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Aquí tenéis una buena reflexión a cerca de la forma de facilitar el desarrollo motriz del bebé. Tomado íntegramente del blog Ecotendencia:
Con frecuencia pensamos, que ayudar a nuestros hijos a moverse es tarea inherente al rol de padre, pero lo que no sabemos, es todo lo que podemos influirles en su desarrollo natural, y cuanto de perjudicial es para ellos.
Las ansias y la ilusión, de ver como progresan nuestros pequeños, aunque nacidas del amor que les tenemos (y un poco por costumbre, también), eclipsa todo momento de satisfacción en el logro personal de cada uno, interfiriendo así en el movimiento natural, saltándonos en innumerables ocasiones posturas y ejercicios necesarios para pasar a un siguiente movimiento que aún no están preparados para adquirir.
Les enseñamos a sentarse cuando aún no están preparados, e insistimos en rodearlos de cojines para mantenerlos firmes pese a que sus músculos nos dicen que no están desarrollados para hacerlo, dejándolos inmóviles privándoles de cualquier movimiento, les enseñamos a adquirir la posición de gateo, a caminar, etc.. sin saber que ellos aprenden solos dejándolos en libertad y facilitándoles el entorno y la indumentaria necesaria para alcanzarlo.
Emmi Pikler (1902-1984), pediadra húngara, tras años de estudio en el Instituto Lóczy (Instituto metodológico de educación y cuidados de la pirmera infancia de Budapest), creó un sistema basado en el respeto de movimientos del niño, haciendo adoptar, en los adultos y educadoras que estuvieran en contacto con los bebés y niños, una actitud no intervencionista.
Emmi Pikler defendió desde el primer momento que los niños se desarrollan por iniciativa propia, siempre y cuando se les proporcionara ciertas condiciones necesarias, tipo indumentaria y espacio para el movimiento seguro y adaptado para ellos. Y que el desarrollo motor es espontáneo y eficaz, siempre y cuando el adulto no enseñara ni ayudase a realizarlos. Insiste y ha demostrado, en base al estudio de diferentes grupos de niños, que enseñar a realizar movimientos y forzar posturas puede ser perjudicial para su desarrollo.Pikler insiste en que los niños con libertad en sus aprendizajes, tienen mejor equilibrio, coordinación, seguridad, sufren menos accidentes y tienen más seguridad en sí mismos.
Su libro “Moverse en libertad” da extensos detalles de sus estudios y explica los pasos, que de manera natural, debería adquirir un niño sin ayuda de un adulto. Con la intervención solo conseguimos que el niño deje de pasar por etapas del desarrollo importantes y necesarias. Estamos acostumbrados a que cuando los niños comienzan a reptar, por ejemplo, desde la posición sentada, volverlos a colocar en la posición inicial, ejerciendo prohibición sobre el movimiento e inhibiendo su voluntad y necesidad, cohibiendo así la conquista de destrezas nuevas.
Nos cuenta que al niño no se le debería incentivar, ni se le debería ofrecer ayuda en lo que a movimiento respecta, no se le sienta, ni se le pone en pie, ni se le ofrece la mano para que se sostenga y ni se le ofrecen juguetes para que avance. Eso sí, en todo logro que consiguen se les hace fiesta y se les reconoce, y el adulto que les acompañe siempre ha de mantenerse respetuoso, comprensivo y paciente.
Es importante saber detectar las principales y más importantes etapas del desarrollo motor de los niños, para así poder acompañarles y propiciar un buen desarrollo. Según Pikler:
- El niño boca arriba, se mueve más que boca abajo, y con cada movimiento va adquiriendo la fuerza que necesita para el siguiente movimiento.
- Se pone de costado. Al permitirle los movimiento en la postura boca arriba, el niño llega a subir el hombro, levantar la pelvis y girar el tronco permitiéndose adquirir la postura de costado.
- Luego gira y se pone boca abajo y levanta la cabeza para así fortalecer músculos de la espalda y el cuello.
- Mantiene el peso de su tronco con los brazos, lo que le permitirá en un futuro rodar, reptar y finalmente gatear.
- El siguiente paso es conseguir la posición semi-sentado con apoyo de una mano.
- Posición de rodillas con el tronco erguido, lo que le permite ponerse en pie agarrándose o apoyándose en algún mueble u objeto.
- Finalmente es capaz de mantenerse de pie sin ayuda y una vez aquí aprende a caminar.