debemos conocer, por nuestros niños, por el futuro.Rosina Uriarte
Revista Educación
"ayúdale a despegar. todo lo que tu bebé y tu hijo/a necesitan para un desarrollo sin límites."
Por RosinauriarteNos muestra cómo las experiencias tempranas que vive el niño con su cuerpo están relacionadas con su capacidad futura para prestar atención y aprender en el aula.Y es que nuestro cerebro cuenta con áreas básicas y primitivas dedicadas a funciones de supervivencia y de control automático del cuerpo. Y sobre éstas, otras más sofisticadas y conscientes dedicadas a las labores cognitivas. Pero todas ellas son necesarias y trabajan simultáneamente para que pueda haber un buen aprendizaje.Lo importante a tener en cuenta es que “todo en el ser humano se construye sobre bases precedentes”. Esto quiere decir que necesitamos de unas áreas básicas muy bien desarrolladas y maduras para que las superiores puedan también estarlo a su vez.“Las funciones cognitivas superiores deben apoyarse en el buen funcionamiento del cerebro de abajo, el arcaico, el que controla postura, equilibrio y reflejos. Si este cerebro de abajo no está bien programado, los recursos corticales superiores vendrán a ayudar a estabilizar lo de abajo, perdiendo capacidad para la atención, el cálculo o el lenguaje, provocando una fatiga enorme en el mantenimiento de la doble tarea… El cerebro de arriba es fantástico para lo cognitivo, pero muy impreciso para gestionar los programas más básicos.”De aquí se desprende uno de los principales conceptos innovadores que nos transmiten los autores: que es necesario tener en cuenta las condiciones en las que están funcionando los sistemas subcorticales (esas áreas más básicas que se hallan bajo nuestro córtex cerebral) en los casos de niños con dificultades de aprendizaje en lugar de centrarnos solamente en el funcionamiento de las áreas cognitivas.Desde este concepto de “neurodesarrollo”, se comprende que la evolución y el logro de habilidades en el niño (incluidas las habilidades cognitivas), depende del grado de desarrollo y maduración de su sistema nervioso.Los niños con problemas de atención o aprendizaje suelen mostrar también dificultades en su equilibrio, coordinación, propiocepción (conocimiento y uso eficaz de su cuerpo), percepción sensorial, bajo tono muscular…. Estas manifestaciones hablan de una construcción del sistema nervioso que no fue óptima. Por este motivo, de poco servirá que pongamos a estos niños a leer más, a practicar la escritura, las matemáticas… o a realizar fichas para entrenar su atención. El tratamiento más eficaz pasa por reorganizar sus bases sensoriales y motoras, contando con profesionales dentro de un marco multidisciplinar.Esta novedosa propuesta pide huir de las etiquetas y diagnósticos que marcan a nuestros niños para empezar a valorar la maduración de su sistema nervioso. Y dejar de “medir” la inteligencia para convertirla en un potencial que puede observarse y desarrollarse.Con capítulos dedicados a temas tan interesantes como el tacto, el movimiento, la visión, la audición y el lenguaje, el dolor o el amor y el apego entre otros, “Ayúdale a despegar” ofrece también consejos prácticos para los padres relativos a cada uno de los aspectos tratados.Este libro es realmente un valioso manual que todos los padres y profesionales que trabajan con niños deberíamos tener a mano. Resulta ameno y de fácil lectura, escrito de una forma directa y clara para que todos podamos comprender los fundamentos del desarrollo de nuestros niños y cómo podemos incidir en ello. Es la información que estábamos esperando, la que debemos conocer, por nuestros niños, por el futuro.Rosina Uriarte